Nacida en Olavarría, Gloria Arrúa Sánchez llegó hace seis años a la ciudad de Laprida con sus cinco hijos. Llegó con el propósito de mejorar su situación socio-económica y para dejar de vivir debajo de un puente. A pesar del esfuerzo, no pudo encontrar un lugar digno para vivir. Con su pareja se instalaron en un precario espacio conocido como “la perrera”, un lugar muy lejano al de sus aspiraciones. Gloria recordó que “no tenía luz ni agua y además era muy pequeño”.

Intervino el Servicio Social de Laprida y en poco tiempo, lejos de tener una salida asistencial, el caso de la familia se judicializó y dos años después de la llegada de la pareja, los cuatro hijos mayores fueron internados en un hogar de menores. Además del alojamiento, la comida y la ropa, los llevaban a la escuela. Las dos niñas tienen hoy 12 y 11 años, y los varones 10 y 8.

A Gloria le asignaron una acompañante, una asistente social que en tiempo record dictaminó que ella no era una buena madre para sus hijos. Durante un tiempo pudo tener contacto con ellos mediante visitas supervisadas al hogar, hasta que en febrero de este año el Juzgado de Familia número 1 de Olavarría le impidió el contacto con sus hijos. En junio, los chicos fueron inscriptos en el registro de adopción. Además de su madre, ahora uno de los varones fue separado de sus hermanos.

Durante un tiempo, Gloria espiaba y saludaba a sus hijos trepándose al muro del colegio donde iban. A veces, alguno de ellos se escapaba para ir a abrazarla. Los chicos tienen algunos problemas de conducta que indicarían que no quieren estar alejados de su mamá y de su hermano menor, que hoy tiene 6 años. Es el único que sigue viviendo con su madre.

A través de algunas personas solidarias, los chicos le envían dibujitos y ella les hace llegar cartas. En una demostración más de la voluntad de mejorar para sus hijos, Gloria terminó este año la primaria en la Escuela para Adultos 702. Este miércoles recibirá su diploma, sin la presencia de sus cuatro hijos mayores.

En la tarjeta que le envío a una maestra amiga, el mensaje que se lee en el encabezamiento dice: “Solo debes mirar atrás para ver lo lejos que has llegado”. Ahora, ella espera que el mensaje le llegue a los jueces que le aplicaron tan dura condena por ser pobre y por sufrir violencia doméstica.

Ella no habla mucho, pero repite una y otra vez: “Lo único que quiero es recuperar a mis nenes”. El caso se conoció en Buenos Aires a partir de un informe realizado por la periodista Gabriela Cerioli, de Telefe Noticias

 

Los índices recientes indican que cerca de 600 mil niños y adolescentes de hasta 17 años han quedado bajo la línea de pobreza en un año. Las cifras llegaron al 41,2 por ciento en los doce meses de 2018. El dato está en el informe dado a conocer este año por la Universidad Católica Argentina (UCA).