Las artesanas del Grupo Mujeres Esperanza de Iruya inauguraron su propio salón de ventas y taller. Lo celebraron con un emotivo acto, acompañadas por técnicos que colaboraron en el proceso.

El Salón de Artesanías es un logro del Grupo Esperanza, integrado por mujeres del pueblo kolla de Iruya. El salón les sirve para trabajar y también como espacio de venta. "Tenemos el lugar más grande, tenemos las máquinas, más cómodas estamos ahí", contó a Salta/12 la presidenta del Grupo, Lola Ramos. Tienen máquinas de tejer, cardadoras, para hacer los sombreros, máquinas de hilar, telares; con esas herramientas optimizarán el trabajo que antes se hacía todo a mano. 

En sus 152 metros cuadrados el salón de ventas y taller incluye un salón de exposición, un área de trabajo, depósito, oficina, un área de lavado de fibra, y está equipado con tecnologías de aprovechamiento de energías renovables. El equipamiento busca mejorar la producción textil y así se incorporó una fieltradora, cardadora, ruecas, máquinas de coser, computadora, mobiliario de venta y para guardar los productos, también maniquíes y percheros. 

La cuestión del espacio propio es importante para Ramos, quien destacó que antes "no teníamos espacio", compartían con otros artesanos una habitación chiquita que les prestaba la municipalidad. "De ahí surgió esta idea de buscar un espacio más grande para poder trabajar, vender, poner las cosas". 

Las artesanas hacen "bufandas, medias, chales, ponchos, mantas". También sombreros, y trenzas de colores. Son unas veinte mujeres, aunque entre 10 y 15 tienen más participación. 

Las integrantes del Grupo residen todas en el pueblo de Iruya, y compran las lanas que usan como materia prima. Las adquieren en los rodeos o puestos de criadores, pero sobre todo aprovechan la "oportunidad" de la fiesta patronal, cuando vienen muchos productores a vender sus productos. 

El Grupo Esperanza se formó en 2005, recordó una de sus fundadoras, Rosa Chorolque, quien fue su presidenta y hoy integra la comisión directiva como tesorera. La historia de la organización recuerda en sus orígenes a la profesora de biología de la secundaria Beatriz Domínguez, quien consiguió un proyecto para aprender a tejer con lana de llama y de oveja. "De ahí surgió crear el grupo de mujeres, por una razón económica, algunas por tema de crisis familiar y también por una contención también de las mujeres". 

Luego de años, en los "que andábamos dando vueltas solas buscando en una y otra parte por ahí para poder sacar algunos proyectos, y en eso llegó el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y nos tuvo en cuenta porque nosotros teníamos un grupo ya con personaría, y todo", y "el INTA ya nos dio una mano sobre los proyectos", relató Chorolque. 

Efectivamente, el proceso que confluyó en la concreción del Salón de Artesanías fue acompañado por técnicos del INTA y de la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SAF) Delegación Salta.

El financiamiento se logró a través de proyectos especiales de Programa ProHuerta del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación y del INTA, de la Unidad para el Cambio Rural del programa de Desarrollo Rural Inclusivo (PRODERI). También tuvieron participación la Secretaría de Asuntos Agrarios del Ministerio de Producción, Trabajo y Desarrollo Sustentable de Salta y el Instituto Nacional de la Mujer.

La jefa de la Agencia de Extensión Rural de INTA Humahuaca, Laura Califano, destacó la importancia de los proyectos colectivos. "El grupo constituye un ámbito para los encuentros grupales de sus integrantes, donde se brinda colaboración ante diversas problemáticas y también se realiza la producción artesanal de textiles. Es así que el grupo constituye un espacio transformador de reflexión y contención para sus integrantes y otras mujeres allegadas, así como para quienes trabajamos con ellas", aseguró.

El INTA precisó que los organismos del Estado trabajaron con el Grupo Mujeres Esperanza desde 2009, "acompañándolas para promover el desarrollo de capacidades para la gestión de su organización y la gestión de sus propios proyectos de capacitación e inversión. Incluyendo una perspectiva de género transversal, que hizo que en cada instancia se retome el rol protagónico de la mujer, siempre enfatizando en su autonomía y autoestima".

Califano insistió en este sentido en que "es fundamental que desde las instituciones se incorpore la perspectiva de género en los proyectos y planes de trabajo como una temática transversal". "Tenemos que entender que lo que debemos hacer es plantear estrategias para visibilizar a las mujeres e incrementar su participación en las sociedades. Ayudando a que generen sus propios recursos financieros a partir de las actividades productivas que realizan, las mujeres podrán ejercer su autonomía y cambiar su realidad", sostuvo.

Un pueblo de tejedoras 

"Toda mi vida", respondió Lola Ramos a la pregunta sobre desde cuándo se dedicaba al trabajo de artesanías en lana. La presidenta del Grupo tiene 65 años, hoy reside en el mismo casco urbano de Iruya, pero nació en la Comunidad El Rodeo del Valle Delgado, distante 7 horas de caminata. "Mi mamá vivió con eso, hilando, tejiendo y vendiendo", recordó. 

La ex presidenta es su hija, también nacida en El Rodeo del Valle Delgado y, así mismo, radicada en Iruya misma. Rosa Chorolque, de 45 años, también dedicó su vida a los tejidos. Su madre, contó, sabía sobre todo hilar, una actividad que requiere gran habilidad. "Y a mí me gustaba tejer desde chiquita, cuando iba a la escuela me gustaba tejer y así aprendí a tejer todo, y críe a mis hijos vendiendo tejidos, artesanías nomás, nunca tuve un trabajo estable, hasta ahora sigo tejiendo", relató. 

El salón de venta y taller es abierto a todo el pueblo, a quienes quieran aprender y "también es para todo los que quieran trabajar, es una fuente más de trabajo", sostuvo Chorolque, para quien este espacio les facilita "mucho" el trabajo, "es más cómodo, más fácil, más organizado, en todo sentido". 

Las demás integrantes del Grupo también residen en Iruya, pero provienen en su mayoría de comunidades desperdigadas entre los altos cerros de esa parte de la geografía salteña. Sus obras están orientadas al interés de los turistas, los compradores mayoritarios. Pero el Grupo también se propone empezar a generar otras formas de venta, como el envío al extanjero, "por ejemplo, ahora estamos por mandar una alfombra a Inglaterra", contó Chorolque. 

Lola relató que si bien consideraron la posibilidad de entregar mercadería por mayor afuera a revendedores, su forma de producción aún no lo permitiría.