El 7 de noviembre, 55 familias decidieron tomar los terrenos cercanos al barrio Gauchito Gil, que están ubicados en la zona sudeste de la capital salteña. Ese día fueron reprimidos y levantaron las carpas. Pero volvieron el domingo 10, donde también fueron reprimidos. Allí, hubo mujeres embarazadas con impacto de bala de goma al igual que, menores de edad heridos.
Actualmente se encuentran acampando en una de las veredas del barrio. Realizan ollas populares para las familias y continúan a la espera de concretar una ley de amparo que los resguarde. “Estamos buscando esa ley. Sabemos que los vecinos del barrio Virgen de Urkupiña están amparados y no los pueden sacar”, destacó una de las mujeres que estuvo en ambas represiones, Cintia Palomino.
Antes de realizar la toma de terrenos, los vecinos habían presentado una nota el lunes 25 de noviembre solicitando una audiencia con el próximo gobernador, Gustavo Sáenz. “Nos dijeron que no nos podían atender y que no estaba dando audiencias”, contó Palomino. Luego, el miércoles 27 fueron recibidos por el subsecretario de Tierra y Hábitat, Francisco Solá, quien les informó que “las tierras no eran habitables” y que “ahí no se podía vivir”.
Cintia contó que el jueves 7 decidieron realizar la toma y se ubicaron en los terrenos que están al lado de la ladrillera del barrio. Relató que los terrenos “son fiscales y están vacíos”. “Nos metimos mi hermana y yo y la gente se empezó a acercar”, explicó.
Al cabo de dos horas de instalar las carpas, Palomino dijo que llegó la Policía de Salta porque “los vecinos del barrio Fraternidad nos denunciaron” y “estuvo el jefe que me dijo que se llamaba Angel Silvestre”. Contó que, llegaron siete patrulleros y “cuando nos dimos cuenta estábamos rodeados”.
“Nos dijeron que tenían una orden, se la pedimos, pero nos dijeron que a las órdenes ellos la recibían de palabra”. Luego de eso, los policías se acercaron a las carpas y empezaron a levantarlas, “había chicos adentro”, expresó Palomino.
Agregó que, en una de las situaciones había un padre con una bebé recién operada de labio leporino. “Por querer agarrarlo a él, tiraron a la niña al piso y le abrieron la herida”. Después de varias situaciones de violencia recibidas, Palomino dijo que agarraron sus pertenencias y les informaron a los policias que se iban a retirar. “Estaban muchos heridos”, manifestó.
Tras estos sucesos, decidieron volver el domingo 10. “Se hizo lo mismo pero fue peor”, expresó Cintia. “Tenían un papel en la mano pero no nos querían hacer ver” y destacó que los policias bajaron sin el gafete que los identificaba.
A partir de ese momento, empezaron los forcejeos y la violencia hacia los ocupantes. “A mi sobrino de 11 años le agarraron de brazo y se lo dejaron verde", contó. “Nos sacaron a la fuerza y ya no nos pudimos defender”, expresó Palomino.
Afirmó que ese día la Policía secuestró diez celulares que tenían registrados los hechos. El lunes 11, algunos vecinos fueron a radicar la denuncia a Ciudad Judicial por el secuestro. “Nos dicen que van a quedar en evidencia por ese día”.
Relató que, durante la represión del domingo, había una mujer embarazada de siete meses que recibió impactos de balas de goma. “Le dieron en la frente, en la panza y en las piernas, fueron un montón. Ella tiene siete meses y ahora tiene riesgo de aborto”, lamentó. Además, contó que entre los heridos se encuentran niños entre 10 y 12 años.
Dijo que, en un momento, un niño insultó a los policías. “Uno de ellos levantó la mano y se nos vinieron todos encima. Nosotros empezamos a correr por diferentes cuadras”.
Describió que los policías también se empezaron a meter por las cuadras y dentro de las casas de vecinos del barrio Gauchito Gil. “Les rompieron los vidrios y les decían a los vecinos que estaban encubriendo a la gente. Hasta se metieron a un merendero”, aclaró. Luego de ambos epidodios, decidieron instalar las carpas en una de las veredas del barrio.