El cielo cuyano invita a seguir el camino de las sierras que llevan al Mirador del Sol, a casi 1500 metros de altura, con vistas impactantes. El camino, al filo serrano, lleva a las cumbres a 2100 metros y un paisaje que toma el valle del Conlara, Merlo y hasta Córdoba. Para descansar, ahí nomás está la confitaría Mirador de los Cóndores.
En la zona de Piedra Blanca abajo, espera un magnífico de algarrobo de 1200 años de edad, sobreviviente del tupido bosque de algarrobos que poblara la zona años atrás. Protagonista de leyendas e inspirador de poetas, este “Abuelo Algarrobo” –como lo llamó el poeta Antonio Esteban Agüero– se puede conocer y descubrir en visitas guiadas diurnas y nocturnas.
El poeta Agüero es el máximo referente merlino de las letras. Hay que apreciar y valorar el legado de este escritor que supo definir su tiempo y su tierra. En el centro de Villa de Merlo es posible conocer su renovada casa natal, la “Casa del Poeta” que pone en escena el universo del escritor a través de experiencias sensoriales y multimedia.
En Merlo también hay un espacio para los que gustan de poner a prueba la adrenalina. En la reserva florofaunística la propuesta es arrojarse en tirolesa o hacer vuelos en parapente. Estas actividades también se realizan en el Mirador de los Cóndores, donde se suman descensos en rappel y un puente colgante en el punto más alto de la villa.
El cielo puro y limpio permite apreciar cientos de especies de aves que se acercan y revolotean atrevidas a escasos metros de la gente. Al atardecer, lo mejor es acomodarse mirando hacia el oeste para ver como se prende fuego el horizonte. La noche es dueña de millones de estrellas, que se pueden ver en salidas de astroturismo, con expertos que con telescopios y lentes especiales, ayudan a descubrir los misterios que esconde el universo.
Sugerencias para un primer viaje a este clásico y dinámico destino sanluiseño. Donde siempre se encuentran nuevas y fascinantes aventuras para compartir, y muchas excusas para volver.