El compromiso de Alberto Fernández de retirar las rejas de la Plaza de Mayo es una realidad: a menos de un día de su asunción, el enrejado de 150 metros que había instalado el macrismo quedó completamente desarmado y limpia la vista hacia la Casa Rosada, donde ya está montado el escenario para los festejos previstos para este martes 10 de diciembre tras la jura del nuevo presidente en el Congreso.
La promesa de Fernández de asumir con una Plaza de Mayo sin rejas comenzó a concretarse el último viernes. Ese día el presidente electo recibió en sus oficinas de Puerto Madero a Horacio Rodríguez Larreta. En ese encuentro el jefe de gobierno porteño accedió al pedido de sacar las vallas.
Las tareas de remoción de las rejas comenzaron a última hora del domingo. Después de doce horas de trabajo este mediodía ya no estaban y en la Plaza de Mayo ya estaba armado el gran escenario de 50 metros para la fiesta de mañana, montado sobre 54 andamios y con cinco pantallas led. Al costado de la Plaza también se levantan torres de andamios – dos junto a Hipólito Yrigoyen y otras dos junto a la Rivadavia, además de una quinta torre frente al Cabildo - con pantallas que replicarán lo que suceda frente a la Casa de Gobierno.
“Al fin la Plaza vuelve a ser del pueblo”, se alegró Luisina al ver el cambio. Es una de tantas que trabaja en el centro y camina por allí todos los días. Igual que Yair otro de los que cerca de las 8 de la mañana salió del subte y de paso a una oficina en Puerto Madero vio a los obreros en el tramo final de su trabajo. “Odio estas rejas desde el primer momento en que las vi, estoy muy contento”, reaccionó. Una pareja, que llegó hoy desde Mar del Plata, se sumó al festejo y también se sacó una foto. Vinieron especialmente para estar mañana en la Plaza.
“Nos avisaron hace cuatro días y estuvimos trabajando toda la noche”, relató Oscar, encargado del operativo. Cuando la noticia del trabajo de remoción llegó a las redes sociales, cientos de usuarios festejaron. Entre ellos, Daniel de Catán, que se define como obrero, soldador y trabajador del metal, le propuso a Alberto Fernández utilizar el hierro para construir un monumento a las Madres de Plaza de Mayo.
A las siete y media ya estaba desmontado el rejado que atravesaba la Plaza, pero aún quedaban las columnas y los dos portones que al cerrarse bloqueaban Hipólito Yrigoyen y Rivadavia. “Hicimos un corte al nivel del piso y retiramos las rejas por completo”, agrega Oscar. De fondo las chispas de tres soldadoras en la base de una de las columnas, anuncian el final de la obra. Para bajarla, se acercan otros cuatro trabajadores y entre todos la acomodan en paralelo a la calle. “Esto recién empieza, de acá nos vamos a una obra en Parque Saavedra”, cuenta uno de los obreros de Zona Verde, una de las empresas encargadas del mantenimiento de espacios verdes de la Ciudad, que en 2014 licitó la zona “G”, en la que se encuentra Plaza de Mayo, por 47 millones de pesos.
En el operativo de desmonte de las rejas estuvieron trabajando, desde el domingo a la noche, doce empleados y se necesitaron tres camiones para llevarse las cosas. El material fue trasladado al Depósito Judicial de la Ciudad de Buenos Aires que está en la avenida Pedro de Mendoza, en Barracas.
La estructura de rejas, amurada al piso de Plaza de Mayo, llegó con las reformas que el macrismo llevó a cabo durante el 2018. Entonces, además de instalar las rejas, se cambiaron las baldosas y se agregaron las luces.
Recién este año, en junio, la Legislatura porteña aprobó una ley que regularizó la presencia de las rejas, hasta entonces ilegal por violar el Código Urbanístico porteño. Mientras la ley auguraba “proteger, conservar y mantener el patrimonio y espacio público urbano” y “garantizar las cuestiones relativas a la seguridad de los ciudadanos y de la Casa Rosada”, el retiro de las rejas es un símbolo de cercanía entre la casa de gobierno y la gente.
La fiesta de este martes será sin rejas y según miembros de la Policía de la Ciudad que custodiaban la Plaza este lunes por la mañana, tampoco utilizarán vallas móviles s. Cambiará así un paisaje que se había vuelto cotidiano tanto en Plaza de Mayo como en el Congreso en cada manifestación, acto político o protesta social.
Informe: Lorena Bermejo.