El encuentro se produjo el jueves pasado en la moderna sede que la UAR tiene en Martínez. Era una reunión esperada, demorada, una secuela de otras que no habían arrojado resultados, aunque con dirigentes que ya dejaron sus cargos. El presidente del rugby nacional, Marcelo Rodríguez, les dio la bienvenida a organismos de Derechos Humanos y familiares de los rugbiers detenidos-desaparecidos. A su derecha estaba sentada Taty Almeida de Madres de Plaza de Mayo, línea fundadora. Tan lúcida como directa, le pidió al directivo un homenaje para los 152 jugadores que fueron víctimas del terrorismo de Estado (son casi el 70 por ciento del total de deportistas desaparecidos). “Un partido de los Pumas, un acto de reconocimiento, que podría ser en marzo” dijo, no sin antes mencionar orgullosa a su hijo Alejandro, a quien recordó cuando integraba el plantel del club Porteño. Leonardo Fosatti nació en el centro clandestino de detención de la ex Comisaría 5ta en La Plata y su papá Rubén era jugador de Universitario. Él apeló a un argumento contundente para que la Unión “ayude a las Abuelas en la búsqueda de los nietos que faltan”. Puso como ejemplo cuando Lionel Messi se sumó a una campaña y “se triplicaron las consultas” de jóvenes que dudan sobre su identidad. Ahora espera un gesto parecido del rugby.
La UAR difundió un comunicado el mismo día donde expresó su “dolor y acompañamiento ante la tragedia vivida por las familias que padecieron desapariciones forzadas o cualquier otro tipo de violencia, haciendo extensivo ese acompañamiento a todas las familias víctimas de estos sucesos, más allá de su vinculación o no a nuestro deporte”. Pero más importante que ese texto donde se resume el espíritu del encuentro, fue cómo Rodríguez y Jaime Barba, otro integrante del Consejo Directivo, escucharon con respeto a cada uno de los visitantes. La nota emotiva la puso Sol Iglesias, gerente general de la Unión e hija de un recordado jugador del SIC en los años ’70. Se conmovió hasta las lágrimas cuando escuchó las historias que contaron los familiares.
Hubo una auto-presentación en la que dirigentes del rugby y militantes de organismos de Derechos Humanos dijeron unas pocas palabras para conocerse. Rodríguez, ex jugador de Universidad Nacional de San Juan, habló sobre el funcionamiento de la UAR y dio cifras actualizadas sobre la expansión del deporte en el país. Destacó el crecimiento del rugby femenino que hoy tiene 5 mil jugadoras federadas. Charly Pisoni, quien gestionó la reunión junto a Julián Axat – hijo de Rodolfo, detenido-desaparecido de La Plata RC-, mencionó el principal objetivo de la visita: que el rugby le haga un homenaje a sus 152 desaparecidos, que todavía pueden ser más porque la búsqueda de nuevos casos nunca se detuvo.
El militante de H.I.J.O.S y ex subsecretario de Derechos Humanos le comentó a Página/12: “tuvimos que esperar, pero se logró la reunión que estábamos pidiendo hace unos meses y ahora resta que la UAR tome una decisión. Fuimos muy concretos en los pedidos en cuanto al reconocimiento institucional, a la realización de un partido homenaje, a las posibilidades de hacer acciones por la memoria dentro de los estadios con los Pumas, al igual que una búsqueda de los nietos con Abuelas. Ojalá que podamos tener una respuesta y que sea el homenaje que se merecen los 152 rugbiers desaparecidos”.
Del encuentro participaron además de Taty Almeida, Fossati y Pisoni; Virginia Franco (H.I.J.O.S Capital), Raquel Wittis y Rufina Gastón (Comisión Memoria, Verdad y Justicia de Zona Norte), Ramiro Poce y Facundo Ramos Mejía (hijos de rugbiers detenidos-desaparecidos).
La Unión Argentina de Rugby expresó en el comunicado que los dirigentes presentes – Rodríguez y Barba – “luego de escuchar las inquietudes recibidas y los fundamentos de sus propuestas, se comprometieron a trasladar las mismas a los órganos directivos de la UAR con el fin de que estos evalúen las propuestas y decidan sobre el particular las 25 Uniones que la integran”.
La reunión generó un intercambio de información entre dirigentes y familiares. Ramos Mejía contó que se había enterado de que su papá jugó al rugby por sus compañeros de militancia. Poce es periodista y describió las dificultades para conseguir que las historias de los rugbiers detenidos-desaparecidos se visibilizaran. Franco sugirió hacer una campaña en los colegios públicos de San isidro para que sus alumnos – que en muchos casos juegan en clubes como CASI y SIC – conozcan las consecuencias que provocó el terrorismo de Estado sobre los deportistas que lo practicaban en la década del ‘70. Rodríguez habló de los valores del rugby y la etapa de expansión que atraviesa.
El encuentro lo habían solicitado Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, H.I.J.O.S. Capital, Liga Argentina por los Derechos Humanos, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, la Comisión Memoria, Verdad y Justicia de Zona Norte, la Fundación Memoria Histórica y Social de la Argentina y Familiares y compañeros de los 12 de la Santa Cruz. La nota que le entregaron a la UAR decía: “A 43 años del Golpe cívico militar, motiva el pedido la necesidad de poder transmitir a las nuevas generaciones de deportistas lo sucedido en el pasado reciente para que no vuelva a suceder ni a repetirse NUNCA MÁS”.
Acaba de darse el primer paso hacia un reconocimiento institucional de la tragedia en el mundo del rugby. Resulta notorio que en el ámbito deportivo fue la actividad más afectada por el terrorismo de Estado. Los organismos de Derechos Humanos venían pidiendo que se concretara un homenaje demorado y necesario (lo hicieron en 2013 y 2014) que ahora parece encaminarse. La UAR dio el kick-off para hacerlo posible: escuchar a los familiares de las víctimas.