Gustavo Sáenz juró como nuevo gobernador de Salta. Lo realizó en el Palacio Legislativo de la provincia y frente a un recinto colmado. Luego de una correcta transición de mando y entrega de atributos con Juan Manuel Urtubey, el actual gobernador desplegó un discurso más cercano a la campaña que a la gestión que deberá encarar.
Algunos de los puntos sobresalientes se centraron en la propuesta de lucha contra el hambre, el apoyo al sector privado, la salteñidad, la meritocracia y la defensa al militar negacionista Juan Manuel Pulleiro como su ministro de Seguridad. También se calificó como "un humilde servidor" para con el presidente Alberto Fernández.
Dijo “no vengo a prometerles nada” y así lo hizo. El ex intendente de la capital salteña, no hizo promesas, pero sí marcó los lineamientos sobre los que basará su gobierno.
Lucha contra la pobreza
Una de las definiciones, o la única, fue sostener que desde su gobierno e esforazará por erradicar la pobreza. Aunció que adoptará un programa económico y social cuyo mayor esfuerzo "será la lucha contra la pobreza”
Sostuvo que “es inconcebible que en una provincia como Salta haya gente que no come y pase hambre”. Ante ello, llamó a que sostener esta lucha, que tiene que convertirse en “una prioridad de la sociedad toda”, y agregó que el Estado estará presente con políticas sociales activas junto a las empresas privadas.
Defensa del sector privado
Sáenz cuestionó alguna definición entre el rol del Estado y la participación del sector privado. “No me importa la concepción que unos tengan del mercado y del Estado, lo que me importa es que ambos órdenes jurídicos lleguen a la gente”, afirmó.
La referencia a la participación del mercado estuvo vinculada a la lucha contra el hambre. Dijo que una de las acciones para terminar con el flagelo es la creación de empleos, y que "confía" que el sector privado lo haga.
Lo calificó como el “gran” generador de riqueza, innovaciones, avances tecnológicos e inversiones. “El Estado va a apoyar, va a promover, va a regular para el desarrollo, para el crecimiento y para el progreso”, aseguró. Según Sáenz, el trabajo conjunto entre Estado y mercado será el “instrumento para la disminución de la pobreza y la creación equitativa de la riqueza”.
“Es indispensable un progreso de la economía”, afirmó. En este sentido, dijo que “el desarrollo y promoción de nuestras ventajas competitivas en el turismo, en el sector agroindustrial, la minería y el sector de hidrocarburos” reflejan los pilares de desarrollo, de la identidad salteña.
Además, consideró que se deben “sumar las economías basadas en los avances tecnológicos, la ciencia, la inteligencia artificial robótica”.
Por una Salta justa y solidaria
Sáenz dijo querer “una Salta mejor”. Y ante ello reclamó por una provincia “donde (se) tengan las mismas oportunidades. Una Salta justa y solidaria”. Bajo ese horizonte, dijo que emprende “un nuevo camino” de trabajo "sin descanso".
Señaló que la sociedad salteña lo ha aceptado porque conoce su “visión“ y “actividad política”. Logro que conquistó por caminar por la provincia, conducir programas de radios y tener el “contacto directo y diario con la gente”. “Uno no es lo que dice, uno es lo que hace”, expresó.
Además, dijo que los salteños “han podido ver la cantidad de obras que antes nunca se hicieron en la ciudad”. Y destacó que el 62% de la población de la provincia dio el visto bueno a su gestión, "aprobó nuestro trabajo y nos acompañó”. “Eso me lleva a tener una responsabilidad aún mayor”, manifestó.
En este sentido, manifestó que desea que el presidente Alberto Fernández tenga "el mayor de los éxitos" porque "de eso depende la vida y el futuro de los argentinos". "Este humilde servidor del Norte de la patria se pone a disposición para trabajar juntos y salir adelante", aseveró el gobernador.
Concepción de la política
El gobernador afirmó que mantiene una concepción de la política basada en el “diálogo sincero" porque "mirándose a los ojos es cuando las posturas se enriquecen. La política es eso”.
Recordó que antes de postularse a la intendencia en 2015, “no había aceptado cargos anteriormente porque quería estar en soledad, pero acompañado por la gente, recorriendo todos y cada uno de los barrios”.
Dijo que gracias a estas acciones encontró “su norte” que remite a estar cerca de los salteños. “El lugar donde siempre me sentí bien, en el roce de vidas siempre he encontrado la solución a los problemas que han surgido en la gestión”, manifestó.
Meritocracia ¿sí o no?
En este sentido dijo que cada una de sus acciones son respaldadas por “una profunda doctrina política y psicológica”. “Es la visión humanista, con el hombre como centro de la comunidad”, expresó.
Si bien el sentido de comunidad se marcó, lo que siguió fueron concepciones asemejadas a la meritocracia, como tener una “visión abonada en la cultura del trabajo” y “del esfuerzo”. Y por lo consiguiente, “del respeto al hombre, de la promoción de la libertad y la igualdad”.
Luego se reafirmó con una frase: “Llegué a este lugar solo”. Al rato, sostuvo que lo hizo “con la bendición de Dios y de mi pueblo”.
La salteñidad como estandarte
Es sabido que Gustavo Sáenz pregona los símbolos salteños como el poncho, el folclore y el apego por la religión católica. Manifestó en su discurso que “existe una salteñidad, una forma de ver las cosas”, que se une “tradición con futuro” y “orgullo con progreso”.
Aclaró que son los “músicos y poetas, así como nuestra arquitectura, paisajes, reservas naturales, museos, gastronomías y hospitalidad”, algunas de las características reconocidas en todo el mundo.
“El Papa Francisco nos decía: 'no entierren los talentos, no temas soñar cosas grandes. Los invito a no crear muros, sino puentes, a vencer el mal con el bien, la ofensa con el perdón y a vivir en paz con todos'”, resaltó.
A esto se le sumaron las reiteradas referencias al catolicismo. “Hoy cuando salía de casa, levanté mi mirada al cielo, como muchas veces lo hago, para buscar a Dios y a mis ángeles. (Lo hago) cuando tengo que tomar una decisión y cuando tengo que agradecer también”, dijo al rememorar su camino a la Legislatura.
"Le agradecía a Dios, por sobre todas las cosas, el darme esta oportunidad de poder demostrar que con humildad y trabajo se pueden cambiar muchas cosas”, sostuvo.
Defensa de un negacionista
En la retirada del Palacio Legislativo, el periodista Alexis Miranda le preguntó sobre el primer cuestionamiento a una decisión como gobernador: nombrar como ministro de Seguridad de la provincia al coronel retirado Juan Manuel Pulleiro, quien reivindica acciones del terrorismo de Estado en el Operativo Independencia.
Sáenz dijo que el repudio a la designación "tiene que ver con la grieta". Sotuvo que "Pulleiro es un hombre de la democracia" y, en un intento por mostrar que solo se apoya en quienes piensa como el coronel retirado, puso de relieve que dentro de su gabinete también cuenta con la colaboración de Pablo Outes, cuyo padre fue asesinado en la Masacre de Palomitas, el fusilamiento de once detenidos políticos cometido el 6 de julio de 1976 por fuerzas represivas.
Aseguró que pondera el Nunca Más, "pero nadie puede hacerse cargo de lo que hicieron otros. Lo vuelvo a repetir, soy un hombre que no busca la grieta sino que busca la unidad. Y sobre todo, tenemos al señor Pulleiro por un lado y a alguien (Outes) que perdió a su padre en Palomitas", aseguró. Sin embargo, a Pulleiro no se lo cuestiona por su condición de militar, sino por su reivindicación del terrorismo estatal. Sáenz no dijo nada sobre eso.
El ministro ratificado es un negacionista de los crímenes de lesa humanidad cometidos en el Operativo Independencia y es hombre de confianza del gobernador. El nombramiento ministerial generó rechazo de organismos de derechos humanos, familiares contra el gatillo fácil y mujeres del movimiento feminista. Es que, además, Sáenz pasó el área de violencia de género a la órbita de la cartera de Seguridad.