“El traslado es un hecho. Así informaron a los trabajadores del Hospital Ramos Mejía sobre el intento de desalojo que el Gobierno de la Ciudad llevó a cabo este miércoles en el jardín maternal que funciona en el predio. Cerca de las ocho de la mañana se presentaron dos hombres y una mujer en representación del Ministerio de Educación de la Ciudad con un camión de mudanza. “Empezaron a romper los candados de los lockers y abrieron la sala donde se guardan los materiales”, relató a este diario María José Gutiérrez, secretaria de Nivel Inicial de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE). Pero finalmente padres, madres y trabajadores del Hospital, junto a los delegados, las maestras del jardín y las legisladoras Lucía Cámpora y Maru Bielli, lograron que el Ministerio se comprometiera a firmar un acta y establecer una mesa de diálogo prevista para este viernes.
“Ayer mismo les habían dicho a las maestras que el traslado era en enero, pero hoy sacaron todo y lo apilaron en una sala para llevárselo”, agregó la delegada. A principios de este año, la comunidad educativa, trabajadores del Hospital y familias del barrio, presentaron un amparo colectivo para exigir que no se cerrara el jardín. En marzo, una medida cautelar determinó, tras una inspección judicial en el establecimiento, que se encontraba en condiciones de seguir funcionando. Sin embargo, cuando los padres intentaron realizar la inscripción online para 2020, la dirección que figuraba era la del nuevo jardín, en Catamarca 342.
“Quieren que el jardín se venga abajo para justificar el traslado”, afirmó Laura, que desde 2015 manda allí a su hija, que la semana pasada terminó su último año en la institución. “No le falta ni gas ni calefacción, y tampoco se inunda con las lluvias”, agregó, “necesita reformas pero no son urgentes, y cerrarlo implica no solo dejarnos a las familias del barrio sin las vacantes, sino también a la comunidad del hospital”. Si bien el nuevo jardín absorbería las 350 vacantes que hoy tiene el establecimiento, para los vecinos sería una pérdida, ya que se supone que el nuevo edificio iba a generar vacantes para nuevas familias , y no solamente mantener las ya otorgadas. “En una ciudad con 25.000 chicos sin vacantes, es una locura perder 300 por un edificio que está en buenas condiciones”, afirmó la secretaria de UTE. El nuevo predio, a diez cuadras del hospital, implicaría además que las trabajadoras de ese hospital que tienen sus hijos en período de lactancia tengan que trasladarse con cada alimentación.
Cuando llegó el camión y los empleados del Ministerio de Educación, en la escuela estaban solamente las directoras, porque las maestras habían tenido que ir a una capacitación en el Polo Educativo Mugica, en Retiro. “Les avisaron de la jornada de capacitación ayer, y aunque a todas les pareció raro, tuvieron que ir. Fue una trampa”, relató María José Gutiérrez, de UTE. Fueron los trabajadores del Hospital quienes notaron la presencia del camión y se acercaron a preguntar qué ocurría. “Al principio dijeron que tenían que llevar unas cunas a la colonia que funciona a una cuadra del Hospital, pero después, una vez adentro, confirmaron que iban a desalojar el jardín para el traslado”. Apenas se enteraron de la noticia, les avisaron a las maestras. “Las echaron a empujones y no las dejaban entrar a la escuela”, afirmó, “y la mujer, que trabaja para Susana Basualdo, le dijo a una de las maestras que ‘se dejara de joder’”.
A eso de las dos de la tarde, legisladoras, maestras, delegados y la comisión directiva del jardín seguían en tratativas con el Ministerio, para que el organismo asegure una mesa de diálogo este viernes donde se pueda llegar a un acuerdo respecto de la continuidad del jardín.
Informe: Lorena Bermejo.