El chico malo y la chica brava son compañeros de escuela y están en su primera cita, vienen entusiasmados tras una fechoría, suben a la camioneta y de pronto, él intenta abusar de ella. La adolescente se resiste y llega la sorpresa: empieza a sufrir convulsiones que resultan, en realidad, una violenta, explosiva teletransportación. La chica se desvaneció en el aire y dejó un tendal de destrucción en su huida. A mitad de camino entre el ataque epiléptico y la turbulencia psico-sobrenatual de Carrie es donde inicia su historia Impulse, la serie producida por YouTube Originals y que forma parte del contenido gratuito original que desde septiembre comparte la popular plataforma de videos online, tras haber cambiado su estrategia comercial en la competencia por el mercado del streaming.

Basada en la saga de novelas Jumper, del autor estadounidense Steven Gould, Impulse estrena semanalmente episodios de 47 minutos y terminará su segunda temporada a fines de año. Su gran virtud está en el mestizaje de sensaciones: el vértigo inexplicable-mágico-sci-fi de la teletransportación se entrecruza con el múltiple trauma psicológico de la joven abusada, que además es una recién llegada al pueblo y forma parte de una familia ensamblada, recién ensamblada. Eso genera un clima angustiante por todas partes, y consigue un sofisticado y creíble cruce entre ciencia ficción, adolescencia y violencia sexual (al final de cada episodio, una placa recuerda las líneas telefónicas estadounidenses para denuncias de agresiones sexuales). Página/12 entrevistó a Lauren LeFranc, productora y guionista de Impulse.

-La teletransportación aparece en Impulse como un fenómeno muy traumático, psicológico, casi médico. ¿Cómo logran que esa experiencia de la ciencia ficción deje una sensación tan real?

-Sin duda, es una elección consciente hacer que la teletransportación de Henry se sienta violenta y caótica, porque está destinada a expresar su estado emocional. No queremos que nuestro programa se sienta como una serie tradicional “de superhéroes”, donde los poderes se ven espectaculares, excesivamente fantásticos. El lenguaje visual de la serie quedó establecido en el primer episodio, cuando la camioneta parece implotar. En cada reunión que tenemos reiteramos lo importante que es lograr que las imágenes que rodean la teletransportación de Henry se sientan orgánicas, como algo de nuestro mundo. Por eso mezclamos efectos visuales digitales con efectos especiales prácticos. Tenemos grandes artistas de efectos visuales y especiales, y por supuesto, directores increíbles y actores talentosos. Todos ayudan a que estos momentos se sientan reales en el programa.

-La agresión sexual aparece como disparador de la teletransportación en Impulse. ¿Cómo vincula una historia de ciencia ficción con un problema tan complejo y actual?

-Creo que las historias de ciencia ficción siempre son mejores cuando abordan algo más profundo que lo que se ve en la superficie. Siempre es divertido contar historias con acción, pero debería haber algo más debajo de todos los efectos visuales. Si no nos importan los personajes, no importa cuán “genial” se vea algo. Entonces, sí, en el fondo, Impulse es un programa sobre agresión sexual y cómo una mujer joven en particular lidia con esa experiencia tan traumática. Queremos explorar cómo es para nuestro personaje principal, Henry, encontrar poder en algo inherentemente doloroso. Queremos ver a Henry luchar con esos problemas, con la esperanza de, finalmente, superarlos. Pero sin sugerir que superar el trauma es fácil o simple: nuestro objetivo es mostrar lo desordenado que puede ser. Mi objetivo como productora y guionista es garantizar que siempre prioricemos las emociones de nuestros personajes. Por eso vinculamos el ataque sexual a Henry con sus poderes de teletransportación; ella no puede avanzar hasta que llegue internamente a un acuerdo con lo que le sucedió en esa camioneta. Y también queremos asegurarnos de que Henry nunca se teletransporte sin una razón emocional detrás. Sus poderes de teletransportación se basan mucho en el concepto animal de “lucha o huida”. Comienzan desde el miedo, como defensa propia, y a medida que la serie continúa, también la vemos teletransportarse a veces por enojo o frustración. En general, estoy muy agradecida de poder contar historias sobre traumas y agresiones sexuales, porque espero que ayude a dar voz a todas las personas –no solo a las mujeres– que han vivido experiencias de ese tipo. Ojalá que alguien que haya experimentado algo similar se sienta comprendido al ver Impulse.

-La protagonista de la serie, y víctima del ataque sexual, es una adolescente. ¿Cómo construyó ese personaje?

-Me gusta contar historias sobre personas complicadas e imperfectas que hacen lo mejor que pueden, dadas las circunstancias. Y para muchos de nuestros personajes, las circunstancias son bastante extraordinarias. Por ejemplo, Henry, como cualquier persona que enfrenta algo doloroso, no actúa a la perfección. Henry es una adolescente normal, pero con muchos problemas, muy complicados. Ella no se considera una heroína. De hecho, creo que si lo que le pasó a Henry le sucediera a alguno de nosotros, muy pocos diríamos “¡quiero salvar al mundo!”. Es complicada y, personalmente, considero gratificante poder escribir sobre una joven complicada. Confío en que Impulse ofrezca algo para cada tipo de espectador. No es una historia tradicional para adultos jóvenes ni se centra únicamente en los adolescentes. Y aunque tiene elementos de ciencia ficción, no se trata sólo de superpoderes. Es una serie que puede ser oscura y áspera, pero también tiene un costado entretenido y esperanzador. Nos ocupamos de la agresión sexual y el trauma, pero sin forzar la idea de dar un mensaje o una lección a nuestros espectadores.