Berlín está estudiando declarar al Reino Unido “jurisdicción de baja tributación” si su Ejecutivo cumple finalmente con el anuncio de reducir el impuesto de sociedades hasta el 10 o 15 por ciento, lo que tendría consecuencias fiscales. El Ministerio de Hacienda de Alemania tendría que empezar a cobrar impuestos añadidos, en ese caso, a los inversores alemanes con acciones de empresas británicas por los beneficios que generen esas compañías, al considerar legalmente que en el país de destino de la inversión no tributan adecuadamente. Esta respuesta aparece perfilada en un documento interno al que ha tenido acceso el semanario alemán Der Spiegel y en el que constan también consecuencias como la retención de un porcentaje fijo que tendrían que aplicar los bancos de forma automática a cada factura que pague una empresa alemana por productos británicos importados, cuyo importe podría ser “por ejemplo del 15 por ciento”, según afirma el documento.