Con Pablo, mi hermano descubrimos La leyenda del indomable en el crepúsculo de Sábados de súper acción. Por eso para nosotros la voz de George Kennedy susurrando “Lucila...oh Lucila...” siempre fue en castellano. Kennedy gano el Oscar a Mejor Actor de Reparto y Paul Newman que debería haber ganado el Óscar a la mejor sonrisa del mundo, perdió contra Rod Steiger por In The Heat Of The Night.
Kennedy acuñó esa expresión durante el rodaje que hoy es mítica “después de tres días de muerto, el cadáver de Paul Newman va a seguir siendo más lindo que yo”
Cool Hand Luke (Luke el mano fría, o tranquila) es su título original. Una mano fría en el póker es cuando no te toca nada y acá en 127 minutos de película dirigidos por Stuart Rosenberg en 1967, Luke va a ganarles a todos sin nada.
La historia transcurre en una prisión en Florida a la que Luke va a parar por un crimen menor: dejar sistemáticamente sin cabeza parquímetros con una llave inglesa en una prodigiosa secuencia inicial. A partir de ahí asistimos a las mil hazañas de salón que Newman protagoniza para divertir a sus compañeros. La pelea de box con Kennedy, la inolvidable secuencia de los huevos duros, las fugas infinitas y el partido de póker que lo bautiza a él y a la película.
Luke es un rebelde muy particular, es el compañero del secundario que se destaca por antisistema, por Poeta, ese temperamento único que tiene una resistencia automática a la autoridad. ¿Quién no tuvo a ese compañero? ¿Ese carisma? Mi lista personal empieza con Diego Vega (si, casi como el zorro) en el colegio primario y culmina con Gabriel Topor en 5to año. Seres mágicos que inspiraron siempre.
¿Y el malo? ¿Quién es el malo o el mal para Luke?
Ese cero del Tarot, el casillero donde podemos completar con nuestros miedos a los ojos que nunca veremos. Ese mal que atropella y no deja pensar. El sistema, así a secas. En el sentido más sesentista de la palabra. Una patota de ideas que nos somete a la coerción política. A ser iguales, odiando todo atisbo de individualidad estética o de pensamiento, ahí va Luke a chocar una y otra vez contra el sheriff de lentes espejados.
Es muy difícil no querer ser Luke cuando uno ve la película por primera vez, Newman se impone segundo a segundo como un sueño invencible ante tanto maltrato. Luke era el hombre...
Una tarde paseando por el mercado de San Telmo di con la banda de sonido en vinilo, fue escucharla infinidad de veces y contemplar aquel póster distinto del que había conocido. La película fue también durante años una suerte de objeto a compartir entre afectos, amores y pasiones. Si uno se enamoraba se imponía un visionado conjunto del film. ¿Por qué? ¿Qué hay en La leyenda del indomable que la eleve a esa categoría? Creo que en primer lugar por la fecha de su lanzamiento es fácil concluir que es más bien una tradición en retirada. Todo lo que en esta historia sucede habla de otro tiempo y otro mundo, sin embargo el tema eterno, el corazón de su conspicua universalidad sea aquello de vivir o ser vivido. Tomar riendas de nuestras pasiones y frustraciones o intentar encajar en un dogma caprichoso. El canon social de cada día. Ahí Luke se saca siempre cero.
Conmovidos por todo eso con Pablo volvimos a verla muchas veces en DVD a finales de los 90 cuando el formato estaba en su mejor momento. La cajita de cartón de Warner Brothers, la edición llamada slipcase fue uno de los primeros títulos en casa. Pero esta vez ya más grandes entendimos la enorme melancolía que escondían las aventuras de Luke. La música de Lalo Schiffrin, el mal con anteojos de sol y los pequeños problemas de falta de comunicación sumados al grito desesperado de Newman: “¡Dejen de vivir a través de mi! ¡Vivan su vida!
La película es de finales de los 60: presagia revueltas juveniles, violencia en el aire, el último estertor del sueño americano. Pero hay algo también en cada visionado que siempre me lleva al fin de la adolescencia, al momento de dejar la prisión de Florida, las hazañas de salón por y para los amigos y la inexorable mirada al vacío que es el resto de la vida. Pero por favor antes de que eso llegue y por última vez quiero poder ver siempre ese clip eterno con todas las sonrisas de Paul Newman a lo largo de la película. Él y esas sonrisas, de lo mas bello de la historia del cine.
Sebastián De Caro nació en Buenos Aires en 1975. Es director de cine, guionista, escritor y actor. Participó como actor en los programas Montaña rusa y Todos contra Juan. Como guionista y director, hizo varias realizaciones independientes: Rockabilly (2000), De noche van a tu cuarto (2005), 20.000 besos (2013) y Claudia (2019). También ha participado en el programa radial Perros de la calle, junto a Andy Kusnetzoff, y en Gente Sexy, con Clemente Cancela. Ha publicado los libros Mi método (cuentos, 2011), Las nuevas aventuras de un biólogo recién recibido (novela, 2013), La flor más falsa del mundo (novela, 2017) y Cielo Drive (2019)