Taylor Momsen es un bardo, opinan muchos. ¿Por sus letras explícitas llenas de rebeldía, drogas y sexo? ¿Porque aparece casi desnuda en sus videos? ¿Porque  sacude a la pasteurizada escena de rock actual con la actitud descontrolada de una rocker de antaño?  Podría ser.  Pero no. Taylor Momsen  escandaliza simplemente porque no hace lo que se espera de ella. Con su banda The Pretty Reckless, que se presenta por segunda vez en Argentina, la chica de 23 años, amada y odiada por igual, está en el ojo del huracán.

Con su voz gruesa y algo agrietada va del alarido violento hasta las melodías más delicadas. Su presencia impacta: es hermosa, alta, el pelo rubio largo como sus piernas de modelo y el rímel hundiéndole los ojos azules, el cuerpo enfundado en lencería y cuero, a veces con un crucifijo sobre el pecho. Esta imagen queda muy lejos de la joven actriz que interpretaba el personaje (problemático, eso sí) de Jenny Humphrey en la serie Gossip Girl, papel por el que la conoce el mundo entero.  Pero un buen día Taylor decidió renunciar para dedicarse de lleno a su carrera musical. Y las críticas comenzaron, como suele suceder con estas transiciones.

Taylor pasó toda su vida frente a las cámaras. Comenzó a modelar a los dos años y filmó su primer comercial a los tres. Muchos se asombraron de la transformación de aquella niña de seis que acompañaba a Jim Carrey en la película El Grinch: “No hay una parte de mi vida, que yo recuerde, en la cual no haya estado trabajando”, declaraba en 2015. A esta película le siguieron unos cuantos títulos (infantiles en su mayoría) hasta que en 2006 se destacó en la película Paranoid Park de Gus Van Sant. Su fama llegó con Gossip Girl: era 2009, año en el que empezaba a trabajar en su música. Y la fama llegó en serio: durante un tiempo, si se googleaba “Taylor Momsen”, lo primero que aparecía era una foto del hilo de su tampón colgando entre sus piernas. Alguien le sacó una foto de cerca a su vestido y la imagen llegó a los titulares de los tabloides. También entonces comenzó  su corta carrera como modelo para la agencia IMG Models, desfiló para John Galliano, entre otros diseñadores, y después de mucha especulación fue la elegida por Madonna para ser la cara de su línea de ropa “Material Girl” en 2010. Un mes después salió su primer disco Light Me Up, con quien sería su productor de siempre Kato Kandwhala y Ben Phillips, actual guitarrista de la banda. Y comenzaron los ataques: que no escribe sus canciones, que es todo “asunto de productores” y demás argumentos conocidos. Hay otro detalle: Taylor Momsen no se dedica al pop. Canta rock. “La gente pensó que ser actriz iba a ayudar porque tenía muchos fans. En realidad, jugó en contra mía y de la banda”, dice. “La gente fue muy dura al juzgarme: si era real o si mi música solo iba a ser una aventura. Tuvimos que demostrarlo en exceso”, dice. Y lo hicieron. En su gira de 2011 hicieron 112 presentaciones. La cizaña de los críticos también tiene que ver con que Taylor, además de haber sido actriz (primer prejuicio) es mujer. Una mujer que, encima, hace rock pesado con influencias de Led Zeppellin, AC/DC,  Pink Floyd, Soundgarden y Nirvana. La música que escuchó toda su vida, cosa que se ve obligada a repetir en muchas entrevistas, al igual que explicar que toca el piano, la guitarra y compone desde niña.  Su sonido grunge es acompañado por letras tremendas: “Hola, Padre /No quiero molestarlo/ Pero tengo un pecado para confesar/ Sólo tengo 16 años si sabes a qué me refiero/ Este muchacho partió mi corazón en dos/ Así tuve que ponerlo ocho pies bajo tierra”, empieza el tema “Goin down” de Light Me Up. Y el disco también trajo el escándalo por sus videos: en “Miss Nothing” interpreta a una María Magdalena encorsetada gateando sobre la mesa de la Última Cena; en “Make Me Wanna Die” camina sacándose la ropa. Este video fue retenido por la justicia ya que sólo tenía 16 años cuando lo filmó y recién pudo hacerse verse dos meses después cuando cumplió los 17. Tenía sólo 15 cuando lo empezó a grabar.

Su segundo disco, Going to Hell (2014) sigue bastante la línea del primero, pero ya comienzan a aparecer esas baladas con armónica que la acercan al country. Es un muy buen disco. Pero la cosa no hizo sino empeorar respecto de su imagen pública: Taylor se hizo amiga de la actriz porno Jenna Haze y con un orgasmo de ella empieza “Follow Me Down”, el primer tema del disco: “Desde que te conocí, he estado loca/ Desde que estoy contigo he estado perdida/ Haces que vea todo nublado/ El amor viene con este costo/ Seguime hasta el río/ Bebe mientras el agua esté limpia/ Seguime hasta el río esta noche/ Estaré aquí de rodillas/ Bajaré por tu cuerpo/ Estaré aquí de rodillas”.  

Y echa más leña al fuego la tapa del disco, donde está desnuda de espaldas con una cruz pintada de negro. Así comenzó otra persecución absurda, de esas que sólo pueden desatar las redes: foros y videos y comentarios en donde la critican porque fuma cigarrillos en las entrevistas, porque se desnuda y se mete con la religión –fue criada en una familia católica–; en su Instagram los comentarios van desde: “no te desnudes no te hace falta, no te prostituyas” (son los ataques de progres) hasta “Puta arderás en el infiero”. La “acusan” de ser lesbiana a lo cual responde furiosa: “No lo voy a aclarar, hacerlo es discriminatorio. Si piensan que lo soy, entonces lo soy”. Cosa que sólo hace que los que la aman, la quieran más. Los números hablan: The Pretty Reckless lleva cuatro canciones número uno de manera consecutiva en las radios de rock norteamericanas. Taylor Momsen rompió el record de Chrissie Hynde, que hasta 1987 fue la mujer líder de banda de rock con más canciones en el tope, dos en el caso de Pretenders.  

Con toda esta historia The Pretty Reckless llega a Buenos Aires para presentar su último disco Who You Selling For, editado a fines del año pasado: en las canciones la banda mezcla su estilo con notas más bluseras y algo de folk, sin perder la furia. Y la crítica parece algo apaciguada: la chica maduró, dicen. La rebelión es parte del rock, pero si sos mujer los estándares de qué es rebelde se corren todo el tiempo: es más difícil. Y para pocos rockeros ha sido tan complicado como para Taylor Momsen.

The Pretty Reckless toca el martes 14 de marzo, a las 19, en Teatro Vorterix, avenida Federico Lacroze 3455.