Soplan vientos de cambio en el Incaa. El flamante presidente del organismo regulador del cine argentino, Luis Puenzo, y el vicepresidente, Nicolás Batlle, se reunieron este viernes con representantes de diversas asociaciones de directores, productores y distribuidores en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica durante más de dos horas. “Celebro que esta presentación se haya convertido en una asamblea”, dijo Puenzo, medio en broma, pero también en serio. Es que la nueva gestión del Instituto se propuso como una de sus metas escuchar qué tienen para decir todos los actores en juego de la industria audiovisual para poder tener un estado de situación lo más pormenorizado posible y plantearse objetivos a corto, mediano y largo plazo. Por eso, hubo también representantes de los trabajadores del Incaa y de asociaciones del interior del país que viajaron especialmente. La flamante dupla fue recibida con entusiasmo y esperanza, tras cuatro años en que el Incaa le cerró las puertas sistemáticamente a una gran mayoría de ellos. Las nuevas autoridades y las entidades volverán a verse en una semana ya con las propuestas que lleven por escrito.
Puenzo y Batlle se encargaron de hacer su presentación pública ante un auditorio que, en la mayoría de los casos, los conoce desde hace muchos años. Puenzo presentó a Raúl Rodríguez Peilá como gerente general del Incaa, que se sumó a la mesa. El presidente del Instituto trazó un relato histórico de la norma y con el vice se refirieron en diversos pasajes del encuentro a la posibilidad de reformar lo que haga falta y también sobre la necesidad y, sobre todo, la obligación de cumplirla. “Estamos preparando un cuestionario para todos los integrantes del Incaa para que cada uno nos diga qué ve bien y qué ve mal en su área”, anticipó Puenzo como una manera de poder mejorar el funcionamiento y garantizando que no tiene nada que ver esta propuesta con una cuestión “persecutoria” sino todo lo contrario: que se pueda optimizar el trabajo, que todos se encuentren cómodos y tengan sentido de pertenencia. Tiempo después, cuando una trabajadora denunció que durante la gestión anterior sufrieron maltrato, y que hay denuncias por acoso, abuso sexual y violencia laboral dentro del Incaa, tanto Puenzo como Batlle pidieron que los pongan al día de las situaciones que padecieron y que les acerquen toda la información.
Fue, en realidad, una presentación en sociedad, donde las autoridades también les pidieron a las entidades que lleven por escrito todas las propuestas que tengan para hacer y que ambos las recibirán en un nuevo encuentro pautado para el viernes de la semana próxima. “Que cada entidad internamente -de la manera que habitualmente use-, le pregunte a sus asociados y traduzca eso en un documento breve, en un punteo que les vamos a pedir que nos den como devolución de esta reunión. Que nos digan qué ven bien, qué ven mal, en qué áreas tienen más problemas y de esta manera poder tener una visión de nuestra actividad y de este organismo tan importante para nuestra actividad. La idea es ver cómo se lo ve de afuera para adentro y de adentro para afuera y tratar de hacer un diagnóstico más preciso”, afirmó el presidente del Instituto.
Los primeros representantes en hablar fueron Daniel Rosenfeld, de la Asociación de Directores de Cine PCI, y Carlos Galettini, de Directores Argentinos Cinematográficos (DAC), quienes celebraron la fórmula elegida para el Incaa y les desearon éxitos en la gestión. Galettini también le recordó a Puenzo que la Ley de Cine que ellos pelearon y que fue sancionada en 1994 fue una modificación de otra anterior lograda por sus “ancestros” cinematográficos, entre quienes mencionó a Hugo del Carril y Mario Soffici.
Un tema planteado por la directora Andrea Testa, del Colectivo de Cineastas, se retomó en distintos momentos de la reunión. Pero antes recordó la urgencia de poner en funciones el Consejo Asesor. En relación a esto, Puenzo adelantó que se va realizar una nueva propuesta para designar los nuevos integrantes porque la resolución anterior “fue de un presidente del Incaa que ya no está para que firme el decreto un presidente de la Nación que tampoco”. Testa habló, entonces, de la disparidad de género. “Es importante que empecemos a tomar en la palabra ‘diversidad’ también la lucha por un cine inclusivo, un cine libre de violencias y un cine con perspectiva de género”, expresó la codirectora de La larga noche de Francisco Sanctis. Y comentó la necesidad del cupo femenino en los puestos de la industria audiovisual.
Puenzo le respondió que se podrá cumplir lo que dice la Ley de Cine, pero lo que no dice “hay que pedírselo al Congreso”, aunque destacó que está dispuesto a acompañar ese pedido en las cámaras legislativas. También pidió que en los documentos que presenten el viernes próximo escriban, por un lado, lo que puede y debe cumplir el Incaa, y por otra parte, lo que habrá que pelear en el Congreso; es decir, aquello que en la ley no figura y se quiera cambiar. En ese momento, tomó intervención Batlle, quien se comprometió a trabajar en una Ley de Cine “con clara perspectiva de género". También se mostró dispuesto a conocer “cómo el Incaa maneja los protocolos de violencia de género” en relación a sus trabajadoras. “Este tema claramente tiene que estar en una próxima versión de la ley”, insistió el vicepresidente, y argumentó que “uno no puede ser ajeno a lo que está pasando en la sociedad y a lo que se está debatiendo”. Su intervención fue muy aplaudida.
La presidenta de la Federación Audiovisual Argentina, Marisa Hassan, llegó desde Misiones en representación a “compañeres de dieciocho provincias” y sumó al tema la necesidad de una diversidad federal para que haya “políticas públicas que tengan en cuenta las voces de las provincias”. Paola Suárez, presidenta de la Asociación de Productores Audiovisuales de Córdoba, recordó que Batlle “fue parte fundante de lo que en su momento fue el Programa de Aportes Reintegrables, que es la base de lo que hoy es la Ley Audiovisual de Córdoba”. También señaló que “hoy las regiones son fundamentales” y que “es necesario articular federalmente y celebramos que haya un compromiso de esta gestión”. Allí Batlle mencionó la necesidad de que se vuelva a realizar el concurso “Raymundo Gleyzer” del Incaa.
Aldo Fernández, representante de la Cámara Argentina de Productoras Pymes Audiovisuales (Cappa), consideró que “hay que encontrar nuevas formas de financiamiento y de adaptar en la Ley de Cine a las nuevas pantallas y formas de distribución y de acceso a las películas”. Fernando Krichmar, de Documentalistas Argentinos (DOCA) recordó que se pudo recuperar el libro con los DVD de Raymundo Gleyzer y que en 2016 hicieron lo mismo con el material de Fernando Birri, al tiempo que expresó: “Creo que está cajoneado y espero que ustedes lo saquen de ahí”. También planteó que los tres eslabones más débiles de la cadena son “el cine documental, el regional y la perspectiva de género”. El histórico distribuidor de cine independiente Pascual Condito reflexionó sobre la importancia del distribuidor; Carlos Martínez, de la Asociación de Productores y Realizadores Independientes (Apri), denunció que “en las últimas semanas hubo una parálisis importante en el Incaa” y que “hay películas que contaban con financiación para el rodaje que no fue pagada”. Puenzo prometió tomar cartas en el asunto ya que está al tanto. El cineasta Alejandro Malowicki advirtió que en la reunión no se había hablado del cine infantil y planteó la necesidad de que se le dé importancia.