Un ritual poético en homenaje a Eduardo “Tato” Pavlovsky, con la participación de noventa lectores, dará inicio a la programación 2017 del Teatro Nacional Cervantes (TNC). En diferentes espacios del edificio –las salas, pero también las salas de ensayo, los talleres de vestuario y escenografía y otros rincones– 33 elencos leerán hoy la obra completa del dramaturgo, actor, director y psiquiatra, fallecido en 2015 a los 81 años. Cristina Banegas, Oscar Barney Finn, Ricardo Bartís, Mirta Busnelli, Rubens Correa, Villanueva Cosse, Analía Couceyro, Susana Evans, Eduardo Misch y Daniel Fanego serán algunos de los participantes del ritual, que comenzará al mediodía y se extenderá hasta las 23.
El evento, llamado “Integral Pavlovsky”, fue una idea del nuevo director del TNC, Alejandro Tantanian, quien convocó para la coordinación a Elvira Onetto. Además de haber dirigido su última obra, Asuntos pendientes, Onetto está muy relacionada con la creación del dramaturgo. Trabajó como actriz en Ella, Rojos globos rojos y Poroto y dirigió Pequeño detalle. “La idea surgió a partir de un homenaje que hice en el Centro Cultural de la Cooperación en octubre. Actores que habían tenido mucho que ver con Tato leían escenas. Tantanian quiso que se leyera su obra entera: de sus 36 textos, se harán 33, porque tres los escribió con otras personas. Se leerán de las primeras hasta las últimas, tomando todo el teatro. Es enorme el proyecto”, dijo Onetto a PáginaI12.
La actriz –amiga, prima segunda del autor de Potestad– expresó que el espíritu de Integral Pavlovsky es “que se conozca su obra”. “Se lo conoce mucho como actor y psiquiatra. Hay actores que recién están enterándose de obras buenísimas, que quieren hacer ahora, porque tienen una vigencia increíble. Su obra tiene mucho valor: es poética, divertida y política”, definió. Por otra parte, este homenaje es una suerte de “desagravio”, ya que los textos de Pavlovsky no han sido estrenados en el Cervantes. “El nunca estuvo ahí, más que en una función de Potestad que hizo para las Madres de Plaza de Mayo. Tato tuvo cierta resistencia en algunos gobiernos, pero lo cierto es que nunca fue formalmente invitado. Se dio así”, explicó la directora.
Con la entrada general, los espectadores obtendrán los ingresos para asistir a las lecturas que elijan, que ocurrirán en simultáneo en distintos sectores del teatro ubicado en Libertad 815. “Elegimos gente que ha trabajado con él como no, y distintos tipos de actores, más mediáticos, menos mediáticos. Todos dieron un ‘sí’ rotundo”, contó la coordinadora. Debido a la magnitud de la iniciativa, se determinó que no se realizarían ensayos, salvo que los elencos lo quisieran o necesitaran. “Es tremendamente trabajoso reunir a 33 elencos. Además, la idea de esta lectura es que prevalezca lo espontáneo: el encuentro de actores que quizá no han trabajado juntos y su encuentro con una obra que apenas conocen. No se buscó la perfección, la prolijidad”, aclaró Onetto.
“Sus primeras obras, influidas por Ionesco y Beckett, son muy diferentes a las últimas. Tato no se casaba con un estilo o receta. Todo el tiempo fue escribiendo lo que quería. Sus últimas obras no tienen ni puntuación ni sujeto, no pone quién dice cada cosa. Y hay un proceso en el que fue cada vez comprometiéndose más con lo político e ideológico, sin dar nombres o referencias específicas. Siempre fue interesante cómo se ocupó de la subjetividad, cómo se ponía en el lugar del victimario. Le interesaba mucho la subjetividad de esas personas, cómo funcionaban esas cabezas, cosa que creo que no se había hecho antes. Además, hay pocos actores de la grandeza de Tato, que se caracterizó por la lucidez, la valentía, la creatividad y la gracia”, elogió.
En julio de 2013 estrenaba Asuntos pendientes, la última obra de Pavlovsky. Onetto dirigía y actuaban Evans, Misch, Paula Marrón y Tato. “Es una de sus obras más tremendas: la historia de una familia de asesinos. Ensayamos la obra bastante tiempo, él se enfermó y no pudimos estrenar. Lo operaron, mejoró, estrenamos, tuvimos un año precioso de funciones, volvió a enfermarse, volvió a sanarse, volvimos a hacer funciones… luego dejamos de hacer funciones porque su mujer, Evans –su actriz favorita para muchísimas obras– tuvo un tema de salud del cual por suerte está recuperada. Después Tato estaba debilitado. Murió de un síncope cardíaco a los tres meses. Por un ratito no se murió en el escenario”, recordó Onetto. “Ensayaba aun cuando estaba con la salud debilitada, con mucha pasión y sin restar nada de lo que tenía para dar en cada ensayo”, agregó.
Además de los mencionados, otros de los lectores que se sumarán al ritual son Patricio Abadi, Jimena Anganuzzi, Patricio Aramburu, Sergio Boris, Luis Cano, Carlos Casella, Mariana Chaud, Claudio Da Passano, Ariel Farace, Alejandra Flechner, Martín Flores Cárdenas, María José Gabin, Stella Galazzi, Emilio García Wehbi, Juan Gil Navarro, Gabriel Goity, Ramiro y Sofía Guggiari, Ricardo Holcer, Silvio Lang, Darío Levy, Valeria Lois, Luis Machín, Leonor Manso, Javier Margulis, Julio Molina, Iván Moschner, María Onetto, Romina Paula, Martín Pavlovsky, Horacio Peña, Romina Ricci, Horacio Roca, Manuela Roca, Luciano Suardi, Rubén Szuchmacher, Tantanian, Julieta Vallina, Diego Velázquez, Laura Yusem, Luis Ziembrowski, entre otros. “Tantanian tiene buenas ideas para el Cervantes. Si bien estamos en un horroroso momento del país, este teatro puede ser un bastión para la novedad, para desarrollar cosas en oposición a los modelos dominantes. Un lugar de libertad. Creo que hay que aprovecharlo. No me parece que haya que retirarse. Porque lo que se quiere es entristecernos, y eso no debe suceder”, concluyó Onetto.