La nueva conducción del Banco Central entiende que no será necesario un recorte abrupto en las tasas de interés para comenzar a movilizar el crédito. Una “baja moderada” en el costo del financiamiento será definida en lo inmediato por el directorio de la autoridad monetaria que desde el martes encabezará Miguel Pesce. El relajamiento inicial en las tasas será accesorio a la mejora en la demanda interna que, en la visión de las próximas autoridades del BCRA, constituye el factor determinante para movilizar el crédito. La medida, reconocen, no redundará en un impulso a la inversión, la exportación o la innovación sino en un alivio para que las empresas empiecen a recuperar acceso al capital de trabajo. El relanzamiento de las líneas de crédito para la inversión productiva que fueron desarticuladas por el gobierno saliente hasta su eliminación definitiva en 2018 estará sujeto a la negociación del acuerdo económico y social que convocará el presidente electo Alberto Fernández.
La tasa de interés de referencia que heredará la gestión a cargo de Pesce asciende al 63 por ciento. Los elevados niveles de tasas –nominales y reales- conformaron uno de los elementos centrales del fallido programa de ahogo monetario con el que el trio de banqueros centrales cambiemitas compuesto por Federico Sturzenegger, Luis Caputo y Guido Sandleris intentó controlar la inflación. Los valores máximos se registraron en septiembre después de las PASO cuando la conducción del BCRA elevó hasta 86 por ciento el rendimiento de sus letras de liquidez. Las tasas para el instrumento de corto plazo que funciona como referencia para el sistema financiero local exhibieron un promedio que superó el 70 por ciento hasta las elecciones. A partir de entonces, con el endurecimiento de las restricciones para la compra de dólares (mecanismo que continuará vigente), la autoridad monetaria comenzó a reducir las tasas hasta el 63 por ciento vigente.
Una de las primeras medidas que tomará la nueva conducción del BCRA será acelerar el recorte aunque advierten que el factor determinante para reactivar el crédito será la demanda interna. “No hay que esperar movimientos violentos de la tasa sino una baja moderada que ofrezca algún alivio para financiar capital de trabajo a través de instrumentos extendidos como el descuento de cheques que representan una urgencia de las empresas afectadas por la crisis. El recorte en las tasas acompañará la mejora en las expectativas de la demanda que es el factor determinante para la expansión del crédito”, explican entre quienes se preparan para conducir el BCRA.
Entre los directores que acompañarán Pesce en el BCRA reconocen que, más allá del alivio inicial, pretenden poner en marcha un programa de financiamiento para la inversión productiva similar al implementado en 2012. Entonces, la conducción de la autoridad estableció que los bancos debían prestar al menos una porción equivalente al 5 por ciento de sus depósitos privados en créditos de mediano y largo plazo para inversiones.
Los banqueros privados consideran inevitable la implementación de un programa de esas características pero quienes ocuparán a partir del martes las oficinas del segundo piso de Reconquista 266 enfatizan que la iniciativa será parte de las negociaciones del acuerdo económico y social. La mejora en las condiciones de acceso al crédito –plazos y tasas- será uno de los instrumentos que llevará el gobierno a la mesa de negociación en la cual se pretende alcanzar un acuerdo de precios y salarios que permita poner un el freno a la escalada inflacionaria.
Antes de asumir como banquero central Pesce visitó el lunes al presidente saliente de la entidad, Guido Sandleris. Desde el BCRA describieron al breve encuentro entre los dos economistas como una “reunión cordial donde se repasaron cuestiones fundamentales de la entidad”. El menguado nivel de reservas internacionales, la marcha del financiamiento al Tesoro a través de los adelantos transitorios, la dinámica macroeconómica y algunos aspectos determinantes para el funcionamiento interno del banco fueron los ejes de la reunión que mantuvieron los banqueros centrales.