Anécdotas sobre el rodaje de la película que versiona su historieta no le faltan, pero es difícil encontrar palabras que den cuenta de la emoción con la que Leandro Fernández las refiere. El dibujante rosarino estuvo en Londres, de visita en el rodaje de The Old Guard, el film que dirige Gina Prince-Bythewood con un reparto que incluye a Charlize Theron (también productora) y Chiwetel Ejiofor. Todo ello, a partir del cómic creado junto al guionista Greg Rucka para el sello norteamericano Image. Experiencia fílmica de la que el dibujante no debe hablar, hay un contrato de por medio. Aunque sí puede conversar sobre su trayectoria. Porque es ella, justamente, la que le ha situado como uno de los lápices relevantes en el panorama del cómic internacional.
Paradojas mediante, el trabajo de Fernández es poco o nada conocido entre propios. Es el quid del asunto, que toca a tantos artistas locales con trayectoria en el exterior. Editoriales como Marvel, Oni Press, Image, y personajes como Wolverine, Hulk, Punisher, estuvieron bajo la imaginería de Fernández, quien desde hace un tiempo encuentra una voz autoral mayor, con decisión sobre el tipo de historietas que realizar. Lo corrobora su relación con guionistas de valía como Rucka, Peter Milligan (The Discipline, The Names) y Bryan Hill (American Carnage). Como ejemplo, durante 2020 la prestigiosa editorial francesa Dargaud publicará Far South, el libro realizado con el guionista Rodolfo Santullo para el sello rosarino Puro Comic Ediciones en 2013.
"El lenguaje gráfico lo percibí de forma natural, los códigos de la historieta eran algo que desde muy chiquito interpretaba y disfrutaba"
“Cuando me decidí a hacer Far South fue con la intención de que si bien hay mucha gente que aprecia tu trabajo y te hace comentarios positivos, en realidad lo que la mayoría conoce son dibujos sueltos. La naturaleza de mi trabajo, tal como lo concibo, es contar una historia, así como lo hace un director de cine. Cuando hice Far South fue con la idea de que la gente cercana pudiera conocer realmente lo que hago, cómo cuento una historia. Y fue hecho acá, en nuestro idioma, cuando en realidad yo trabajo para editoriales de afuera”, explica el dibujante a Rosario/12.
-La narración es una de tus características y la de tantos otros dibujantes de la ciudad; pienso en Frusin, Risso, Paronzini, Couceiro.
-Puede ser, tendrá que ver con las lecturas que hemos tenido. Los de nuestra generación crecimos leyendo historieta. Ahora ya no es más así. Cuando éramos chicos la historieta era popular, estaba en todos lados, y el lenguaje de la historieta se percibía como algo natural. Ibas al peluquero o al médico y había una pila de revistas para leer. He leído millones de historietas de Columba de una forma totalmente natural, mi papá las compraba, así como tuve la suerte de poder leer los clásicos en formato historieta, algo alucinante para un chico de 10 años. El lenguaje gráfico lo percibí de forma natural, los códigos de la historieta eran algo que desde muy chiquito interpretaba y disfrutaba.
Hay que decir que Fernández decidió su profesión en el peor panorama posible. Los ’90. Editoriales que cerraban y dibujantes sin revistas. “Era un disparate. Ahora la historieta volvió a ser algo popular; aunque no sé si la gente lee tanto, pero todo el mundo habla de historieta. En ese momento las producciones nacionales se cayeron todas, y yo que empezaba. Vivía con otros estudiantes que me miraban y decían ‘¡vos sí que te divertís!’. Me costó mucho trabajo pulir mi dibujo, porque no se trata de un camino claro, en donde rendís materias para empezar a trabajar; acá no sabés, acá rendís permanentemente, va de la mano con el interés espontáneo que genere o no lo que estás haciendo”, agrega.
Entre franquicias y héroes con capa, hubo algunas obras distintivas. Entre ellas, Punisher (Marvel), con el guionista Garth Ennis, y uno de los arcos argumentales de Northlanders (Vertigo/DC) con Brian Wood. “Desde esa etapa, hacía un tiempo que estaba tratando, sin darme cuenta, de encontrar la forma de hacer cosas propias. Un impulso que tiene que ver con lo que es la historieta para mí: cuando era chico, abría una revista de Columba, con tantas series distintas, y estaba la cuestión de la sorpresa. Era un descubrimiento constante, algo siempre nuevo y distinto. Siempre quise hacer algo así. Y me fui acercando a ese tipo de trabajo”, señala.
-Lograrlo en el mainstream no debió ser fácil.
-Lo fundamental es tener un compromiso de cariño con el trabajo. Si no te gusta lo que estás haciendo, se nota. No siempre te toca hacer lo que querés, pero hay que encontrar la manera de ponerle lo que te motiva. Pero cuando es al revés, el camino que sigue no es fácil, hay que renunciar a cosas tentadoras, algo que me pasó varias veces. Si dijera que todo lo que hice es lo que más me gustó en su momento, sería totalmente falso. Tarde o temprano hay que hacer lo que no te gusta. Una de las cuestiones que tiene la historieta es que aun cuando sea algo que lleva mucho trabajo, a la revista te la leés en un rato. Y para hacer algo medianamente potable, son muchos años de tablero. Tenés que ver de qué forma pagar esos años, para que puedas subsistir de eso y para que esté de por medio el estímulo.
"Lo fundamental es tener un compromiso de cariño con el trabajo. Si no te gusta lo que estás haciendo, se nota".
El segundo volumen de The Old Guard ocupa actualmente el tiempo del artista. Serán tres volúmenes (cada uno consta de 5 capítulos), y es el primero el que ha sido llevado al cine, con vistas a estrenarse en 2020. Según Fernández, “el cómic es una obra de mucha riqueza visual, con cambios de escenario y mucha acción. Trata de un grupo de inmortales, con referencias a momentos históricos antiguos. Esperé esta historia durante toda mi carrera. A nivel visual es un cóctel de tantas cosas, que como dibujante tengo mucho para mostrar”.