Un cadáver aparece en el hielo, bien en lo alto de los Alpes, plegado en una posición muy extraña y con indicios de que allí hay un crimen ritual, un mensaje siniestro o algo por el estilo. El otro problema es que el finado no está en cualquier lugar de la montaña, sino justo en la frontera entre Austria y Alemania. La serie alemana Der Pass (o Pagan Peak, para el mundo angloparlante del planeta Torrent, ya que por el momento no tiene pantalla en la Argentina) tiene un disparador que no confronta sólo dos jurisdicciones policiales-nacionales, sino también dos personajes realmente antagónicos. Los dos policías a cargo del caso son una enérgica, amable y jovial inspectora alemana, y un hosco, mugriento y empastillado detective austríaco, que evidentemente, parecen destinados a chocar y a no poder hacer nada juntos. Der Pass supone una versión alpina del “policial de frontera”, que a esta altura del universo seriéfilo, resulta en sí ya todo un subgénero. Es que, acaso a partir del éxito sueco-danés El puente (2011-2018), las series sobre crimen se han permitido explotar al extremo las implicancias y paradojas de los problemas de frontera aplicadas al plano policial. Un mecanismo que, además de sostener la confrontación esperable entre detectives y criminales, crece cuando envuelve a los uniformados en choques y roces con sus colegas de distintas nacionalidades. Así, el subgénero de “policial de frontera” ha empezado por las remakes de El puente (la yanqui-mexicana, la franco-inglesa) para luego tensar cuerdas y dar con experimentos psicológicos como Sorjonen (allí en el límite ruso-finlandés) y hasta paródicos (como la brillante comedia sueco-británica Fallet, que puede verse en Netflix). Página/12 entrevistó a los realizadores alemanes Cyrill Boss y Philipp Stennert, autores y directores de Der Pass, que prepara una segunda temporada y cuyo conflicto inicial de estilos entre austríacos y alemanes –que a priori podría inducir a pensar en el meme del Hombre Araña– pronto descubre una trama mucho más espesa, con personajes cambiantes y un ojo puesto en planos bien diversos, como los crímenes rituales y el tráfico de personas.

-La investigación de Der Pass está comandada por una policía idealista y un detective que parece odiar su trabajo. ¿Cómo llevan la historia dos personajes tan distintos?

-Cuando creamos la historia, quisimos que fuera emocional, que mantuviera el lado humano de los personajes en un mundo cada vez más complejo, donde cada persona se las arregla de manera diferente. El personaje principal femenino, Ellie, intenta respetar los valores tradicionales y trata de encontrar la “forma correcta de hacer las cosas”, aunque eso no funcione, el mundo desafortunadamente no es tan simple. Su enfoque es de alguna manera ingenuo y se decepciona y se agrieta cada vez más por dentro. Intentamos mostrar esta evolución en la historia misma, desde la actuación, por supuesto, pero también en el trabajo de la cámara. Al principio ella está integrada en el grupo, lleva una chaqueta roja, casi como un personaje de cuento de hadas, cabello rubio suelto, muy abierta a otras personas. Al final se vuelve cada vez más retraída, usa ropa ajustada e incolora, su cabello es corto, ya no le importan las personas y en las tomas de la cámara, está sola, aislada. El inspector Winter, por otro lado, afronta la vida con su propio estilo, complicado y especial. No le importan una mierda las reglas, ni su salud, ni ser cortés. No cree en la humanidad, es un nihilista en el peor sentido, perseguido por amargos recuerdos, fuma demasiado, toma drogas, bebe mucho y usa zapatos totalmente inapropiados en las montañas frías y nevadas. Definitivamente es un personaje oscuro, lo mostramos como un solitario, siempre en el medio del plano, algo misterioso con un abrigo negro que sugiere algo aristocrático. Nuestra idea era que estos dos enfoques diferentes sobre la vida y sobre el trabajo fueran disminuyendo a lo largo del proceso de filmación y de la historia.

-El cadáver encontrado en la frontera austríaco-alemana abre la puerta a problemas fronterizos. ¿Cómo afecta esta tensión a la investigación?

-Buscamos una historia realista contada de una manera elegante, por lo que nos preocupamos mucho por cómo es el verdadero trabajo policial en ambos países. Hablamos con policías reales, un detective alemán experto en perfiles criminales nos dio muchos consejos útiles. Alemanes y austríacos viven muy cerca unos de otros, pero hay diferencias, por supuesto. En lo que hace a nuestra historia, son dos países con diferentes leyes y definitivamente hay barreras que superar: las jurisdicciones, quién está a cargo, cómo lidiar con los diferentes códigos. A los ojos del público internacional, las diferencias entre los dos países son un gran clisé, gracias a celebridades como Christoph Waltz, a quien le encanta hablar en Estados Unidos sobre ambos estereotipos. Pero la realidad es mucho más compleja y emocionante, e intentamos transmitir eso en la serie. Los alemanes y los austríacos tenemos una relación estrecha y a la vez, compleja. Compartimos el mismo idioma pero las palabras a veces tienen subtextos distintos. Es muy interesante si miras el mapa, Alemania es un país más espacioso con transiciones fluidas entre las provincias y otros países, mientras que Austria está llena de valles profundos y montañas altas, que separan las diversas regiones, el campo tiene un impacto en las personas que viven allí. En el área montañosa, por ejemplo, encuentras individuos muy únicos y especiales, pero también mucha gente conservadora, que no quiere ni mirar la próxima cadena montañosa.

-El streaming ha permitido que, sólo en los últimos años, hayan aparecido en los menúes online series alemanas como nunca antes, de Somos una ola a Dark, de Dogs of Berlin a Deutschland 83 o, ahora, a Der Pass. ¿Hay algo en común en la narrativa de las series de televisión alemanas?

-Desde que terminamos la escuela de cine, en 2003, hemos anhelado contar historias para un público más amplio, no solo para gente de habla alemana. Ahora, finalmente, es el momento. Gracias a la Internet y a los aspectos positivos de la globalización, las personas de todo el mundo pueden ver series o películas de otros paíes y culturas. Por supuesto, debido al impacto estadounidense en el mundo occidental después de la Segunda Guerra Mundial, todos los cineastas europeos estamos influenciados por el cine y las series de televisión de los Estados Unidos: nos afectan su lenguaje cinematográfico, sus herramientas dramatúrgicas, sus grandes cineastas. Pero el mundo se está volviendo cada vez más complejo y, como artista, debes relacionarte con el lugar de donde vienes, con la cultura, las personas que conoces, el idioma o incluso el dialecto. Tienes que hacerlo, si quieres contar una historia profunda, creíle y emocional. Entonces, sí, debe haber una especie de narración alemana, pero no podemos decir qué es exactamente. Suponemos que son cosas que están entre líneas.