La primera mujer en ganar el Premio Internacional Carlos Fuentes sabe que una parte del mundo –de norte a sur, de México a Argentina- se está volviendo más luminosa. Luisa Valenzuela nunca olvidará la tarde del lunes 9 de diciembre en el Palacio Nacional de México, cuando recibió el premio de manos del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que la hace acreedora de una obra escultórica diseñada por Vicente Rojo y un reconocimiento de 125.000 dólares. “Es un orgullo tan grande, tan enorme, porque amo a México y lo que siento en estos momentos, pues lo he sentido muchas veces, es esta reciprocidad que tengo de amor con este país, que es realmente mi país favorito del mundo. Muchas gracias por este premio y muchas gracias por la hospitalidad que me han brindado”, agradeció la escritora argentina reconocida por “la agudeza de su obra y su genio narrativo”, que se quedó con el galardón otorgado por la Secretaría de Cultura de México y la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). En anteriores ediciones ganaron Mario Vargas Llosa (2012), Sergio Ramírez (2014), Eduardo Lizalde (2016) y Luis Goytisolo (2018).
En la misma ceremonia, en la que estuvo Silvia Lemus, la viuda de Fuentes, se entregaron los Premios Nacionales de Artes, Ciencia y Cultura 2019. “Nos da gusto estar con ustedes, felicitarles, abrazarles, reconocerles, en nombre de los mexicanos, del gobierno de la República, desearles lo mejor y hacer con ustedes el compromiso de seguir apoyando la educación pública para que siga habiendo equidad y movilidad social. Que todos tengamos igualdad de oportunidades en este, nuestro querido México, nuestra gran nación”, dijo el presidente López Obrador. En el discurso de aceptación del premio, Valenzuela recordó el comienzo del “prodigio” en 1983, cuando la “generosa” atención de Carlos Fuentes se posó sobre su novela Cola de lagartija, “aporte indirecto a las novelas de dictadores” en la que se metió de lleno “en una narrativa barroca, iconoclasta y esperpéntica”, para incursionar en el territorio del Brujo, José López Rega, el secretario de Juan Domingo Perón en sus últimos tiempos, que llegó a ser ministro de Bienestar Social y creó la Triple A. “Inventé a gusto para descubrir mucho más tarde que varios de los supuestos inventos resultaron premonitorios”, planteó la autora de Hay que sonreír, El gato eficaz, Novela negra con argentinos y El mañana, entre otras novelas que publicó, además de cuentos, ensayos y microrrelatos.
La escritora –que el domingo 1° de diciembre inauguró el Salón Literario de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara- invocó el espíritu de Fuentes para rogarle que desde el más allá “me contagie la valentía para encarar una posible nueva novela que me tiene paralizada”, reconoció Valenzuela y aclaró que el tema de base de esa novela es el mal. Fuentes “nunca retrocedió ante los lúgubres lugares” y se “asomó a esos abismos de mil maneras distintas”, ponderó la autora de Entrecruzamientos, un ensayo sobre las vidas y las obras de Julio Cortázar y Carlos Fuentes. El humor, el erotismo y los juegos de palabras se cuelan sin aviso en la ficción del escritor mexicano, con personajes como Cristóbal Nonato y Josué Nadal, que “hablan y narran su historia y la historia que los rodea, para ofrecernos una mirada nueva sobre el mal”. La escritora comentó que en La máscara sarda volvió a “carnavalizar a José López Rega desde un lugar más realista” y compartió con el público mexicano un puñado de interrogantes que la asedian: “¿Qué habrá detrás de esta necesidad mía de internarme en el corazón del mal, por más mal que me haga? ¿Qué estaré indagando (me) y a la vez ocultando (me)?”. La nueva novela, que espera ser escrita, completaría así una “Trilogía del mal”.
A Valenzuela le interesa “el tiempo desdoblado” y señaló que en una entrevista que ella le hizo a Fuentes, el escritor mexicano le dijo que él no creía que existiera un solo tiempo lineal; que creía en “múltiples tiempos con existencias simultáneas” porque “limitarnos a una sola idea de tiempo es empobrecer enormemente el concepto de la historia, de la imaginación y de la personalidad humana”. La escritora destacó que “el tiempo y la escritura va gestando el milagro de una historia que no estaba allí antes” y confesó que “recibe con devoción y perdurable agradecimiento” el Premio Internacional Carlos Fuentes. “Si hasta me parece oír la voz del maestro conminándome con su ejemplo a encontrar el lugar exacto para lanzarme a escribir aquello que se resiste a ser escrito”, concluyó Valenzuela.