En España comenzó como un experimento en un burdel donde se daban piezas de teatro muy cortas en distintas habitaciones, por eso una de sus secciones se llama golfa. Y algo ocurre cuando el teatro se mezcla con la noche, con la oportunidad de comer y tomar algo, con ese clima de boliche que empieza a crearse de modo inevitable cuando la madrugada se acerca y la gente no quiere irse. Microteatro no es solo lo que sucede detrás de esas puertas donde el teatro de Buenos Aires se distiende, sigue al bajar la escalera, en el bar donde sus interpretes también se quedan.
La falta de memoria y el deseo de invocar a Sofía Loren son la primera llama de la comedia. Esa que sucede en una cocina entre la madre y la hija en la repetición de un diálogo guiado por la cabeza ya alterada de la madre que debería estar asistiendo a su visita al neurólogo. Todo es ficción en Sofía, mi mamá y yo. El texto de Inés Ulanovsky parece escrito para una actriz como Maitina De Marco que tiene ese humor extravagante y firme que le impone a cada uno de sus personajes como un destino ante el que es imposible no rendirse.
La obra que dirige Azul Lombardia con un ritmo preciso y con la capacidad de hallar la diversión donde se ubica el drama, entiende el tema de los encuentros que estructura esta nueva versión de microteatro, como esa posibilidad de construir un lenguaje común cuando la razón nos abandona.
Si la propuesta de microteatro, por su espacio reducido y su duración breve necesita de una eficacia actoral, nada mejor que recurrir a alguien como Rosario Varela. Ella le dará a esa chica lesbiana de pueblo que quiere ganarse la vida con un negocio de sexo telefónico, la posibilidad de descubrir una interioridad inmensa en quince minutos. En Estoy acá para cumplir tus sueños, Gabriela Julis funciona como su partener perfecta en la ingenuidad de estas chicas por copiar los gemidos del cine porno cuando en realidad, lo que importa en esta obra escrita por Mariana Mazover ,es la amistad que se construye en el desamparo, en un sinfín de dramas que las dos transitan pero que en esa convivencia obligada por la necesidad se vuelve en la única felicidad que les queda. Cecilia Dopazo como directora se ampara en la eficacia de las actrices que logran revelar personajes complejos y sensibles más allá de las urgencias del humor. En Me vas a reconocer Luli Torn hace de su personaje un ser espléndido, más allá de las pequeñas frustraciones que tiene que atravesar esta asistente de una estrella televisiva. El encuentro será posible gracias a una compra de objetos vintage en un sitio de Internet donde el vendedor es El Tecla, a cargo de Juan Grandinetti, un joven que también supo ser un actor famoso pero que el tiempo lo ha puesto del lado de los desafortunados.
Luli Torn no le niega a su personaje ninguna aventura. Va hacia la fascinación, la sorpresa, a una emoción almodovariana, de esas donde la chica lloraba en el ímpetu de la comedia y entonces el humor se volvía más feroz e irresistible. A veces en microteatro pasa que lo que podría ser solo una secuencia atractiva se convierte en una pequeña obra de arte. Esto ocurre con Muy Munch de Juan Parodi donde el manejo del espacio nos lleva a creer que estamos en un museo frente a un cuadro de Munch. Julieta Carrera y Juan Isola transforman a esta pareja de ex en una experiencia vertiginosa donde la inteligencia de la interpretación parece arrasar con la comedia para devolverla nueva, para demostrar lo que puede producirse con un texto escrito por Daniela y Natalie Eliscovich, cuando el humor se convierte en esa sustancia que le pone un vigor a la fatiga de la vida. Microteatro se presenta de martes a domingos a partir de las 20:30 en Serrano 1139. La programación en microteatro.com.ar