El juez Julián Ercolini y el fiscal Gerado Pollicita sumaron un nuevo capítulo como blanco central de las críticas en el marco de un juicio oral. A las feroces afirmaciones lanzadas por Cristina Kirchner el lunes pasado se sumaron los calificativos sin eufemismos del empresario Cristóbal López. “Son unos corruptos”, lanzó el dueño del Grupo Indalo al declarar como imputado en el juicio que investiga presuntas irregularidades cometidas por la petrolera Oil Combustibles. Reiteró que Mauricio Macri quiso que ponga su canal C5N a disposición de un dispositivo para detener a Cristina Kirchner y habló de un “grupo de tareas” comandado por el ex jefe de la AFIP, Alberto Abad.
Ante los jueces Fernando Machado Pelloni, Javier Ríos y Andrés Basso, López acusó de “corruptos” a Ercolini y a Pollicita, el juez que dispuso su prisión preventiva y el fiscal que encabezó la investigación. Según dijo, la causa en su contra “fue armada por un grupo de tareas comandado por el Sr. Abad de la AFIP”. El empresario afirmó que ese organismo contrató a un estudio de abogados externo, el de Ricardo Gil Lavedra “para que le diga a Ercolini qué tenía que hacer”.
López, junto a Fabián De Sousa y al ex titular de la AFIP Ricardo Echegaray son juzgados por supuestas irregularidades en el otorgamiento de planes de pago con relación al impuesto a la transferencia de combustibles líquidos en favor de Oil. En su extensa indagatoria, el empresario aseguró que no cometió ningún delito y, como ya había denunciado públicamente, dijo que fue víctima de una persecución por haberse negado a poner a C5N a disposición del Gobierno de Cambiemos, para meter presa a la Vicepresidenta electa. “El juez y el fiscal son unos corruptos. Estoy acá porque era la figura que necesitaba Macri”, apuntó.
López buscó demostrar que su historia como empresario no comenzó “en el año 2003 con Néstor Kirchner", por lo que comenzó su declaración con un relato de su historia personal y su recorrido en el mundo de los negocios. La descripción incluyó detalles de cómo fue comprando diferentes firmas hasta que en 1991 fundó Casino Club. Oil Combustibles nació en el año 2001, junto a su socio De Sousa. Según detalló, él sólo era accionista de la petrolera que “llegó a tener 1800 empleados y 400 vehículos”.
Al igual que de Sousa, López hizo hincapié en que hubo un plan del Poder Ejecutivo para presionarlos y llevarlos a la quiebra deliberadamente: “Yo no me robé nada, ni un centavo. ¿Por qué estoy acá? Porque era la figura que necesitaba Macri. Nunca se nos permitió pagar”, expresó. Y recordó que hasta el año 2015 estaba al día con los planes de pago y que esos programas fueron dentro del marco de la ley: “Pagamos en cuotas algo que se podía pagar en cuotas”, afirmó.
En un tramo de su declaración, López respaldó a Etchegaray -quien estaba en la sala de audiencias- al afirmar que fue sentado en el banquillo de los acusados porque quiso controlar a Macri desde la AGN: “Se puso loco el Presidente cuando lo nombraron a Echegaray como titular de la Auditoría General de la Nación. Por eso estás acá Echegaray – dijo dirigiéndose al ex funcionario-, porque osaste querer controlar a Macri”.
López estuvo en prisión preventiva junto a De Sousa casi dos años. Fueron apresados, liberados y vueltos a capturar, luego de las quejas públicas de Macri. “No es lo que habíamos acordado”, había dicho el presidente sin ponerse colorado, en referencia a la decisión de la Justicia. Tiempo después, los dos camaristas que habían ordenado el cese de la preventiva -Jorge Ballestero y Carlos Farah- fueron desplazados y ambos empresarios volvieron a la cárcel. “Estuve mal preso”, dijo este jueves López ante el Tribunal que lo juzga, al recordar que está acusado de defraudación al Estado, un delito excarcelable. Un Tribunal cuyos jueces, como viene sucediendo en casi todos los juicios más resonantes en curso, deben escuchar de boca de los imputados serias denuncias de arbitrariedades y persecución cometidas durante los últimos cuatro años.