La concejala Joana Méndez denunció despidos asociados a persecución política en la Municipalidad de Pichanal, de donde dijo que entró el macrismo de la mano del intendente Sebastián Domínguez, que responde al gobernador Gustavo Saénz. El Concejo Deliberante pidió informes al jefe comunal pero aún no respondió. Dos mujeres trans dijeron que fueron despedidas por su condición de género
Pichanal es una ciudad del departamento Orán, ubicada al noreste de la provincia de Salta. En el último censo de 2010, tenía 33 mil habitantes. El ex intendente del Partido Justicialista, Julio Jalit, perdió las elecciones y no logró renovar mandato.
La concejala Méndez dijo a Salta/12 que ya enviaron a la Municipalidad un pedido de informes por los despidos que se están produciendo. Señaló que en esa nota que el Concejo pidió al intendente que "frene los despidos, que vea la necesidad que estamos pasando. Se acercan las fiestas, la gente necesita el trabajo y que cumplan con el contrato. Todos tienen el contrato hasta el 31. Hoy acaban de informarle a otra señora que fue despedida, no le quisieron dar la planilla para firmar, le dijeron que no van a cobrar el mes de diciembre y que ya no vaya".
Además, Méndez contó que el abogado del Concejo Deliberante está asesorando a las personas cesanteadas que se acercan buscando ayuda y afirmó que en el municipio hay persecución política, hostigamiento y discriminación hacia empleados y empleadas.
Domínguez quiso declarar la emergencia económica y financiera pero en el Concejo se la rechazaron. Para Mendez, hay una contradicción porque el intendente tomó a “mil empleados”, según dijo. "¿Con qué les va a pagar?, si, como él dice, hay crisis", planteó. Al mismo tiempo que se suscitan los despidos, por otro lado el mandatario habría enviado un organigrama con la designación de “40 funcionarios sin los nombres”. Méndez aseguró que no es cierto que el municipio haya quedado "sin nada" por la gestión del ex intendente Jalit. "Es todo mentira", afirmó. Y cuestionó que Domínguez no quiso recibir al presidente del Concejo, Francisco Sánchez, y que ahora tienen que pedir audiencia. "Ni siquiera quiere hablar con nosotros", sostuvo.
"Decimos que entró el macrismo a Pichanal, la misma gente de él está preguntándose si les van a pagar porque están trabajando hasta sábados y domingos, incluso a la noche", afirmó la concejala. Asimismo, la expresó que llama la atención que se haya incorporado personal de seguridad en distintas áreas del municipio.
Al día siguiente de su asunción Domínguez, “empezó a llamar a los trabajadores diciéndoles que ya no necesita de su trabajo”, afirmó Mendez. Aseveró que hay más de 100 personas con contratos transitorios hasta el 31 de diciembre, a quienes les habrían informado que ya no se los van a renovar. Además, hay despidos sin telegrama a gente en planta permanente.
Discriminación por género
Wanda Carrique es trans, relató a Salta/12 que fue despedida el pasado 11 de diciembre por el intendente, “de boca”, sin un telegrama. Sostuvo que el mandatario le planteó que “no necesita gente de su condición” y que todo el tiempo la trató como a un hombre sin respetar su identidad de género.
Carrique era empleada de planta permanente. Ahora los encargados de seguridad no la dejan ingresar a la dependencia municipal. Según relató, hace 18 años que trabaja en la Municipalidad. "Comencé barriendo la calle, casi un año y medio, me pasaron a la Terminal cuando se inaugura la parte de jardinería; después, a limpiar oficinas, al vivero municipal, a la plaza y por último, al área de Cultura, donde limpiaba las oficinas tipo ordenanza”, contó a Salta/12.
“Yo soy del PJ, el nuevo intendente parece que tomó represalias”, manifestó Carrique. Dijo que se sintió humillada por el intendente, quien la hizo esperar desde las 9 hasta casi las 14 para recibirla y encima fue revisada antes de entrar por un empleado de seguridad. “No sé qué hacer, no tengo para comer, yo pagaba la luz, el cable, y le daba de comer a mi familia (…) Al intendente le salió del alma el odio y el racismo”, expresó.
Otra mujer trans, Ivana Valencia, de 50 años, también fue despedida. “Yo tengo 16 años de servicio en el municipio, empecé trabajando en una escuela agrícola (donde se sembraba y criaba animales). Se cerró y nos trasladaron al pueblo a un vivero, donde preparábamos plantines que poníamos en plazas y hospitales, después estuve en Desarrollo Social. Hacía limpieza. Cobraba un sueldo mínimo en el municipio y cuando salía de ahí limpiaba casas para sobrevivir”, relató.
En el municipio “argumentan que nosotras somos ñoquis, pero hay pruebas de que sí trabajamos. Todos los árboles que hay en los paseos, en la Terminal, fueron puestos por nosotras, estábamos encargadas de parquizar. Yo trabajé 15 años en negro, quedé con artritis en las rodillas, tengo problemas de visión y soy hipertensa. En marzo (de este año) me pasaron a contrato y en octubre a planta permanente. Confiaba que iba a quedar en planta pero este gobierno me quita todo en un día”, lamentó.
Valencia dijo que a su despido se lo comunicó la nueva secretaria de Cultura de apellido Mansilla. Expresó que en el espacio de trabajo empezó a sentir “el asedio, en ningún momento me han querido integrar”. “Mi amiga (Wanda) fue en representación de todas, él (Domínguez) le dijo que no éramos personas gratas para su gobierno”.
"Cuando me dijeron que me retire fue una cosa fea. Yo quiero que el intendente nos llame a trabajar. ¿Por qué no nos manda a cuidar el cementerio, al río?, que nos oculte si quiere, si le damos vergüenza o que nos mande al monte. Que nos devuelva lo más sagrado que es nuestra obra social. Quiero que me devuelva el trabajo, tengo testigos, funcionarios del intendente como Federico Salinas que era mi jefe en la escuela agrícola y no puede decir que yo soy ñoqui", señaló Valencia.
La mujer indicó que en la obra social ya le dijeron que solo le cubrirán este mes. Ella utilizaba las consultas médicas y los descuentos en medicación.
"¿Dónde voy a ir a pedir trabajo con casi 51 años? Siempre fui pobre, tengo la primaria únicamente. No sé cómo empezar de nuevo, a la ruta no voy a volver (a la prostitución). Mis compañeras están en la prostitución otra vez. Hemos luchado tanto para que nos dignifiquen, para que este gobierno entre y nos lo quite”, manifestó la mujer. A ella tampoco le llegó un telegrama de despido.
Carrique y Valencia llamaron al Instituto Nacional Contra la Discriminación (INADI), también recibieron recomendaciones de ATE y del Observatorio de Violencia contra las Mujeres, en las tres instituciones les dijeron que se presenten a trabajar mientras no tengan una notificación formal de la cesantía. Sin embargo, Valencia planteó que no va porque le tiene “miedo a la discriminación y a las burlas (...) Las punteras se burlan, yo no puedo prenderme en eso, soy hipertensa”.
Ambas contaron que cobraban $5.500 y trabajaban 4 horas, 3 días a la semana. “Este gobierno, quería que estemos desde las 7 hasta las 13 de lunes a viernes. La secretaria de Cultura me dijo que tenía que estar a las 7 y llevar mi detergente, haragán, trapo, virulana y lo necesario para limpiar porque no había. ¡De mi miserable sueldo tenía que llevar eso! Eso fue primero, porque después nos despidieron”. Valencia además contó que "hay muchas compañeras mujeres y lesbianas que quedaron sin trabajo” y dos gays despedidos que “trabajaban limpiando” y con ello solventaban sus estudios.
“Nos está obligando a que ejerzamos la prostitución”, dijo Carrique. Aseveró además que en el municipio “hay mucha discriminación y xenofobia”.
La situación de las trans en Pichanal es de exclusión. “Todas tienen que vivir de la prostitución, no nos incluyen, hay burlas en el pueblo. El intendente que está, como médico debería empezar a integrarnos, él sabe la situación que atravesamos. Tenemos derecho a un trabajo digno. Ya no queremos morir a los 34 años de SIDA, o contagiarnos de enfermedades en la prostitución”.