Con la presencia de Miguel Díaz Canel Bermúdez son tres los presidentes cubanos que llegaron a la Argentina a la asunción de tres de sus pares: Osvaldo Dorticós a la de Héctor Cámpora en 1973, Fidel Castro a la de Néstor Kirchner en 2003 -Fidel volvió en otras dos oportunidades-, y ahora Díaz Canel a la de Alberto Fernández. Los tres cubanos llegaron cuando su país ya sufría todos los daños del bloqueo de Estados Unidos y con escenarios nacionales e internacionales muy diferentes.
“Fueron tres días frenéticos”, comentan en la Embajada de Cuba en Argentina por la agenda más que cargada organizada para Díaz Canel y que incluyó reuniones con alrededor de 50 empresarios locales que tienen o están interesados en tener negocios con la mayor de las Antillas, otra con artistas, escritores, sociólogos y militantes de derechos humanos –allí estuvieron Hebe de Bonafini, Adolfo Pérez Esquivel, Atilio Borón, Stella Calloni, el titular de la LADH José Schulman y el actual ministro de Cultura Tristán Bauer- y un acto en la Facultad de Ciencias Exactas organizado por el Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba.
Miguel Díaz Canel Bermúdez tiene 59 años, es ingeniero en electrónica y especialista en educación superior. Es oriundo de Santa Clara y es el primer presidente cubano nacido tras el triunfo de la Revolución quien no sólo tiene el desafío de continuar la línea revolucionaria –siempre utiliza la expresión ‘somos continuidad’-, sino de timonear la actualización económica cuando el bloqueo estadounidense arrecia y amenaza con profundizar las sanciones que ya son muchas y hoy tiene a la isla en un momento dificilísimo que se hace más fuerte por la falta de combustible.
En la primera reunión Díaz Canel estuvo con el ministro de Comercio Exterior Rodrigo Malmierca y un punto central lo llevó la preocupación que causa “el criminal bloqueo que va escalando. No pasa una semana sin que haya una nueva decisión de sanciones directas contra la economía y las finanzas cubanas que afectan también a terceros, en una práctica real de terrorismo económico”, en palabras del presidente cubano. El bloqueo recrudeció con la activación del Título III de la Ley Helms-Burton ( firmada y puesta a funcionar en 1996 por el ex presidente Bill Clinton) por la que el gobierno norteamericano va contra empresas internacionales para sancionar a quienes tienen relaciones económicas con Cuba. Allí estuvieron empresarios pymes, otros que integran la Cámara Argentina de la Mediana Empresa y que han visitado la isla en distintas ediciones de la Feria Internacional Agropecuaria que se realiza cada año en La Habana.
En la Ciudad Universitaria Díaz Canel se encontró con una sala llena, unas 800 personas, que de alguna forma integran o se acercan al Movimiento Argentino de Solidaridad. Allí se lo recibió con algunos de los cantos que se escucharon en plaza de Mayo durante toda la jornada del 10, pero dedicadas a la isla-faro que iluminó a generaciones y movimientos políticos de toda América latina, y que llegó con principios internacionalistas y solidarios a casi todas las naciones del continente.
El martes 10 amaneció otro país, “el de la esperanza” como había dicho Díaz Canel en Exactas. Toda la atención se concentró en la asunción del presidente Alberto Fernández y de la vicepresidenta Cristina Fernández. Después del acto en el Congreso de la Nación, llegó a la Casa Rosada –siempre acompañado de su esposa Lis Cuesta-, y cuando el ya presidente en ejercicio recibió el saludo de las delegaciones extranjeras. Finalizada las formas protocolares, casi sin descanso fue a la Embajada de su país para mantener una larga reunión con parte de los residentes cubanos en la Argentina que son cerca de 5.000. El miércoles no vendría más tranquilo: ya a las 9 fue recibido por el presidente argentino otra vez en la Rosada, después fue el turno de la planeada visita al centro de memoria donde funcionaba la ESMA y desde allí volvió al Congreso donde lo recibió Cristina.
En el Museo Sitio de Memoria de la ex ESMA Díaz Canel fue recibido por Madres, sobrevivientes, familiares y por la directora del espacio Alejandra Naftal quien advirtió al presidente cubano y a su comitiva que el recorrido sería “una travesía difícil”, pero que el lugar se trata “de una victoria de los argentinos, que ahora está pensado para la vida y no para la muerte”. Con la voz quebrada Díaz Canel agradeció que lo esperaran y guiaran por el espacio: “Ustedes son luz y amanecer... Este es un recuerdo que vamos a tener toda la vida".