Desde Brasilia. Fiscales y policías allanaron propiedades de Fabricio Queiroz, amigo del presidente Jair Bolsonaro, y colaborador durante años de su hijo, Flavio Bolsonaro, en un operativo que incluyó requisas en los domicionios del exsuegro y la excuñada del mandatario. Las investigaciones iniciadas en julio 2018, cuatro meses antes de las elecciones presidenciales, indican que, al parecer, Queiroz era el encargado de lavar dinero para su entonces jefe, el diputado estadual Flavio Bolsonaro.
Los archivos del COAF, organismo del Ministerio de Hacienda que registra los movimientos financieros, revelaron que Queiroz recibió regularmente plata de los empleados de Flavio Bolsonaro en la Asamblea Legislativa de Rio. En el COAF quedó asentada una transferencia de Queiroz para la actual esposa del presidente, Michelle Bolsonaro.
El mandatario se negó a responder a los periodistas que lo consultaron en la residencia oficial de Brasilia sobre los allanamientos realizados en la mañana de hoy en Rio de Janeiro. El abogado de Flavio, Frederick Wasseff, calificó como "maniobra política" el despliegue de fiscales y agentes con 24 órdenes de inspección, ninguna de arresto,
Parte de las diligencias ocurrieron en la zona oeste carioca, en oficinas y domicilios de familiares de Fabricio Queiroz, cuyo paradero es desconcido desde principio de año cuando fue citado a declarar por la justicia. Otros allanamientos se llevaron a cabo en Resende, interior de Rio, donde vive la ex esposa del presidente, Ana Cristina Siqueira Valle. En esa ciudad fueron incautados celulares y documentos en las residencias del exsuegro y la excuñada, del mandatario. Nueve parientes de Ana Cristina Siqueira Valle fueron contratados por Flavio Bolsonaro, que ocupó una banca en la Legislatura provicncial de 2003 a 2018, y desde enero pasado asumió como senador federal.
El juez estadual Flavio Nicolau autorizó el operativo haciendo lugar a un pedido de la Fiscalía que, según trascendió, fue elaborado hace unos seis meses. La postergación de las requisas e incautación de documentos se debió a una orden del titular del Supremo Tribunal Federal, Antonio Dias Toffoli, un magistrado bastante permeable a las presiones del Palacio del Planalto.
El mecanismo
Jair Bolsonaro y Fabricio Queiroz entablaron una estrecha relación durante la dictadura militar, en los años ochenta, cuando ambos estaban en el ejército. Años más tarde Bolsonaro dejó la vida militar, tras un proceso en el que fue acusado de planear atentados, y Queiroz se convirtió en policía provincial en Rio. Luego de pasar por la Legislatura local el capitán retirado saltó al Congreso federal, desde donde comenzó a montar un clan político-familiar escoltados por sus tres hijos: Flavio, senador federal, Eduardo. Diputado federal y el concejal de Rio de Janeiro Carlos.
Investigaciones judiciales y artículos periodísticos indican que el cuarteto montó un esquema de recaudación vigoroso, cobrando dinero de los empleados que cedieron parte de sus ingresos o directamente a través de "ñoquis" que jamás aparecían por el Palacio. Uno de los funcionarios que figuraba en las planillas de Flavio, vivía en el exterior. Además hay documentos judiciales sobre los recursos mal habidos del actual presidente. En las más de quinietas fojas de su divorcio con Ana Cristina Siqueira Valle, ésta denunció que el por entonces diputado federal contaba con ingresos y bienes no declarados a la justicia electoral.
Este mecanismo ya era conocido por la justicia desde julio de 2018, pero se lo mantuvo en sigilo tal vez (por decir lo menos) para garantizar la victoria del candidatao de ultraderecha, según publicaron algunos medios.
Si el operativo de hoy deriva en el arresto de Fabricio Queiroz, podría comenzar a desmontarse el esquema construido desde hace más de dos décadas. Se podría saber como se erigió económicamente el imperio Bolsonaro y, en un segundo paso, conocer hasta donde llegan las relaciones políticas con las milicias paramilitares de Rio.
Ocurre que Queiroz ha mantenido una histórica relación con las "milicias", y que un gran numero de los empleados del Clan Bolsonaro, son policías retirados sospechados de integrar esas fuerzas irregulares.