Unos entraban y otros salían en el minué que escenificaron los diputados el jueves para discutir la primera ley del gobierno. Damos quórum para esto, pero no para aquello y entraban y salían después para que entren los que daban quórum para aquello y después, algunos de los que dieron quórum votaron en contra de la nueva ley o de algunos de sus puntos. Fue una gimnasia maratónica de negociaciones y parlamentos que probó a fuego a los nuevos actores de esta nueva serie de los Fernández en la Argentina posmacrista. El titular del bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner y el presidente de la Cámara, Sergio Massa desplegaron su arsenal de recursos para conseguir la aprobación de la ley que el gobierno considera axial en el plan para frenar la crisis y comenzar el despegue. La ley se propone redistribuir y aumentar la recaudación en impuestos como bienes personales, sobre todo las posesiones en el exterior, y la actualización de las retenciones.
Son los días de la verdad para un nuevo gobierno. Es el tiempo cuando se aprovecha la inercia poderosa del respaldo que se ganó en las urnas para hundir el cuchillo hasta donde pueda. Es probable que sea el momento de mayor respaldo de la gestión. Cada paso que se avanza crea respaldos y decepciones y aunque sean muchos más los favorecidos, algunos quedan en el camino. El triunfo electoral, en cambio, provoca una onda tan amplia de expectativas que arrastra incluso a gran parte de los que no lo votaron.
Mauricio Macri aprovechó ese momento en el 2015 para anular la ley de pago soberano que impedía pagar a los fondos buitre y le ponía condiciones al endeudamiento. Son los claroscuros. El kirchnerismo se opuso a pesar de esa inercia de gobierno nuevo potenciada por el respaldo avasallante de la corporación mediática. Como aquella vez fue el kirchnerismo, ahora el macrismo fue el que se opuso a pesar de esa inercia, que esta vez no está potenciada por los medios hegemónicos, como en el 2015, sino por la esperanza de salir del pozo donde quedó la mayoría de los argentinos por la crisis.
La memoria histórica muestra esa danza de pensamientos en pugna, los que pagaban a los fondos buitre para comenzar un nuevo ciclo de endeudamiento y los que se opusieron. Los que ahora proponen esta ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva y los macristas que se oponen.
En 2015, el macrismo consiguió aprobar la abolición de la ley de pago soberano gracias al voto de algunos peronistas. Ahora la operación de los macristas puros fue ablandada por los gobernadores radicales cuya responsabilidad territorial siempre repercute en el Parlamento. Urgidos por el mismo Mauricio Macri, los legisladores del PRO habían logrado imponer en la bancada de Cambiemos la decisión de impedir que asumieran los 22 nuevos diputados del oficialismo.
Antes de viajar a Qatar de vacaciones para presenciar la final del mundial de equipos de fútbol, el ex presidente Mauricio Macri se reunió con su primo Jorge, intendente de Vicente López y propició esa jugada de extrema dureza pero también de baja calidad democrática.
El bloque de Cambiemos estuvo a punto de estallar, e incluso hubo acusaciones contra el titular del comité radical, el ex gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo. El domingo, Cornejo acompañó a los gobernadores radicales a una reunión con el presidente Alberto Fernández y el ministro del Interior, Wado de Pedro. El presidente les informó que anularía el Pacto Fiscal, --al que los sometió Mauricio Macri--, para que los gobernadores puedan manejar sus presupuestos con libertad.
En el marco de esa negociación, Cornejo suavizó la posición del bloque y así dieron quórum para que asuman los nuevos diputados del oficialismo. En la reunión con Fernández estuvo Gerardo Morales cuya provincia quedó en una situación de fuerte dependencia económica del gobierno nacional. Morales criticó públicamente la posición más dura del bloque de Cambiemos.
El gobernador jujeño tiene una cuenta pendiente con el movimiento popular por la encarnizada persecución y el encarcelamiento de la dirigente Milagro Sala. Clara Langhe de Falcone, la legisladora radical que asumió como jueza del Superior Tribunal de Justicia de Jujuy cuando comenzó la persecución del gobernador Morales contra la dirigente del Movimiento Tupac Amaru, fue apartada de su cargo de presidente del Tribunal.
Unos días antes de su reemplazo había subrayado que “no vamos a permitir la libertad de Milagro Sala”. Con Sala presa, será difícil para Morales sostener la calidad de relaciones que necesita su provincia con el gobierno nacional. La Casa Rosada no le ha mostrado los dientes a nadie, pero Alberto Fernández calificó varias veces como una herencia nefasta en el Poder Judicial a la práctica de lawfare del macrismo con sus operadores judiciales.
La palabra retenciones unida al verbo “actualizar” en el texto del proyecto de ley fue usada para atizar el recelo de los empresarios rurales. Hubo amagues para convocar una gran concentración opositora el miércoles frente al Congreso. En las redes macristas se verificó gran entusiasmo por la convocatoria. Pero el impulso se fue desinflando con el paso de las horas. La medida no afecta tanto a los empresarios rurales y resultó evidente que no tenían ambiente propicio para una convocatoria fuerte.
Si en un principio se habían dejado llevar por el falso clima creado en las redes por los trolls macristas, finalmente los dirigentes se replegaron. El macrismo insistió y agregó a la convocatoria la defensa de las jubilaciones y el rechazo a delegar más funciones en la figura presidencial. Esos fueron los argumentos de los diputados de Cambiemos para votar contra la ley. Pero en la calle, esos argumentos apenas reunieron a mil o dos mil personas.
La pobreza del acto macrista fuera del Congreso y la deserción de dirigentes y entidades fue la confirmación de que la base social del macrismo no está en disposición movilizadora y que está sintiendo el efecto de la crisis y la derrota. Y, por otra parte, no encuentra una actitud beligerante por parte del gobierno, lo que también la desmotiva.
Pero mientras avanza en el Congreso, el gobierno no termina de conformar su estructura de gestión y en varios ministerios hay dificultades para la designación de secretarios y directores. Algunos de los que han sido designados no tienen firma para tomar decisiones porque los directores salientes se tomaron vacaciones antes de renunciar y en otros casos se fueron sin dejar las claves de los sistemas informáticos por lo cual los nuevos funcionarios no tienen acceso a información vital.
Alberto Fernández se mantiene activo. Tras la reunión con los gobernadores, esta semana hizo una incursión en territorio apache para un gobierno peronista. El presidente se apersonó en la cena de fin de año de la AEA, el club más selecto de grandes empresarios. “No podemos perder más tiempo y seguir peleándonos entre nosotros” le dijo al CEO del Grupo Clarín, Héctor Magneto, sentado en la mesa más cercana.
No hubo reacción del representante de la que en este momento es una de las tres empresas que más factura del país. Si en otro tiempo representó a un sector de la industria con el desarrollismo, ahora se representa a sí mismo con un inmenso poder desequilibrante para cualquier gobierno. Esas palabras del presidente fueron un gesto de que intentará una difícil y controvertida convivencia pacífica con el Grupo que fue principal sostén de Mauricio Macri y por lo tanto corresponsable de la crisis que expuso ante los empresarios.
Cristina Kirchner participó en la asunción de los intendentes de La Matanza, de Quilmes y de Avellaneda y viajará a Cuba para pasar las fiestas con su hija Florencia. Máximo Kirchner tiene fotos en mangas de camisa, extenuado, hablando con todos los jefes de bloque incluyendo los del macrismo. Trajinó con mucha capacidad de diálogo y negociación para la aprobación de la ley en el Congreso.
El cuco del kirchnerismo a full disipa fantasmas y vaticinios agoreros. Fernández se quedó dos horas con los empresarios. El malestar con la gestión macrista se siente también en ese ambiente que le fue tan favorable siempre al macrismo. Y hasta hubo algún elogio a la “inteligencia política” de la ex presidenta.