Belleza científica
De un tiempo a la fecha, la prestigiosa y longeva Royal Society -academia de ciencias británica, una de las más antiguas del globo- celebra “el poder de la fotografía para capturar los fenómenos científicos que suceden a nuestro alrededor”, subrayando el papel vital que desempeñan las buenas imágenes para hacer que el conocimiento sea accesible a un público cada vez más amplio. Buenas y bonitas, todo hay que decirlo, en tanto estética y saber convergen armónicamente en cada selección. Cuestión que la mentada institución urge a especialistas del mundo a sacar fotos dentro su campo de investigación, amén de recibirlas en su sede en Londres y examinar atentamente la variopinta variedad. Y coronar, claro está, a las mejores con correspondiente galardón. En distintas categorías, dicho sea de paso: Astronomía, Ciencias de la Tierra y Climatología, Ecología, Medioambiente, entre ellas. Pues, cerrando el 2019, habemus anuncio de las más destacadas fotos del año , tras sondear el benemérito jurado cientos y cientos de piezas. El puesto número uno, entonces, lo ha arrebatado Quantum Droplets, del físico Aleks Labuda, que captura a tres gotas rebotando perpetuamente, comportamiento que encarna una teoría clave de la física cuántica. Pisándole los talones, aparece el biólogo marino Morgan Bennett-Smith con su imagen de un joven pez payaso nadando entre los tentáculos de una anémona del Mar Rojo. O el biólogo Abhijeet Bayani por su foto de un “soldado vigilante”: una avispa primitiva al sur de la India en plena labor protectora. Otros incitantes trabajos celebrados incluyen una superluna; dos aves nucifraga caryocatactes (cascanueces comunes) en plena lucha por hacerse de comidita; la Vía Láctea sobre el Monte Taranki, en Nueva Zelanda; un intento de tornado…
Famosa cama, a la tevé
En días de diciembre, hace exactamente dos décadas atrás, informaban los popes del prestigioso premio Turner que My Bed , controversial instalación de la joven artista británica Tracey Emin no se llevaba el afamado laurel: iba a parar, en cambio, a las manos de Steve McQueen, de entonces 30 años, por su corto en blanco y negro Deadpan. Así y todo, aquella icónica cama desecha con sus sábanas sucias y revueltas, rodeada de tampones manchados, botellas vacías de vodka, polaroids, pastillas para dormir, condones usados, un cenicero rebosante en colillas, entre otros detritos, devino celebérrima. Tanto así que muchos la aclaman hoy día como la cama más famosa del arte contemporáneo. Es mas: las próximas semanas comenzará a rodarse un programa de tevé que contará el proceso de creación de la pieza, que representa los cuatro días que Emin pasó en la cama después de una traumática ruptura, en un espiral descendente de depresión y desesperación. Lo curioso del caso es el tono elegido para relatar el período que inspiró la instalación. Y es que, según ha trascendido, In Bed with Tracey Emin (tal es el nombre de la propuesta televisiva) será… una comedia. Una comedia dramática, en honor a la precisión, dirigida por James De Frond y protagonizada por la actriz Morgana Robinson, en el rol de la artista, que emitirá la cadena brit Sky Arts Channel en algún momento no precisado del año próximo. Más claro queda el giro surrealista al saber que el especial de un episodio es parte de Urban Myths , serie pretendidamente humorística, decididamente inexacta, que apuesta por la mirada desenfadada al momento de contar historias escandalosas de figuras del mundillo de arte. Leyendas urbanas que “pueden o no ser verdad”, según se jacta el propio canal, que en ocasiones pasadas dedicó sus horas a ¿mitos? sobre Bob Dylan, Muhammad Ali, Sammuel Beckett, Cary Grant, Joan Collins, Grace Jones, y así.
Santificado sea este videogame
Con la navidad a la vuelta de la esquina, se alegrarán las más piadosas almitas al saber que pronto podrán celebrar el natalicio de baby Jesús como Dios manda. Que en épocas hiper tecnologizadas solo puede significar: con un flamante desarrollo tecnológico. Devoto y tech, tal pareciera ser la sacra conjunción alrededor de I am Jesus Christ , un videogame hiperrealista que invita a ponerse en los zapatos (o sandalias) del mismísimo hijo del Supremo, léase Cristo, y recrear su historia conforme ha sido relatada por los evangelios del Nuevo Testamento. Desde su nacimiento hasta la consabida muerte por crucifixión y posterior resurrección, nada ahorra la propuesta, que invita a atravesar momentos tan ¿lúdicos? como multiplicar panes y peces, caminar sobre el agua, revertir cegueras vía milagro. Y un infaltable, claro, sinónimo de diversión garantizada: lavar los pies de los apóstoles… Aunque sin fecha certera de lanzamiento (aunque suceder, sucederá en el transcurso del 2020), el juego acaba de ser anunciado en la plataforma gamer Steam con un trailer que hará las delicias de los más píos. “Reza como Jesús para obtener superpoderes, pelear contra Satán, sanar y alimentar al rebaño”, venden desde el mentado sitio los creadores de este simulador de última generación. Desarrollado por la firma SimulaM en conjunto con la casa editora PlayWay, no sorprende que sean sendas empresas de Polonia; a saber: históricamente liderado por un gobierno fervientemente religioso, el 90 por ciento del país se define católico. Y allí ha germinado el bendito videojuego, que arenga a ponerse en la piel “de uno de los hombres más poderosos que pisó la tierra” y “luchar contra Satanás en el desierto, exorcizar demonios, curar a la gente enferma, calmar la tempestad del mar”. Superman, un poroto. “I Am Jesus Christ está lejos de ser el primer videojuego en adaptar fielmente la Biblia: sigue de cerca las huellas de Red Sea Crossing, Billy Graham's Bible Blaster y Super Noah's Ark 3D”, cuentan desde el sitio Slate, aclarando que esta venidera iniciativa “coloca a los jugadores en el centro de la acción de predicamento itinerante”. Bautizar a terrícolas del sequito, vale la mención, aumenta los poderes del usuario, que tiene un as bajo la manga: el Espíritu Santo. Cada nivel completado, por cierto, tiene su corolario: una fotito polaroid que eterniza el triunfo de Cristo y vuela hasta el capítulo del libro donde la escena es originalmente descrita (la Biblia, claro). Desde el mundillo gamer, vale decir, se suceden lógicas dudas; por caso: ¿Es posible vencer el juego sin morir? Si la pelea contra Satanás es física, ¿eso significa que Jesús tenía habilidades de ataque? ¿Cómo potenciar sus capacidades si fueron otorgadas divinamente? ¿Por qué toma polaroids de todo lo que sucede? Si llevaba un diario ilustrado, ¿para qué escribieron los apóstoles los evangelios ocho décadas más tarde? Y la última, bien sonante: ¿por qué todos los personajes son blancos?