La Corte de Apelación de La Haya, Holanda, estableció que los piropos y los silbidos ofensivos de índole sexual en espacios públicos forman parte de la libertad de expresión y que no se pueden prohibir salvo que haya una ley del Parlamento. El fallo contradice las directivas que dictaron los ayuntamientos de Ámsterdam y Rotterdam en los últimos dos años para frenar el acoso por la palabra en Holanda.
De hecho, el año pasado, un hombre de Rotterdam, de 36 años, fue multado con 200 euros por importunar a un grupo de mujeres. Ahora, esa sanción quedó sin efecto. La sentencia de la Corte se basa específicamente en ese caso.
En 2018, la Fiscalía de Rotterdam pidió 340 euros de multa porque, según quedó demostrado, Everon F. persiguió en dos ocasiones a un grupo de jóvenes con frases como: “Hola, chicas. Son muy guapas. ¿Qué hacen? Cielo, ¿ya te vas? Preciosa, eres muy atractiva”. Luego se sentó a su lado y les lanzó besos con la mano. Las mujeres lo denunciaron, y durante el juicio, él dijo que estaba soltero y “solo eran cumplidos sin mala intención; no sabía que fuera delito”.
El caso de Everon F. llegó la Corte de Apelación de La Haya. Los jueces admitieron que “hubo acoso verbal y lanzamiento de besos”, pero “ambos encajan en la libertad de expresión, y la normativa municipal no fija de manera clara el límite entre un comportamiento aceptable y otro intolerable”. De acuerdo al fallo, “es indispensable de acuerdo con la Convención Europea de Derechos Humanos”. La sentencia respeta “los deseos del Consistorio de Rotterdam de luchar contra este tipo de ofensas”, pero destaca que “solo el legislador, a escala nacional, está facultado para decidir algo así”.
Hace dos años se instaló el debate cuando Eberhard van der Lean, alcalde de Ámsterdam, anunció que se prohibía el acoso verbal en público. Fue el primer Ayuntamiento de Holanda en hacerlo, y luego lo imitó Rotterdam. En ese momento hubo dudas sobre la interdicción chocaba con la libertad de expresión.
Aquella decisión de Van der Lean se tomó luego de analizar una muestra de mil casos, en la que el 59 por ciento de las mujeres decían haber sufrido acoso. Ese sondeo mostraba que ocho de cada diez mujeres de entre 15 y 34 años habían sufrido acoso en forma de insinuaciones, silbidos ofensivos o, incluso, insultos si rechazaban los avances de desconocidos. Ahora, las multas, que podrían llegar hasta los 4100, corren el riesgo de ser recurridas, y ahí se hará sentir la voz de los jueces.
A mediados de este años, el ministro de Justicia holandés, Ferd Grappenhaus, dijo que quería incluir la intimidación sexual en público en el Código Penal. Según afirmó, las penas aplicables serían de hasta tres meses de cárcel o una multa de dos mil euros.