“Que las cosas sean de una manera no significa que no se puedan cambiar”. Esa es una de las frases de cabecera de Merlí Bergeron, el profesor de filosofía interpretado por el actor catalán Francesc Orella, que revoluciona a sus alumnos y alumnas del Instituto Ángel Guimerá, colegio público secundario de Barcelona. Con un espíritu similar al de La sociedad de los poetas muertos, donde se pondera la figura del docente carismático que desafía las leyes de la escolaridad tradicional, la serie catalana Merlí, producida por Veranda TV y emitida por la cadena catalana TV3, se convirtió en un éxito que trascendió las fronteras de España tras su desembarco en Netflix.
Luego de tres temporadas, Merlí: Sapere Aude (Atrévete a saber) es la nueva propuesta con la que el guionista español Héctor Lozano pensó dar continuidad a su historia, y donde el protagonista ya no será el profesor sino su alumno más querido: Pol Rubio. El spin off, que está emitiendo su primera temporada de ocho capítulos, puede verse completo en la plataforma Movistar Play, y en el formato de un episodio por semana en la señal Movistar Series.
Allí se puede ver otra vez al actor Carlos Cuevas interpretando al personaje que ganó terreno en Merlí como el estudiante destacado más por su popularidad y atractivo físico que por su desempeño académico, y que ahora ingresa a la universidad para estudiar filosofía, la materia en la que sí lograba sobresalir. A los personajes ya conocidos, como su padre Alfonso Rubio (Boris Ruiz) y su íntimo amigo Bruno Bergeron (David Solans), se sumaron nuevos compañeros: Rai (Pablo Capuz) y Minerva (la argentina Azul Fernández), y una profesora, María Bolaño (María Pujalte), que sirve de inspiración para Pol tal como lo hiciera Merlí.
De paso fugaz por la Argentina para promocionar esta producción, Cuevas habló con Página/12 sobre esta serie cuya trama arranca justo después de que Merlí muere. "Encontramos a un Pol que está triste, desorientado y que no sabe si dejar los estudios y ponerse a trabajar, pero que decide adentrarse en la Facultad de Filosofía y retomar aquello que le encomendó Merlí. Es un poco un homenaje a él seguir estudiando esa materia que es lo que realmente le gusta y para lo que tiene talento”, cuenta el actor catalán de 23 años.
Nacido en Montcada i Reixac, un pequeño pueblo perteneciente a la provincia de Barcelona, Cuevas debutó en televisión con tan solo ocho años, y alcanzó el reconocimiento un año más tarde con su actuación en la telenovela catalana Ventdelplà, pero los elogios a escala mundial aparecieron con Merlí, y repercutieron muy especialmente en la Argentina. “Intuíamos el éxito que había tenido la serie, porque nos llegaba a través de las redes sociales y de la prensa. Pero realmente me di cuenta de eso cuando pisé este suelo”, comenta al respecto, y agrega: “El espectador se siente identificado con varios personajes. Y el hecho de que habláramos el mismo idioma, y que fuéramos de la misma comunidad de hablantes, facilitó mucho la difusión. Este éxito es la confirmación de que hoy las plataformas han diluido las fronteras”.
- ¿Intuías que este personaje podía tener vida propia más allá de Merlí?
- Pol comenzó siendo un personaje secundario en la primera temporada y al final, por cómo estaba definida la trama, tuvo sentido que él haya servido como un personaje puente para crear una nueva serie.
- Desde el primer capítulo, él es quien se muestra más interesado por la filosofía, y eso hace que Merlí lo bautice como su “alumno preferido”.
- Para Pol, Merlí es un profesor fuera de lo común, fuera de la burocracia y que entiende las clases como algo compartido y que está siempre vivo y latente.
- ¿Por qué creés que se apasiona por la filosofía, siendo que no era precisamente un estudiante aplicado?
- Porque es alguien con una inteligencia emocional interesante, empático y que se plantea cosas. Y en este sentido la forma en la que enseña Merlí es muy importante, porque a la hora de estudiar una materia importa saber cómo alguien la cuenta para que pueda transmitir esa pasión.
- En Sapere Aude hay una profesora que llama su atención…
- Sí, Pol establece enseguida una relación con su profesora María Bolaño. La idea no ha sido que ella fuera un nuevo Merlí, sino que sea un personaje diferente, pero que se asemeje a él porque también entiende a las clases como algo vivo.
- Tu personaje tiene varias capas. En la superficie se muestra como alguien frío y superficial, pero en el fondo es muy sensible. ¿Qué cosas te identifican con él?
- Comparto con él la pasión por el saber y su curiosidad brutal. Pol es un personaje muy curioso, y yo también lo soy.
- Debutaste en la actuación siendo muy chico. ¿Qué significado tiene en tu carrera este personaje?
- Con Pol Rubio se me dejó de ver como un niño, porque en Cataluña y en España me conocían por los trabajos que había hecho antes. Este papel me ha permitido crecer como actor.
- ¿Qué vínculo tenías con la filosofía antes de Merlí?
- Siempre me interesó mucho, y me planteé estudiarla, pero finalmente estudié literatura en la universidad, y ahí se estudia mucha filosofía para entender los textos literarios y el pensamiento de un autor. Y cuando me llegó la oportunidad de hacer Merlí me ilusionó hacer una serie sobre lo que yo estudiaba y me interesaba. La serie me ha permitido descubrir autores nuevos y revisitar otros.
- ¿Qué autores te atrajeron puntualmente?
- De los autores que aparecieron en la serie me interesaron mucho los más contemporáneos, como Slavoj Žižek, Zygmunt Bauman y Judith Butler, porque creo que hablan de una sociedad que nos interpela.
- En la Argentina la serie tuvo mucho éxito. ¿A qué lo atribuís?
- Merlí es una proeza de guión, donde los temas que se abordan están muy bien escritos. Creo que es una propuesta singular, diferente y muy arriesgada.
- ¿Qué lugar ocupa la filosofía en Sapere Aude?
- La filosofía es el otro gran protagonista. Creo que está por encima de los personajes, y es lo que ha hecho que Merlí haya llegado donde ha llegado. Pero en esta nueva serie en lugar de un autor por capítulo, hay un concepto filosófico, lo que permite hablar de diferentes autores. Por ejemplo, cuando antes hablábamos de Kant, sólo podíamos hablar de un tipo de rama de su pensamiento, pero ahora podemos hablar de la envidia y contraponer diferentes opiniones a lo largo de la historia sobre ese concepto.
- En el primer capítulo de Merlí, Pol le preguntaba a Merlí si todos estamos capacitados para filosofar, y termina concluyendo que todos podemos hacer filosofía y cuestionar las cosas, pero que no todos queremos. ¿Compartís esa conclusión?
- Sí. Lo que diferencia a una persona de otra es su curiosidad y las ganas de saber. La capacidad está, pero no siempre está el interés, porque eso depende del contexto y de la personalidad de cada uno.
- ¿Por qué no siempre hay interés en pensar que las cosas pueden ser de otra manera, que es en definitiva el camino que invita a transitar Merlí?
- Porque poner el dedo en la llaga es incómodo. Y verte a ti expuesto antes los problemas también es incómodo, pero a la vez muy estimulante. Creo que Merlí, en ese sentido, ha servido como espejo donde muchas personas han visto cuestionados sus comportamientos y sus maneras de ver las cosas. Y verse reflejado así da miedo.