El peligro de producir 24: Legacy, la décima temporada del exitosísimo thriller en tiempo real, es que hay un gran hueco en el medio: es la primera sin presentar a Jack Bauer (Kiefer Sutherland), el agente de contraterrorismo que salvaba al mundo de los malos en un día. Es como Hamlet sin el príncipe. Howard Gordon, productor ejecutivo de 24 desde su primera temporada en 2001, era bien consciente del peligro de contradecir un viejo adagio del show business: nunca vuelvas atrás. 24: Legacy (que en la Argentina puede verse los lunes a las 23, por Fox) sigue las tribulaciones en tiempo real de un nuevo personaje, Eric Carter –interpretado por Corey Hawkins, de Straight Outta Compton–, un sargento de la Armada estadounidense que se especializa en operaciones encubiertas. El es parte de una misión para asesinar al líder terrorista Bin Khalid; pero cuando una banda en los Estados Unidos intenta asesinar a Carter y su esposa, se da cuenta que está en un peligro mortal y pide ayuda a la CTU. Y por supuesto, tiene 24 horas para sofocar un atentado terrorista.

Sentado en el sofá de un hotel de alto nivel en el centro de Londres, Gordon es un carismático y convincente abogado defensor de su amado show. “Cuando hicimos 24: Legacy estábamos bien al tanto de que estábamos tentando al destino. Incluso nos dijimos entre nosotros: ‘¿Estamos bromeando? ¿Nos volvimos locos?’ Sé muy bien que hay fanáticos de la serie que dicen ‘No voy a ver 24 sin Jack’, y gente que la sigue con mucha cautela. Pero sé que quienes se animen a ver a este nuevo personaje se sentirán seducidos por él, porque para mí es absolutamente irresistible”. Al mismo tiempo, Gordon es consciente de que ya no era posible que Jack volviera a rescatar al mundo de los chicos malos por décima vez. “Es como una vieja banda de rock. En algún punto tenés que decirles ‘muchachos, dejen las guitarras’. Sabíamos que Jack había completado su recorrido como el centro de una empresa en curso. Toda historia tiene su final, y yo me sentí muy conforme con el final de la novena temporada. Para ese momento, Jack había perdido demasiadas cosas. Un personaje tiene que tener apuestas emocionales, tenemos que sentir que tiene algo que perder, un contexto como esposo, padre o hijo. Solo cuando Jack quedó fuera de nuestras mentes fuimos capaces de tener la libertad de pensar en otras ideas y volver a reanimar a esa franquicia en tiempo real con un nuevo personaje”.

Dicho eso, el productor ejecutivo es lo suficientemente astuto como para reconocer la inmensa presión que emana de ser el portador de la llama de 24. “¿Se siente esto como una responsabilidad enorme? ¡Absolutamente! Cuando pienso sobre ello me pongo nervioso. Hay mucho en riesgo, pero cuando pienso en mi amor por esta franquicia, me doy cuenta que no es el ejercicio de alguien sin experiencia en el manejo de una marca. No puedo ser cínico. Cuando sos cínico, te convertís en una de esas bandas de rock que tocan sus viejos hits sin alma, como en piloto automático. El desafío para nosotros sigue siendo tener una razón para contar una historia. Y yo creo que sí, tenemos muchas y buenas razones”.  

Con 55 años en sus espaldas, Gordon también cuenta en su currículum con la experiencia de haber producido otros shows exitosos como Homeland y X Files. “Yo sé que hay una decepción potencial en esto”, continúa. “Inevitablemente, habrá gente que va a pegarle a esta nueva temporada. Nunca se puede conformar a todo el mundo. ¿Me preocupa eso? A esta altura, la verdad, no. Una de las ventajas de ser más viejo es que generás una piel más dura. A través de los años me han dicho muchas cosas, y aunque a nadie le gusta ser criticado, al mismo tiempo si aceptás los elogios a ciegas también tenés que aceptar las críticas de la misma manera. Con lo que escucho mi propio consejo, y el de un grupo íntimo de personas cuya opinión respeto mucho, y que no temen decirme ‘Esto es horrible’ o ‘Esto está muy bien’”.

Y al fin de cuentas, 24: Legacy está realmente bien. Aun aquellos que vieron absolutamente todos los capítulos de todas las temporadas y se acercan a la serie con un justo grado de aprensión, a los pocos segundos de escuchar los conocidos ruidos electrónicos del principio y el leit motiv con el tictac del reloj, y a Hawkins diciendo “los siguientes sucesos tienen lugar entre...” se dejan llevar. Más de uno recuerda por qué Sutherland definió una vez a la serie como “una telenovela bajo la influencia del crack”. Resulta obvio que Eric Carter no es Jack Bauer –¿quién podría serlo?–, pero Hawkins tiene suficiente magnetismo para atraer a los televidentes, y ayudarlos a olvidar que ahora están transitando un universo sin Jack (aunque Sutherland permanece como productor ejecutivo de 24: Legacy). Hay también suficientes personajes secundarios con cierta ambigua opacidad, como la ex directora de CTU Rebecca Ingram (Miranda Otto, de Homeland) y su ambicioso marido, el candidato presidencial John Donovan (Jimmy Smits, visto en NYPD Blue): nuevos atractivos para mantener al espectador enganchado en un absurdo tour de comerse las uñas durante 24 horas. Los fans más acérrimos están encantados con el regreso de uno de sus personajes favoritos, el ambiguo ex agente de CTU Tony Almeida, interpretado con una férrea inescrutabilidad por Carlos Bernard. En general, la crítica recibió bien a esta nueva versión.

Entonces, ¿por qué cree Gordon que este show sigue siendo tan viciosamente adictivo? “La gente ha caracterizado erróneamente a 24 como un programa de acción, cuando en realidad ese es solo uno de los ingredientes”, argumenta el productor. “Realmente, es un show construido alrededor de los personajes. Hemos creado personajes en relaciones que resultan reales y atractivas. Luego los pusimos en circunstancias extraordinarias y probamos sus límites. Sus relaciones son testeadas de manera inevitable por las circunstancias que van surgiendo en este día particularmente exigente”. 

En estos tiempos problemáticos, los espectadores son también atraídos por la idea de un héroe que puede resolver problemas aparentemente imposibles. “La gente ama a Jack”, dice Gordon. “El apareció en un momento en que todos los estadounidenses estaban terriblemente traumatizados por lo que acababa de suceder. Los atentados del 11 de septiembre fueron el lente a través del cual fue vista la primera temporada del show. Jack fue también un héroe dibujado a la manera clásica. Estaba tratando de mantener junta a su familia y salvar al resto de nosotros, no solo de los malos sino también de los burócratas simplones, que eran corruptos o incompetentes. Jack simplemente fue al hueso y se dedicó a resolver las cosas. Rompió las reglas cuando fue necesario, pero la gente empezó a amarlo porque no tenía miedo de hacer cosas que quizás muchos desearon que se hubieran hecho en la vida real para proteger a la gente. Entonces, como con cualquier otro personaje de televisión, nos encariñamos con él. Se convirtió en una relación emocional, una que se convirtió en nostálgica cuando todo terminó. Yo todavía extraño a Jack, y Kiefer todavía extraña a Jack. Siempre lo amaré, y Kiefer siempre lo amará. Jack es tan real para mí como muchas personas que realmente conozco. ¡Pero en Hollywood quizá eso no es mucho decir!”

El párrafo no pretende pasar por alto las controversias que 24 ha despertado a lo largo de los años, particularmente en su representación de la tortura. En 2006, por ejemplo, el brigadier general Patrick Finnegan, de la Academia Militar de West Point, se encontró con los productores para transmitirles su miedo de que 24 estuviera de algún modo legitiminado el uso de la tortura. “Me gustaría que dejaran de hacerlo”, dijo Finnegan. “Deberían hacer un show en el que la tortura se les volviera en contra. Los chicos lo ven y dicen ‘Si la tortura está mal, ¿qué pasa con 24?’”. Gordon amplía: “Del modo en que las audiencias inicialmente vieron a Jack a través del prisma del 11 de septiembre, de pronto empezaron a verlo a través del prisma de la prisión de Abu Ghraib, Guantánamo y la creciente guerra en Afganistán. Empezamos a hacernos preguntas mucho más oscuras, y Jack se convirtió en el pararrayos de esas preguntas. Se convirtió en el muñeco ideal para pegarle. Por eso abrimos la séptima temporada con Jack compareciendo frente a una audiencia en el Congreso sobre derechos humanos, porque el mismo programa estaba siendo puesto en tela de juicio. Pero lo que fue interesante es poder llegar a hacer esa clase de preguntas. Al menos permitió hacerse cargo de que existen esos complicados interrogantes, y que en rigor no existe una respuesta correcta y una respuesta incorrecta. Solo hay malas respuestas, y cuál es la respuesta menos mala. Allí es donde de algún modo vive el show, en tener que elegir la mejor de opciones que son malas”.

Como productor de una serie altamente popular, Gordon acepta plenamente la necesidad de ser responsable del modo en que retrata espinosas cuestiones morales. “Por un lado, no queremos ser rehenes de la corección política. Pero por otro, tenemos que reconocer que tenemos una plataforma de tremenda resonancia, y si la gente no puede distinguir la ficción de la realidad, tenemos que ser muy cuidadosos con eso. Estamos poniendo en pantalla imágenes que pueden hacer que la gente piense y sienta de determinada manera. No podés ser excesivamente policíaco con vos mismo, pero al mismo tiempo, es sensato tener todo eso presente en la ecuación”.

24 ha sido siempre notable por su capacidad de predecir cosas. La primera temporada, que había sido escrita antes del 11 de septiembre, presentaba un ataque terrorista que utilizaba un secuestro de avión. Además, uno de sus personajes principales era un presidente afroamericano. Gordon dice que sería perverso evitar una reflexión tópica sobre lo que sucede hoy en los Estados Unidos. “No podemos ignorar el lugar que las medidas extremas han tenido en nuestro programa. Está en la espina dorsal, en la esencia de 24. Tiene matices más oscuros. El precio que pagamos por ello es que como individuos y como sociedad es un tema que definitivamente se ha presentado. Solo basta con echar un vistazo a los titulares de las noticias. Ahora lo escribimos diferente, y la gente lo ve diferente porque estamos viviendo un tiempo distinto. Tenés que reflejar eso, porque si no caés en la falsedad”.

Claramente, el show no va a evitar algunos de los temas que el presidente Trump destacó en su campaña. “Temas como las razas tienen mucho que ver en esta historia”, señala Gordon. “También, los patriotas en el frente se están preguntando qué significa ser estadounidense, ejercitar un gran poder y tener que lidiar con una terrible impotencia. ¿Cuáles son los límites del poder y cuál es el precio de ejercerlo?”.

La entrevista no puede terminar sin plantear una pregunta vital: ¿puede haber un retorno de Jack Bauer a 24? “Ha sido discutido”, concede Gordon con una sonrisa torcida. “No será esta temporada, pero sería maravilloso si en algún  lugar del camino la historia de Jack entra en intersección con esta. Me encantaría que en algún momento de la línea narrativa eso sucediera”. Seguramente no sería el único encantado. ¿Y qué es lo que esos espectadores se llevarán de 24: Legacy? “Estuve leyendo un libro de William L. Shrirer, The Rise and Fall of the Third Reich (El ascenso y caída del Tercer Reich), y lo recomiendo. Habla de lo frágiles que son las estructuras, las articulaciones y los tendones de la sociedad. Cuando se desafían esas cosas, todos somos susceptibles de ser llevados a una conducta reductiva, basada en el miedo. Si 24 dice algo, es que deberíamos ser tan vigilantes como podamos para evitar que la historia se repita a sí misma”.

Y llamar a Jack Bauer, o a Eric Carter, para resolver las cosas.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.

Gordon: “Nunca se puede conformar a todo el mundo”.