Autoridades chilenas informaron que fueron hallados restos humanos que podrían corresponder a los pasajeros del Hércules C-130, el avión chileno que se dirigía a la Antártida . La noticia, anunciada en conferencia de prensa por José Fernández Dübrock, gobernador de la región de Magallanes, llegó a la madrugada, cuando la Fuerza Aérea de Chile (FACh) confirmó que los restos fueron encontrados en el mar de Drake, la zona donde se tuvo contacto por última vez con la aeronave.

Si bien la información ya fue compartida con los familiares de las 38 personas que abordaban el avión, los restos aún deberán ser analizados por el Servicio Médico Legal.

Después de encontrar el miércoles los primeros restos materiales de la aeronave, el comandante en jefe la FACh, general Arturo Merino, confirmó que la búsqueda llevó a dar también con restos humanos, a los que todavía es necesario realizar peritajes forenses para confirmar que se trata de los que iban a bordo del avión.

Sin embargo, "las condiciones" en las que se han hallado los restos humanos en el mar de Drake, entre Chile y el continente helado y cuyas aguas están consideradas unas de las más turbulentas del planeta, llevaron a las autoridades a concluir que es "prácticamente imposible que existan sobrevivientes a este accidente aéreo", agregó Merino. "Junto a las partes del avión que se siguen encontrando hasta ahora se han hallado restos de seres humanos, los que muy probablemente sean partes de quienes viajan en el avión C-130 siniestrado", afirmó Merino en conferencia de prensa junto al ministro de Defensa, Alberto Espina, en la sureña ciudad portuaria de Punta Arenas.
Adelantándose a los anuncios oficiales, ayer a las siete de la tarde el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ya había anunciado los hallazgos a través de su cuenta de Twitter.


Horas antes de encontrar los restos humanos, la FACh había anunciado el hallazgo de materiales pertenecientes al avión, más concretamente un resto de esponja. Las familias de los pasajeros se encuentran desde el miércoles en Punta Arenas para esperar más noticias de la búsqueda, de la que participan buques de la armada de Chile, de Argentina y de Brasil. 


Merino destacó que si se siguen encontrando restos, materiales o humanos, la búsqueda seguirá extendiéndose, a pesar de que el plazo regulado es de seis días --este jueves es el cuarto día-- ampliable a un total de 10.

Los primeros restos de la aeronave los encontró ayer el buque El Almirante Maximiano de la Armada de Brasil, que ayuda en las tareas desde el primer momento, y desde ese momento el rastreo se concentró en esa zona, donde se hallaron desde ese momento el resto de evidencias del accidente.

La FACh informó que la zona donde se está buscando actualmente es un área de 4.000 metros de profundidad y ya se han conseguido recuperar elementos del avión, como una rueda del tren de aterrizaje, elementos del sistema de combustible o materiales del interior del aparato, un Hércules C-130. Entre los enseres personales encontrados hay dos bolsos, una mochila y un zapato.

"Se han dispuesto 23 medio aéreos, entre aviones y helicópteros, 14 medios navales y 8 agencias internacionales con capacidades satelitales, que han permitido finalmente ubicar al avión", indicó el ministro Espina, quien se desplazó a Punta Arenas, unos 3.000 kilómetros al sur de Santiago.

El Hércules C-130 despegó el lunes a las 16.55 hora local (19.55 GMT) de la base militar de Chabunco, en Punta Arenas, y perdió el contacto cuando le quedaban cerca de una hora y 500 kilómetros para aterrizar en la base Presidente Eduardo Frei Montalva, una de las más importantes del continente helado.

El avión, que tenía combustible para mantenerse en el aire hasta las 00.40 hora local (03.40 GMT), trasladaba personal que iba a hacer tareas de mantenimiento en la base, entre ellas un tratamiento anticorrosivo de sus instalaciones, además de revisar el oleoducto flotante que abastece de combustible a la zona.

A bordo de la aeronave viajaban 38 personas: 32 militares de las FACh, tres miembros del Ejército y tres civiles, de los cuales dos eran trabajadores de la empresa de ingeniería Inproser y otro era estudiante de la Universidad de Magallanes.

El accidente es la peor tragedia aérea en el país desde 2011, cuando cayó al mar un avión con 21 personas que se dirigía al archipiélago Juan Fernández, a unos 670 kilómetros de la costa chilena, cargado de ayuda humanitaria para su reconstrucción tras el terremoto de magnitud 8,8 de 2010.