El pañuelo era bandera. Las puntas que asomaban del bolsillo del traje que vistió Dyhzy para la asunción presidencial de su padre, Alberto Fernández, eran las terminaciones de una bandera “arcoirística” debidamente doblada en partes suficientes como para flamear en su pecho sin necesidad de estar izada. Eso reveló en su cuenta de Instagram el hijo del mandatario por la noche, al grabar un video alusivo en el que reveló el truco.

JURA COLECTIVA

Ya como mero detalle, el pañuelo había logrado convertir al acto en una suerte de jura colectiva ante el emblema del orgullo LGBT, ícono creado en 1978 por el artista estadounidense Gilber Baker. Jura por la Patria, los Santos Evangelios y Dios, con lealtad, con patriotismo y con orgullo. El Poder Ejecutivo juró por la diversidad.

Incalculables significaciones. Incalculables efectos. En primera instancia, los colores de la “mariposeada” internacional entraron así, con elegancia protocolar, al centro institucional de las discusiones públicas de la Argentina. Por supuesto, no es inédito. Pero por primera vez, el pañuelo que fue bandera vistió el cuerpo de un integrante de la escena familiar presidencial. Murió la heterosexualidad obligatoria para la cima del poder en la Argentina.

La foto de la familia, como nunca antes en la historia política local, no insiste en una fijación “tradicional” de los vínculos. No borra pasados ni oculta actores. No alardea con sagas matrimoniales, años de enlace legal e hijos “de campaña”. No hay libreta roja. En ella están Fabiola Yáñez, pareja de Fernández, y Estanislao. En ella, incluso está Dyhzy al lado de su padre, bastón de mando en la mano del retoño. Las imágenes entregan afectividad, respeto y elección. Si es tradicional, el núcleo familiar no encuentra en la perdurabilidad su carta magna. El cuento no incluye “hechicerías” de “brujas” que enamoran ni un galán seductor de estrellas internacionales. En este sentido, la apelación a Vilma Ibarra, Secretaria Legal y Técnica de la presidencia, como alguien que Fernández “conoce muy bien” (eso dijo durante la presentación de su gabinete, días atrás) quiebra una insana costumbre política según la cual no solía haber reconocimiento público de antecedentes afectivos. Ahora sí. Ahora hay alternancia en el alto mando republicano. Donde tenía que haber fijeza, hay cambio y voluntad. Están expuestas las derivas existenciales y hay un hijo refractario, como corresponde, a las definiciones monocromáticas. La identidad es la de las identidades múltiples.

En su discurso, el presidente definió a la discriminación como una práctica imperdonable. Su hijo confesó desconocer ese párrafo y contó que se emocionó. También se sacó una foto con el pañuelo triangular (pañuelo ese sí) del proyecto de ley de cupo laboral travesti - trans. En las redes, hubo alevosos esfuerzos por despolitizar “el pañuelo que fue bandera” (el actor cómico Roberto Moldavsky tuiteó al respecto y Marcelo Tinelli también). Que la generación joven, que del hijo al padre, que el “me cae bien el pibe” y demás. Pero es sobre todo marcadamente político por donde se lo piense; es sobre todo una presentificación de la historia, puesta al día de capítulos y capítulos de irreductibilidad sexogenérica lo que Dyhzy hace volar sobre el recinto plagado de “hombres” y “mujeres” que visten “como tales”. Tampoco cabe interpretar como gentileza o cesión que haya ido de traje y no dragueado o montado. Tan comprometido como siempre, pero quizás más, con el trabajo artístico de cosplayer y de drag queen, Estanislao usó un traje de la casa “Mickey hombres” precisamente porque no estaba trabajando. Esos trabajos no están formalizados en la mayoría de los espacios que demandan sus funciones. Que quede claro: no son “payasadas de ocasión” o provocaciones simplificadoras. Son prácticas laboriosas y profesionalizadas.

Al caer la tarde, su padre fuera de foco, de espaldas, frente a una plaza multitudinaria. La historia de Instagram rezaba “Orgullo”. Del hijo sobre el padre. De quien puede otorgarlo a quien promete articularlo como plan de gobierno. Una emoción. Y una demanda.