El Presidente Alberto Fernández recibió, por primera vez de manera formal desde que asumió el cargo, a las principales autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina, encabezadas por su Presidente, el obispo de San Isidro, Oscar Ojea. Tanto las fuentes oficiales como las eclesiásticas subrayaron el clima de cordialidad, de búsqueda de coincidencias y espacios de colaboración que animó a todos los participantes. Drogadicción, en particular, pero en general los temas sociales fueron parte esencial de la agenda del Presidente con los obispos.
Si bien el intercambio entre las autoridades del nuevo gobierno y el episcopado ha sido asiduo respecto de las cuestiones sociales, los obispos reiteraron la gravedad de la situación social y las demandas que de allí se derivan en todo el país, en particular sobre el tema alimentario. También las dificultades que atraviesan las personas privadas de la libertad y, en general, la emergencia del sistema carcelario estuvo sobre la mesa.
El Presidente y los obispos coincidieron en la necesidad de atender de manera urgente y prioritaria a quienes más están sufriendo los efectos de la crisis. “El tema del hambre nos preocupa muchísimo”, manifestaron los obispos. “Lo sentimos y lo sufrimos, porque estamos al lado de los más débiles y vulnerables”, expresaron.
El diálogo permitió además plantear los diferentes puntos de vista en aquellos temas en los que el Gobierno y la Iglesia mantienen diferencias y, en particular, respecto del aborto. Los representantes eclesiásticos ratificaron su conocida posición en contra de la interrupción del embarazo y el Presidente escuchó los argumentos, señalando también la importancia de atender a toda la complejidad del tema y a la opinión de la mayoría de los actores sociales implicados. Los obispos expresaron “sorpresa”, “desazón y preocupación”, según lo dijeron expresamente, por el protocolo presentado por el Ministerio de Salud. Para el episcopado dicho protocolo “en la práctica autoriza el aborto libre”.
Del encuentro, celebrado en la Casa Rosada, además de Ojea participaron el cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires y vicepresidente primero del episcopado, el arzobispo de Mendoza y vicepresidente segundo, Marcelo Colombo, y el secretario general, Carlos Malfa, obispo de Chascomús. El presidente Fernández estuvo acompañado por el canciller Felipe Solá, por Guillermo Olivieri, Secretario de Culto de la Nación, y por el Secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz.
Durante la reunión surgieron, una y otra vez, las alusiones al papa Francisco, por quien Fernández reiteró su admiración. El presidente le expresó también a los obispos su reconocimiento por el trabajo social que realiza la Iglesia Católica en todo el país. Respecto del tema del narcotráfico, prioritario para la jerarquía, Fernández adelantó que en el marco de la reforma judicial en estudio la problemática del narcotráfico será especialmente contemplada “para ir a fondo con las soluciones”.
Los obispos le hicieron saber al Presidente su satisfacción por la presencia de la dirigencia política de todos los sectores en la misa por la patria, celebrada en la Basílica de Luján el pasado 8 de diciembre. Le manifestaron a Fernández la coincidencia con muchas de las afirmaciones del Presidente en su discurso de asunción del mando, en particular en aquellos puntos en los que el mandatario retomó parte de las enseñanzas del papa Francisco en su encíclica “Laudato si”. Se comprometieron además a “trabajar para sanar las divisiones sabiendo la situación de emergencia que vive el país”.
Antes de finalizar los obispos le reiteraron al Presidente la disposición de la Iglesia para colaborar en la crisis con todos los recursos disponibles, ante lo cual el mandatario subrayó que “estamos juntos en esta tarea”. Los obispos expresaron su disposición de “trabajar para sanar las divisiones sabiendo la situación de emergencia que vive el país”.