El juez federal Sebastián Casanello bloqueó anoche la excarcelación del constructor santacruceño Lázaro Báez, quien lleva tres años y medio en prisión preventiva. El magistrado argumentó que las dos causas conexas con la llamada Ruta del Dinero son más nuevas, de 2015 y 2016, que la pena posible es muy alta y que hay riesgo de que Báez se vaya al exterior porque tiene capacidad económica. Lo más asombroso fue que Casanello utilizó como argumento para negar la excarcelación que Báez participó de la operación armada por la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) para sacar al magistrado del expediente, operación que los espías montaron extorsionando a Báez, entre otras cosas amenazándolo con meter presos a sus hijos. Casanello tenía la alternativa de ordenar la excarcelación con una tobillera para monitorear al constructor, pero optó por dejarlo en el penal de Ezeiza.
Casanello instruye dos causas residuales del expediente conocido como la Ruta del Dinero, con lo que su decisión es todavía más llamativa, teniendo en cuenta que el Tribunal Oral Federal 4, que juzga la causa principal, concedió la excarcelación de Báez. Las dos causas residuales tienen que ver con la compra de un campo, El Entrevero, en Uruguay y la utilización de una empresa, M&P, que Casanello sostiene que incurrió en operaciones de lavado de dinero.
Lo más asombroso del fallo del juez es que utilizó como argumento que Báez participó de una operación de la ex SIDE para sacar al propio Casanello del expediente. Es cierto que el constructor, extorsionado por los agentes de inteligencia, denunció que Casanello había estado en Olivos, reunido con la ex presidenta, por lo que el juez debía ser apartado. Para esa operación mentirosa, la ex SIDE usó dos testigos falsos, choferes de Presidencia, ahora procesados por sus falsedades. Y la intervención de Báez se logró después de que agentes de la AFI lo fueran a ver a la cárcel, lo amenazaron con meter presos a sus cuatro hijos, le coparan su defensa, lo convencieron de que había un complot de CFK y Casanello y, sobre todo, le prometieran la libertad. El constructor después se dio cuenta de la maniobra, echó a esos abogados y hoy lo defiende la abogada de su confianza, Elizabeth Gasaro.
La decisión del juez es todavía más singular si se tiene en cuenta que hace tres años y medio, el mismo Casanello ordenó la detención de Báez después de ser víctima de una grotesca maniobra de Patricia Bullrich, quien adujo que el constructor podría estar escapando ya que salió de Río Gallegos en su avión sin plan de vuelo. La realidad fue que Báez no fugaba sino que voló a Buenos Aires para declarar ante el juez, tal como estaba previsto, y Bullrich lo esperaba con todos los medios en el aeropuerto de San Fernando. De inmediato se armó un espectacular show en el que le pusieron el tradicional casco, el chaleco y las esposas y lo pasearon por media ciudad: de San Fernando a Plaza Italia, sin razón alguna, y de allí a la unidad de la Policía Federal en General Paz y Madariaga, siempre exponiéndolo ante las cámaras de televisión.