Macri lo hizo. Después de tres años resistiendo con uñas y dientes, finalmente la cantidad de historietas de autores nacionales cayó ostensiblemente durante 2019. El relevamiento realizado por el editor Santiago Kahn, de Maten al Mensajero, presenta 124 publicaciones de historietas –siempre de argentinos- durante este año. El número contrasta con el promedio de 160 de los últimos tres años y se ubica casi al mismo nivel de 2015 y 2013, cuando marcó 119 y 117, y por debajo de 2014, cuando alcanzó 134 libros y revistas.
La combinación de baja de poder adquisitivo de los lectores y el aumento constante de los costos de impresión llevaron a la mayoría de las editoriales a contraer su actividad, cuando no a postergarla o suspenderla. El único índice que mejoró en este rubro es el de cantidad de autoras mujeres publicadas, que sigue en ascenso y pasó del 18 al 27 por ciento de los títulos lanzados. Pero difícilmente Macri o su secretario de Cultura puedan arrogarse esa mejoría, que es más fruto del trabajo militante y subterráneo de encuentros como Vamos las Pibas, que se afianzaron en el calendario comiquero y ofrecieron a las dibujantes espacios a salvo del machismo tradicional y -en algunos lugares- aun predominante del circuito comiquero.
En cuanto a las publicaciones de autores extranjeros, el balance es difícil de mensurar. Por un lado, OvniPress sumó a su catálogo la producción de DC Comics que vehiculizaba el sello ECC. Pero esto no significó que duplicara su producción, más bien la mantuvo constante pero repartida entre las dos casas norteamericanas, con pequeñas salpicaduras de otras propuestas (los tomos de Akira, por ejemplo, avanzan despacio pero se mantienen incólumnes, para alegría de cualquier lector criterioso). Dentro del manga, en 2019 se sintió finalmente la ausencia de LARP. La editorial llegó en 2008 con la intención de disputarle el predominio del mercado a la veterana Ivrea. Y tenía todo para conseguirlo: una competencia desgastada y en retirada y un tandem de títulos aparentemente imbatible: Naruto, One Piece y Death Note. Pero chocaron la calesita (o volcaron la tinta). En 2018 dejaron de funcionar e Ivrea afirmó su dominio del sector. Hoy es la única editorial especializada que queda en el circuito.
Otro elemento a tener en cuenta este año fue la lucha feroz que hubo por las bateas. Pero no de las librerías ni de las comiquerías sino de los kioscos. Quienes pedían, con nostalgia, que la historieta volviera a los kioscos, vieron su pedido hecho realidad, aunque quizá no del modo que imaginaban. A las revistas seriales de Marvel y DC que publicaba OvniPress se sumó una catarata de colecciones de libros en tapa dura. Y aunque en los últimos años siempre hubo una o dos colecciones en danza, en 2019 la oferta saturó el mercado. Hubo varias de las dos editoriales norteamericanas grandes (a veces compartiendo títulos en su oferta) y ofertas de otros palos, como Astérix, el Príncipe Valiente o el clásico aventurero nacional Nippur de Lagash.
La saturación del mercado es tal que la de Príncipe Valiente tenía previstos 60 tomos y apenas se lanzaron 20. Nippur concluyó su andadura y no hay reemplazo previsto, o al menos anunciado. Y Salvat está a la espera de relanzar sus colecciones de superhéroes, mientras los diarios del principal multimedio local agotan sus esfuerzos en el rubro. Esta clase de productos, para los kioscos, son difíciles de sostener. Pablo Ventura, dueño de la comiquería FansChoice lo puso brutalmente claro en diálogo con Página/12: “Intentaron explotarlo hacia lados que capaz no vendían tanto y ahora está implosionando, además los precios para un kiosco de revistas es mucho: para mí un tapa dura con La muerte de Superman completo a 720 mangos es pelotudamente barato, pero para el tipo de la vida real es un billetín, el ñoño dice ‘está regalado’, el de la vida real dice ‘¿qué rompí?’”
Para los sellos enfocados en la producción nacional, la clave para sobrevivir a estos cuatro años de macrismo fueron los eventos y el circuito especializado, aún con la baja continuada de ventas. En 2019 muchas editoriales salvaron la ropa en la rosarina Crack Bang Boom y los ilustradores con el “artist alley” de cada edición de Argentina ComicCon (lo que muchos describen como “un aguinaldo”). Pero todos los otros eventos son pequeños y más allá de su valor cultural local al poner en agenda el noveno arte, no mueven las ventas ni el amperímetro de la producción.
Para el sector de la historieta emergente, el cimbronazo de este año fue el anuncio de los organizadores de Dibujadxs de que sólo queda una edición, en abril de 2020. Los responsables del encuentro, el más convocante del under, se volcarán a proyectos personales y llamaron a sus habitués a tomar la posta y armar sus propios eventos. Otro factor de resistencia de estos años fueron los colectivos editoriales, cuya decadencia ya se avizoraba a fines del año pasado. La mayoría de estos espacios no pudieron soportar el desgaste previsible de la crisis. A diciembre de 2019 sólo un colectivo funciona como tal: BS (antes Big Sur) y con algún cambio de caras puertas adentro (salió Terminus, entró Multiversal). El otro en pie, Nueva Historieta Argentina, es más bien una formalidad que sostiene la actividad de la librería La Fábrica de Historietas, pero sus integrantes no pisaron juntos casi ningún evento en todo el año.
Las perspectivas por delante son difíciles. Nadie ignora que, aún en el mejor de los casos, cualquier mejoría económica tardará en trasladarse al consumo de bienes culturales. Por ahora las editoriales que aún siguen en pie apuntan a refugiarse en el nicho de lectores irreductibles que bancan la parada contra cualquier tormenta. Será cuestión de ver cuáles sobreviven a la espera.
Indispensables del año
ESMA (Iñaki Echeverría y Juan Carrá, Evaristo Editorial)
Pibas (varias autoras, Hotel de las Ideas)
Ernie Pike vol. 1 a 4 (Héctor Germán Oesterheld y Hugo Pratt, Grupo Planeta)
Dora 1964 Amsel, Vogel, Hahn (Ignacio Minaverry, Hotel de las Ideas y La maroma ediciones)
La guerra de Alan (Emmanuel Guibert, Salamandra)
El último recurso (Luis Roldán y Kundo Krunch, Libera la bestia)
Intensa (Soledad Otero, Hotel de las Ideas)
Wormboy #1 (Renzo Podestá, Le Noise)
Drácula, dracul... ¿Vlad? ¡Bah! (Alberto Breccia, Hotel de las Ideas)
Rakas (Paula Andrade, Gutter Glitter)
Lucky Luke: un cowboy en París (Jul, Libros del Zorzal)
Norton Gutiérrez y el experimento del profesor Maglione (Juan Sáenz Valiente, Hotel de las Ideas)
El mundo extraño (Loris Z., Szama Ediciones)
Un tipo normal (Fran Fantino, LocoRabia y La Quinta)
Evita, nacida para molestar (Miguel Rep, Grupo Planeta).z