En el discurso de toma de posesión del cargo de presidente Alberto Fernández lo expresó sin eufemismos: el sobreendeudamiento familiar es uno de los grandes dramas sociales de nuestro país.
Una política estatal de créditos orientada a desendeudar a las familias deberá tomar en cuenta que no todo se juega en la tasa de interés.
Ese sistema deberá ser lo suficiente ágil para estar presente en las situaciones urgentes (las deudas se generan para afrontar situaciones inesperadas: comprar remedios, el pago de funerales, reponer las zapatillas robadas, cubrir a la changa que no llega a pagar el plato de comida del día).
También debe ser flexible, permitiendo renegociar las condiciones de devolución de los préstamos, de esta manera este sistema crédito podrá arraigar en una vida económica ella misma sujeta a la incertidumbre.
Los “servicios financieros” formales suelen ser muy intrincados para expresar el costo real que tienen al mismo tiempo que pueden conducir a situaciones inmanejables (como ser incluido en el Veraz). Por lo tanto, la claridad del funcionamiento del sistema de créditos no bancarios es otro componente fundamental para su aceptación.
La definición por parte del nuevo Presidente que la prioridad de su gobierno será desendeudar a las familias conlleva un enorme desafío. El endeudamiento es una marca de la nueva cuestión social y corresponde al Ministerio de Desarrollo Social tomar la iniciativa para encararlo, pero a condición de enmarcarla como una verdadera política de Estado que conlleve la coordinación de varias áreas de gobierno.
Por ejemplo, el Indec puede aportar relevamientos confiables frente a la ausencia de estadísticas sistemáticas sobre el endeudamiento familiar. La Anses es un jugador que ya participa con los créditos para jubilados y beneficiarios de AUH, pero deberá redefinir esa participación acorde a la nueva agenda. Al BCRA le corresponde la responsabilidad regulatoria de los servicios financieros y también proveer el marco para incentivar la creación de nuevos instrumentos de crédito.
El nuevo Ministerio de la Mujer tiene un rol que jugar dado la estrecha proximidad que existe entre las tareas de cuidado que llevan adelante las mujeres y el endeudamiento de las familias. Se podrá trabajar junto con el Ministerio de Salud dado que son los momentos críticos de los ciclos vitales (nacimientos, enfermedades, muerte) donde se producen las necesidades urgentes de dinero que derivan en un sobreendeudamiento familiar. Es deseable la participación del Ministerio deDesarrollo Productivo, a través de la Secretaria de Comercio interior, monitoreando y sancionando las practicas desleales en el otorgamiento de créditos para el consumo. La agenda toca hasta el Ministerio de Seguridad: las policías locales brindan protección a los “prestamistas” que acechan a los barrios populares y son las redes del narcotráfico quienes ofrecen prestamos a las familias desesperadas.
El endeudamiento de las familias vulnerables es la marca la nueva cuestión social. Encararlo desde políticas que sean sensibles a la organización económica cotidiana de las familias y también desde una apuesta global como política de estado permitirá luchar contra una de las mayores fuentes de desigualdad contemporáneas.
* Decano Idaes-Unsam.