Luego de la muy promocionada partida de uno de los funcionarios enviados por Donald Trump para la jura, el presidente Alberto Fernández recibió en su primer día de gestión a otro de los enviados, el subsecretario para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael Kozak, quien renovó la promesa de apoyo de su país para la negociación de la deuda con el FMI e invitó al Gobierno a participar de un encuentro sobre petróleo que se realizará la semana que viene en Washington. Más temprano, Fernández había recibido al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel.
Otro punto importante del encuentro -que se prolongó en un almuerzo en la Casa Rosada-, fue que Fernández y el subsecretario Kozak acordaron mantener un mecanismo de consulta permanente para que ambos países trabajen en forma coordinada y así evitar los malos entendidos. "Política de no sorpresa", se denomina en la jerga diplomática. Quienes participaron aseguraron que el clima fue muy cordial, con lo que se buscó dejar atrás el incidente del día anterior, que nadie pudo explicar muy bien.
El respaldo ante el FMI
Kozak reiteró el respaldo de su país -que se sabe decisivo- a las conversaciones ya iniciadas con el Fondo, en términos similares a los que utilizó el propio Trump cuando conversó con Fernández luego de su triunfo electoral. En señal de buena voluntad, consideró muy importante que el nuevo gobierno pueda enviar representantes a un encuentro sobre energía y petróleo que se realizará el martes que viene en la capital norteamericana. El presidente respondió de inmediato que sí y hoy decidirá quiénes lo representarán. Lo más probable es que viaje el embajador Jorge Argüello -quien asumirá en su puesto recién en enero- y tal vez el titular de YPF, Guillermo Nielsen.
La reunión tuvo dos etapas. En la primera, estuvieron justamente Argüello, el canciller Felipe Solá y el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Beliz de un lado y Kozak, el embajador en Argentina Edward Prado, el consejero político Chris Andino y la asesora Mariju Bofill, quien también viajó desde Washington. A ellos se les sumó luego el Presidente, quien los invitó a seguir hablando mientras almorzaban en el salón Eva Perón.
El policía bueno y el policía malo
Estaba la teoría del policía bueno y el policía malo. También que en Estados Unidos ya arrancó la campaña para las elecciones del año próximo y se sabe que el voto anticastrista de Florida juega un rol clave y la gestión republicana no lo quiere descuidar. Lo que sucedió el domingo fue que el asesor especial de Donald Trump, el abogado Mauricio Claver-Carone, dejó trascender que no participaría de la jura de Alberto Fernández en señal de disgusto por la presencia del ministro de Comunicación de Venezuela, Jorge Rodríguez, incluido en la listas de funcionarios de Nicolás Maduro sancionados por la Casa Blanca. También, en un diálogo con Clarín, calificó como una "sorpresa desagradable" saber que el ex presidente de Ecuador Rafael Correa -quien es perseguido por la justicia de su país por varias causas armadas- también asistiría.
Claver-Carone se había reunido con Fernández cuando visitó México antes de las elecciones y le había expresado la intención de mantener una relación de colaboración con su gestión. Se trató de un cambio drástico. Sería ingenuo suponer que un funcionario de esa jerarquía viaja desde Washington sin saber con quién se va a topar, por eso, en el almuerzo, los representantes del Departamento de Estado -Claver-Carone reporta directamente al Presidente- no buscaron justificar su actitud sino que, más bien, trataron de evitar el tema.
Con el presidente cubano
En una demostración de que la política exterior de la nueva gestión estará lejos del alineamiento que tuvo la de Mauricio Macri, más temprano Fernández recibió al cubano Díaz-Canel, en un encuentro en el que destacaron la importancia de incrementar el intercambio de remedios y alimentos. Desde la isla, explicó Fernández, se podrían importar medicamentos genéricos para los adultos mayores. "Tenemos un compromiso de hermandad con Cuba", definió.