El anuncio de cesación de pagos de Vicentín –una de las cerealeras más importantes del país con sede en el Gran Rosario, y principal aportante a la campaña de Mauricio Macri– motivó una fuerte preocupación en el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros del Departamento San Lorenzo (SOEA) . "Nosotros somos muy abiertos con las empresas; más allá de que cuando nos toca defender lo nuestro lo defendemos, siempre ponderamos el diálogo. Pero lo de Vicentín, que un día te levantás y te encontrás con semejante información, ha llenado de dudas tanto al gremio como a los trabajadores. Estamos muy preocupados por el futuro, las cifras de la deuda que están señalando no son para quedarse tranquilos", se alarmó ayer el titular del gremio, Pablo Reguera. "Tirar una bomba diciendo que hay que refinanciar 350 millones de dólares más los 23 millones que se deben al Banco Nación y a otras entidades crediticias no le hacen nada bien al grupo", agregó el gremialista, quien teme un efecto dominó con el resto de las cerealeras. En el marco de un escenario difícil para los trabajadores, la empresa anticipó al gremio que la semana próxima van a convocarlos para presentarles un informe de la situación.
Vicentín emplea directamente a mil trabajadores, y a otros miles indirectamente, y el default anunciado por la cerealera el pasado jueves a través de un comunicado encendió las luces de alarma en el gremio. "Desde la empresa nos dijeron que nos quedemos tranquilos porque el sueldo de noviembre está depositado, y que lo último que van a dejar de pagar es a los trabajadores, pero lo cierto es que hoy la fábrica está totalmente parada y estamos muy preocupados por el futuro", relató Reguera.
Desde el SOEA no ocultaron su molestia por la forma en que la empresa comunicó la cesación de pagos. "Vienen llorando desde hace un tiempo porque no les cerraba el número, y las ganancias no eran suficientes para afrontar las deudas que habían tomado por la ampliación. Uno que tiene más de 20 años en el sindicato lo ha escuchado siempre, y en los últimos años se ha escuchado un poquito más, echándole la culpa a Mauricio Macri, a quien apoyaron. No sirve ahora empezar a echar la culpa para atrás, a nosotros lo que nos sirve es ver si encuentran alguna salida rápida para la continuidad de la empresa por lo que significa el trabajo para la población de la región", consideró el titular del gremio aceitero.
El anuncio, a pocos días del cambio de gobierno, hizo ruido. "Es un poco los que estamos denunciando, seguramente quieren sacar alguna ventaja económica del gobierno entrante. A nosotros nos duele, y a lo mejor ellos hayan hecho un mal negocio y hoy tengamos que estar pagando nosotros por ese mal negocio. El solo hecho de no poder afrontar semejante deuda, están hablando de 350 millones de dólares que tienen que renegociar, sabemos que no es moneda de bolsillo, pero no tenemos más información que la que salió en los medios. No es que decimos que la situación no es como la plantean, pero tampoco compramos todo", cuestionó Reguera.
"No sea cosa que mañana nos enteremos de que por allí hay una cuenta de Vicentín en un paraíso fiscal en una isla lejana. Hay que pensar todo esto porque últimamente las empresas estaban liquidando afuera, el gobierno les había dado esa posibilidad. Uno desconoce si todo lo que está pasando y lo que están denunciando es así de fehaciente o hay algo detrás, como un traspaso del nombre de empresa a muy bajo costo. Es probable que el fondo de la cuestión lo veamos más adelante, pero lo que han tirado es una bomba. Si mañana Vicentín se va y queda otra marca, Renova o Glencore, pero sigue la continuidad laboral y la fábrica está en marcha, a nosotros nos da lo mismo", agregó el titular del SOEA.
"Tenemos miedo, no sólo por lo de Vicentín si no por lo que se puede llegar a venir, que sea un efecto dominó. Cuando Vicentín saque ventajas de algo, hay muchas que van a querer hacerlo. Pero nosotros vamos a tratar de ver cómo hacemos, como en el caso de Buyatti, siempre separamos el problema de ellos del resto, lo mismo con Cofco por la explosión, o la Aceitera Martínez que después se terminó quedando Bunge. No queremos que nos arrastren todos para un solo lado", concluyó Reguera.