El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, dio las primeras pistas sobre los ejes de la nueva gestión en materia industrial. Dijo que la primera medida que tomará será tendiente a restablecer el financiamiento para exportadores, afectado por la retracción de las líneas en dólares por parte de los bancos, que se sentaron sobre las divisas para atajar las corridas contra los depósitos. También se van a analizar temas vinculados al financiamiento a tasas bajas porque “es fundamental recuperar el crédito a tasas razonables” y se hará “mucho énfasis en los sectores del conocimiento y software”. La nueva gestión lanzará un “gran programa de desarrollo de proveedores” para encarar una sustitución dinámica de importaciones. Dejó entrever que a corto plazo no habrá modificación de las retenciones a la exportación de bienes industriales, que es una de las principales quejas de los empresarios fabriles.
Kulfas enfrenta un desafío que conoce bien de cerca, porque participó de la gestión pública hasta 2013 y se dedica desde hace años a estudiar la situación de la industria nacional. “El gran objetivo en materia productiva es que la industria genere nuevos flujos de divisas”, definió el ministro en el cierre del seminario Propymes, organizado por el Grupo Techint. Compartió el escenario con el CEO del holding, Paolo Rocca, quien se manifestó esperanzado con el nuevo gobierno. “Tengo confianza. Sé que hay una vocación industrial”, dijo el empresario.
“En el corto plazo es necesario restablecer la condición de confianza. Necesitamos desenvolvernos en un marco adecuado. Para ello, hay un absoluto alineamiento del equipo económico, que permite tener una política coordinada. Tanto en el mundo desarrollado como en otros países de rápida expansión industrial, es esencial la aplicación de un fuerte abanico de políticas industriales. Nosotros tenemos una mirada de cadena de valor y la principal estrategia es potenciar la exportación. Esto implica un desarrollo alrededor de la exportación de recursos naturales, como hizo Australia con la minería y los países escandinavos con la explotación de hidrocarburos”, indicó el ministro. Citó los sectores de minería, las actividades agropecuarias, la actividad manufacturera y la explotación de hidrocarburos en Vaca Muerta.
El diagnóstico de Kulfas se basa en el problema de la restricción externa como traba al desarrollo económico nacional. La superación del escollo no pasa por el endeudamiento público sino por la generación genuina de divisas a través de la exportación de bienes y servicios. Para encarar ese objetivo, coinciden especialistas, se necesita de una macroeconomía ordenada y previsible y de política industrial muy agresiva y de avanzada. Ambos requerimientos están fuera del panorama nacional hace muchos años. En cambio, hay una dominancia casi absoluta de la macroeconomía: el aparato industrial se mueve en base al grado de tracción de la demanda interna y variables como el tipo de cambio, mientras que las medidas puntuales quedan relegadas. Con matices, la línea de financiamiento productivo del BCRA bajo la gestión de Mercedes Marco del Pont, con Kulfas en el directorio, fue un caso de política productiva de corte microeconómico con impacto positivo.
El ministro dedicó la primera parte de su presentación a subrayar la complicada herencia que deja la administración anterior, un recurso que también utilizaron Alberto Fernández en su discurso ante la asamblea legislativa y el ministro de Hacienda, Martín Guzmán. “La economía está sufriendo las consecuencias de una política monetaria, fiscal y cambiaria muy adversa. Hay que salir rápidamente de la lógica del ajuste y de un modelo que ha privilegiado la especulación financiera en lugar de la creación de valor en la producción”, dijo Kulfas. Citó los datos de caída de la producción y del empleo industrial. “Venimos a remontar y tenemos el deber de informar la situación heredada”, aclaró.
Entre las medidas que están en estudio, Kulfas dijo que en primer lugar está “recuperar rápidamente el financiamiento para exportadores”. La prefinanciación de exportaciones consiste en líneas de crédito en dólares que los bancos otorgan habitualmente a empresas exportadoras. Las corridas contra los depósitos y el establecimiento del cepo cambiario redujeron esas líneas de financiamiento, que terminan complicando a las operaciones de exportación. Kulfas también dijo que se van a “calibrar los programas pymes para ponerlos a disposición del aparato productivo”, adelantó que habrá mucho vínculo con el Ministerio de Ciencia y Tecnología y la coordinación de un “gran programa de desarrollo de proveedores para la sustitución dinámica de importaciones”.
Al ser consultado por las retenciones a las exportaciones industriales, que constituye uno de los principales reclamos del sector, Kulfas tiró la pelota afuera. “Tenemos una situación fiscal complicada. No hay ningún programa de desarrollo productivo que funcione sin una macroeconomía estable ni tampoco una macro estable sin desarrollo productivo”, indicó. Dejó entrever, entonces, que en el corto plazo no habrá reducciones impositivas de manera unilateral, es decir, sin ningún compromiso industrial a cambio.
Al comienzo del seminario de Techint hizo su presentación el presidente ejecutivo de Ternium, Martín Berardi, quien planteó que "hoy los costos de producción de la Argentina están en equilibrio o incluso un poco más baratos que Brasil y muy cerca de los costos de México. Con lo cual no sería necesario una gran devaluación para aumentar fuertemente las exportaciones. Es un punto de partida positivo". Sin embargo, advirtió sobre las elevadas tasas de interés y la alta inflación. En el plano de las relaciones internacionales, Berardi dijo que “en un contexto de guerra comercial como el actual tenemos que avanzar en la integración al mundo libre: fortalecer el Mercosur, integrarnos más con Europa y con el norte, economías libres y de mercado”.