“Debemos escapar al gatillo fácil y a la lógica de la muerte por la espalda”, dijo Alberto Fernández durante la lectura de su discurso de asunción ante la Asamblea. También dijo que “la discriminación debe volverse imperdonable”.
Hace cuatro años, el gobierno saliente que sumió en el hambre a millones de argentines, prometía la “guerra contra las drogas” y describía que “hay jóvenes que matan y mueren sin saber por qué, actuando bajo los efectos del paco y de la droga (..) vamos a trabajar con inteligencia y decisión para devolver tranquilidad y seguridad a las familias argentinas en todo el país.”
Ese modelo, basado en la persecución y los protocolos que justificaron matar a mansalva para “devolver la tranquilidad y seguridad” del gobierno saliente fue precisamente lo que acaba de anunciar como anulado, como lógica imposible, el gobierno de AF y CFK.
Seguridad no es matar por la espalda, no es habilitar con protocolos a las fuerzas de seguridad para que sientan el permiso de las armas como señal desde el poder. Seguridad no es perseguir y matar o encarcelar jóvenes “bajo los efectos del paco” y ni siquiera. No se persiguió a los grandes productores y traficantes. Se persiguió el menudeo porque en ese circuito mínimo circulan los grupos más vulnerables, les jóvenes desplazados, marginados, los que integran ese inmenso grupo de personas arrojadas a la pobreza desde que el 10 de diciembre de 2015 sometió al país.
No será fácil, porque el discurso del odio impregna con facilidad a las fuerzas de seguridad, a parte de sus integrantes, a la presencia de las armas prestas a disparar en las cartucheras, porque parecieran sostener las ansias de poder mínimo al que puede acceder un uniformado sobre la población que debe proteger.
Dar vuelta ese pensamiento, ese modo automático de aprehensión de poder mediante la aplicación de la violencia sobre el más débil no será fácil.
Es lo que se espera en línea con el discurso de AF en el Congreso. La designación de Sabina Frederic para encabezar esa tarea abre todas las expectativas porque representa un cambio profundo sobre el funcionamiento del Ministerio de Seguridad: representa dejar de lado fuerzas de seguridad dispuestas a la represión, para abrir la puerta a fuerzas para la seguridad del pueblo. Representa elegir el conocimiento y la reflexión, la participación y la inclusión, la mano firme pero no la mano dura.
La Seguridad, claro, no estará distanciada de las otras seguridades, vitales y que quedaron bajo la sombra estos cuatro años de oscuridad. No podrá ni estará distanciada de la seguridad en la Salud, Género, Vivienda, Economía.
Comienza un período en el que la seguridad como concepto pasa a tener un criterio profesional, reflexivo e inclusivo. Lejos de la espectacularidad.