Otra mentira y van... Durante casi cuatro años se argumentó que el Cuerpo Médico Forense (CMF), que depende de la Corte Suprema de Justicia, manipuló la autopsia de Alberto Nisman y que la mejor prueba era que la autopsia se fotografió y se grabó en video, pero sin audio, sin que se pueda escuchar lo que estaban diciendo los forenses. "Escondieron sus verdaderas conclusiones", era la versión difundida por los operadores judiciales-mediáticos de Cambiemos. La realidad es que el audio está en la causa judicial y la defensa del informático Diego Lagomarsino, al volver a estudiar el video, se encontró con que el audio está normalmente en la grabación. Durante la semana que pasó, los abogados de Lagomarsino, Maximiliano Rusconi y Gabriel Palmeiro, le pidieron al fiscal y al juez que manden a trabajar técnicamente el video, limpien el audio de ruidos y lo incorporen en la causa judicial.
La autopsia hecha en la Morgue por el CMF concluía que "no había participación de terceras personas en la muerte de Alberto Nisman", algo que le adelantó por teléfono, el titular de la Morgue, Fernando Trezza, a la fiscal Mónica Fein en la mañana del 19 de enero de 2015, horas después del hallazgo del cuerpo. Eso también consta en la causa: la fiscal dejó asentada en un acta de la llamada telefónica y lo hizo pública ante el periodismo esa mañana.
Pero de inmediato empezó el bombardeo contra el CMF para deslegitimar la conclusión, al punto que se envió a hacer un estudio posterior a la Gendarmería, la fuerza que estaba al comando de Patricia Bullrich. El estudio, al que trataron de darle jerarquía llamándolo interdisciplinario, concluyó lo que el gobierno de Cambiemos pedía: que a Nisman lo mataron, le pegaron una tremenda paliza que incluyó la fractura de la nariz, golpes en la boca, los riñones y una pierna, y además lo habían dormido usando ketamina, una droga que ni siquiera se utiliza para dormir a seres humanos ni pudieron determinar cómo se le suministró al fiscal. Para lograr semejante conclusión, el juez Julián Ercolini y el fiscal Eduardo Taiano evitaron que hubiera confrontación de ideas y de diagnósticos con el CMF, o sea que no permitieron que los forenses --los mayores expertos del país en autopsias-- participaran del estudio.
El audio es, según le contaron expertos a Página/12, el normal de cualquier autopsia. Como en cualquier cirugía hay comentarios personales, chascarrillos y sobre todo indicaciones de cómo exhibir lo que se está haciendo ante las cámaras. En la transcripción realizada por este diario hay muchas imprecisiones, básicamente por desconocimiento de las denominaciones técnicas. Estos son algunos tramos:
1:01:01 "Ponele un chorrito muy suave de agua" pide la operadora de video para que se pueda grabar.
1:01:45 "Le corto acá antes de sacarle", dice uno de los autopsiantes.
1:03:04. "Cuando lo sacamos lo damos vuelta", otro forense.
1.04:50 "Temporal izquierdo"
1:06:40. "¿Te muestro Bubi?". Bubi es Héctor Di Salvo, el forense a cargo de la autopsia.
1:06:50. "Están cayendo pedacitos de plomo", seguramente se refiere a trozos del proyectil alojado en el cerebro del fiscal.
1:08:24 "Recorrido transversal de derecha a izquierda".
1:09.24 "Peñazco temporal izquierdo lo tenías nombrado pero no el territorio".
Los diálogos son de ese estilo, en medio del ruido de los instrumentos, que en algunos casos hacen inaudibles partes de las frases. También hay diálogos que no tienen nada que ver con la autopsia: los forenses se quejan de las llamadas de "los putos periodistas" que según ellos obtuvieron sus números de celular a través del fallecido forense Osvaldo Raffo. Además acotan "se ocupan de esto porque no hay noticias en enero". Por supuesto igualmente hablan de las facturas que venden en determinada panadería y hacen algunos chistes sórdidos sobre su trabajo. En ningún momento hablan de una conclusión global: van analizando órgano por órgano, mencionan la trayectoria del proyectil y en ningún momento hablan de golpes o de otras lesiones, como después dibujó la Gendarmería.
La mayor parte del tiempo habla la operadora de video, que tiene el micrófono en la cámara. Los médicos no tienen micrófono sino que todo se registró a través de lo que captó la operadora. Ella misma sugiere en algún tramo que los forenses deberían tener solapero, o sea el pequeño micrófono puesto en las solapas, inhalámbrico, como hay en la televisión. La operadora sugiere tomas en todo momento. "Cuando lo empieces a coser grabo un poquito y nada mas. Falta lo que llegó recién". "Usted abre del lado derecho y yo voy del lado izquierdo ¿si?". "Saco la muestra para el alcohol". "Lo molesto de este lado doctor Vega? Asi hacemos una toma distinta, si no es muy aburrido. Nadie lo va a ver. Ni pelota le van a dar".
Lo trascendente es que está el audio de la hora, 46 minutos y 16 segundos que duró la operación. La jugarreta de Cambiemos fue tratar de desvirtuar lo hecho por el CMF, que realiza miles de autopsias por año. Con ese objetivo, intentaron minimizar el adelanto, que es algo habitual, transmitido por Trezza. De inmediato llegó la orden de bajarle el tono a la conclusión y luego empezaron con un continuo horadar de lo hecho. Por ejemplo, la Gendarmería sostuvo que a Nisman le fracturaron la nariz, o sea que eso se le habría pasado a la médica que lo revisó en el baño de Le Parc, a los dos forenses que hicieron la autopsia y a los trece forenses que luego firmaron las conclusiones en una junta médica. Sostuvieron que la hora de la muerte estaba mal calculada, pese a que Trezza es uno de los mayores especialistas en el tema a nivel mundial. Y mediáticamente argumentaron que no se había grabado el audio para esconder algo.
Los abogados de Lagomarsino decidieron estudiar nuevamente la grabación y descubrieron que el audio está íntegro, contrariamente a lo que se difundía. Sin espacios en blanco, sólo con ruidos de agua, del instrumental y con las dificultades del flojo volumen original. Rusconi y Palmeiro justamente piden que se limpie con técnica y se incorpore al expediente para terminar con toda polémica. El mes próximo se cumplirán cinco años de la muerte de Nisman y las pruebas, en forma abrumadora, demuestran que se disparó a sí mismo, en un departamento cerrado en el que no hay el menor rastro de desorden ni de pelea, en un baño en el que no hay huellas ni pisadas de otra persona, algo que también se demuestra con la manchas de sangre que cayeron hacia todos lados sin que ningún cuerpo de otra persona se interponga.
Más allá de todos esos datos, lo cierto es que en casi cinco años nunca pudieron encontrar ni un elemento del famoso comando que, según Cambiemos y su ala en Comodoro Py, cometió el supuesto crimen. Ya se demostró de manera categórica que Lagomarsino no estaba en Le Parc en el momento de la muerte del fiscal, porque así lo evidenciaron las cámaras de seguridad del edificio y de los peajes, pero aún así le mantienen la imputación por ser parte de un comando que no apareció por ningún lado. Eso sí, ahora se cayó otro fantasma que hicieron circular, el de la inexistencia del audio de la autopsia.