Fly me to the moon es un clásico de 1954 que interpretaron muchos, pero que Frank Sinatra llevó a la estratósfera del reconocimiento diez años después. Cuando Bart Howard compuso la canción, la Humanidad no había llegado a la Luna, pero ya la había pisado en el momento en el que el crooner más famoso del mundo la grabó en su álbum It Might as Well Be Swing, junto a Count Basie. Igual, antes o después del pequeño paso de Neil Armstrong, lo de la canción siempre fue una expresión poética. Pero ahora, “Llévame volando a la Luna”, de pronto es literal.
SpaceX es una empresa comercial privada de transporte aeroespacial. Fue fundada en 2002 con el objetivo de, en un futuro no tan lejano, viajar y colonizar Marte. Sí, como en el inicio del clásico de Ray Bradbury, Crónicas marcianas, pero de verdad. Elon Musk, el dueño de la compañía, es un empresario sudafricano nacionalizado estadounidense, más conocido por ser el cofundador de PayPal, y no es ningún un delirante.
Inventor, físico y apasionado del espacio, el multimillonario de 45 años tiene una larga lista de hitos siderales, entre otros que su compañía haya sido la primera empresa privada en lanzar una nave espacial a la órbita y regresarla a Tierra entera y sin daños. Eso fue en 2010. En 2012, también antes que otros emprendimientos comerciales, una nave suya llegó a la Estación Espacial Internacional en una misión para llevar provisiones. Ahora, en el mismo plan inaugural, SpaceX va a ser responsable de inaugurar el turismo a la Luna. Una semanita, una escapada extrema.
"Fly me to the moon... OK", twitteó Musk después de la conferencia de prensa telefónica en la que anunció que SpaceX va a llevar a dos personas a la Luna en algún momento de 2018. “Será una misión de una semana con dos turistas que no son de Hollywood y que ya depositaron una cuantiosa suma de dinero", aclaró. Por contrato no puede identificar a sus clientes y no quiso decir cuánto van a pagar exactamente, pero contó que los aventureros espaciales se conocen. En poco tiempo van a someterse a pruebas físicas y de salud, porque a fines de 2017 van a comenzar su entrenamiento.
La misión turística espacial viajaría en una cápsula Dragon 2 que va a ser lanzada por un cohete Falcon Heavy. Las pruebas de vuelo van a ser entre junio y septiembre. Si son exitosas, los aventureros terminarán yendo a la Luna en la nave más poderosa en alcanzar órbita después del cohete Saturno V, usado por la NASA para las misiones Apolo, dijeron desde SpaceX.
Antes de que los dos millonarios viajen a la Luna, la empresa va a lanzar –en misión de prueba– la cápsula no tripulada hacia la Estación Espacial Internacional. Y en el segundo trimestre de 2018, además, va a despegar otra cápsula tripulada por astronautas hacia el Laboratorio Espacial, que orbita a 400 kilómetros por encima de la Tierra. En el caso de los turistas, la misión no incluirá alunizaje y solo darán una vuelta al satélite, pero sí se va a usar la histórica plataforma 39A del Centro Espacial Kennedy, desde donde partían las misiones Apolo. "Creo que se meten a esto con los ojos abiertos, sabiendo que hay algo de riesgo", dijo Musk.
“Al igual que los astronautas de Apolo, estos individuos viajarán al espacio llevando las esperanzas y sueños de toda la humanidad, impulsados por el espíritu humano universal de la exploración”, anuncia la empresa en un comunicado que no es una expresión poética como Fly me to the moon ni ciencia ficción fantasiosa como la de Ray Bradbury. Es el anuncio formal, directo y certero de que dos millonarios excéntricos van de capricho a la Luna a hacer turismo aventura, y de paso bueno, algo de historia.