“No se puede hacer magia con el tipo de cambio”, dijo ayer el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. El dólar cerró la semana en 15,74 pesos, con una suba de dos centavos respecto del jueves y una caída de 46 centavos desde que empezó el año. La cotización está por debajo de la del inicio de marzo de 2016, cuando el dólar tenía un precio de 15,94 centavos. El funcionario dijo que “la apreciación del peso es producto de la falta de equilibrio fiscal y de la baja apertura de la economía”. Agregó que “la Argentina va a tener un tipo de cambio competitivo cuando alcance el equilibrio fiscal y una economía más abierta”.
Dujovne sostuvo, al igual que hace el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, en cada una de sus conferencias de prensa, que el tipo de cambio es flotante y que en el mercado no hay una sensación de atraso. “Estamos mejor que en 2015”, sostuvo. Afirmó que “si fuera flagrante que el tipo de cambio está atrasado, habría un aumento de la demanda de dólares y los especuladores, que juegan su rol en la economía, hoy estarían comprando divisas a un ritmo muy superior al que lo están haciendo, lo cual marca que el mercado cambiario es normal”, aseguró.
El ministro de Hacienda planteó que la apreciación del dólar no es un objetivo del Gobierno. En las últimas semanas, economistas de distintas orientaciones afirmaron que el equipo económico empezó a usar el dólar como un ancla inflacionaria para evitar mayores presiones de precios en un año electoral. El funcionario buscó responder a los cuestionamientos también de empresarios industriales y de economías regionales, que aseguran que con este tipo de cambio tiene fuertes problemas para sostener el nivel de producción, cuando además se suma una mayor competencia importada.
La cúpula de la Unión Industrial Argentina hizo circular un informe interno criticando la apreciación y manifestando un fuerte malestar por la situación. Sin embargo, algunos empresarios mediáticos cercanos al Gobierno, como Cristiano Rattazzi, dueño de la filial local de Fiat, se llamaron a silencio. A principio de 2016, Rattazzi afirmaba que “no había que enamorarse de un dólar barato”, cuando el tipo de cambio recién había pegado un salto, al pasar de 10 a 16 pesos. Ahora, un año y dos meses después, el tipo de cambio sigue en esos valores, hubo 50 por ciento de inflación, pero Rattazzi no mencionó palabra sobre la apreciación y la industria. Lo que si pidió a principio de enero de este año fue “un monumento para el presidente Mauricio Macri”.
Dujovne volvió a repetir que el mercado interno abandonó la recesión y avanza en una recuperación sostenida. “Hemos empezado un proceso de crecimiento. La industria fue la más golpeada en 2016. Hubo que tomar medidas muy costosas para la actividad. Pero el espejo que había adelante era Venezuela. Ese fue el precio a pagar para tener una economía sana”, afirmó. Las declaraciones del funcionario sorprenden cuando se revisan algunos datos duros de la economía. Las ventas de febrero con 12 y 18 cuotas, que hasta ahora venían ayudando a mantener algo de consumo de bienes durables (electrodomésticos), se desplomaron un 35 por ciento, tras el anuncio del programa Precios Transparentes. Las ventas en el feriado de Carnaval, según CAME, marcaron un retroceso de 2,5 por ciento medido en cantidades y la temporada turística 2017 fue la más floja en las últimas dos décadas, con flujo intenso de argentinos saliendo a veranear a Brasil, Chile y Uruguay. El equilibrio macroeconómico tampoco fue una realidad en estos meses: el déficit fiscal asciende a 4,5 por ciento del PIB, la inflación es la más elevada del Cono Sur, el país se consolidó como el principal emisor de deudas del mundo emergente y al desequilibrio fiscal se le sumó, el año pasado, el desbalance de la cuenta corriente.