Todavía nadie se hizo un par preguntas: ¿Por qué el viernes se postergó completa la fecha del kilométrico campeonato de Primera y tres torneos del Ascenso no? ¿Por qué en menos de 24 horas se cambió esa decisión y se suspendió todo el fútbol, con excepción de la Primera D amateur? La respuesta debería darla Claudio Chiqui Tapia antes que nadie. El único candidato que se lanzó a la presidencia de la AFA trabaja para eso desde que se levanta y según un dirigente de su categoría –la Primera B– “tiene que hacer todo lo posible para que el fútbol arranque, porque lo están poniendo a prueba”. De este razonamiento surge una tercera pregunta: ¿Quiénes le tomarán examen al hombre fuerte de Barracas Central, un humilde club del sur postergado de la Capital Federal? ¿Los integrantes de la Comisión de Gobernanza y Transparencia de la Conmebol? ¿Los funcionarios del gobierno nacional? ¿La comisión regularizadora en retirada? ¿Los presidentes de clubes grandes como Daniel Angelici, su aliado político desde la votación del inolvidable 38-38? 

Las divisiones profesionales del Ascenso que iban a jugar (la B y C) podrían haber postergado sus partidos hasta que cobraran los jugadores como pedían y ahorrarse un nuevo mamarracho. La máxima categoría había corrido sus encuentros oficiales una semana, no convocó a sus futbolistas amateurs y de esa manera evitó provocar aún más a sus profesionales. Pero Tapia y los suyos decidieron lo contrario. Redoblaron la apuesta. Y estuvieron dispuestos a reanudar el fútbol con equipos de divisiones inferiores. Hasta que algunos dirigentes que lo apuntalan se dieron cuenta del despropósito y rebobinaron. Basta citar uno solo. Los chicos que iban a jugar no tenían el apto médico. ¿Y sí ocurría algo grave adentro de una cancha? El teléfono de Tapia no paró de sonar hasta que lo disuadieron. La AFA completó la faena. Lo contradijo –y se contradijo– ayer. El abogado Javier Medín había anunciado el viernes que el fútbol volvía. Una vez más, bajaba un telón rápido para el absurdo.

Ni siquiera a la defensiva –embretados como están entre las presiones de la Casa Rosada y la huelga de Agremiados–, los dirigentes mostraron una posición cohesionada. La Primera postergó su fecha. Tapia y su tropa eligieron el camino contrario. Ni en eso se pusieron de acuerdo. Mientras varios equipos de la elite disputaban ayer partidos amistosos (River-Talleres, Boca-Argentinos, Quilmes-Temperley y Patronato-Unión, entre otros), en la B los más pibes iban a jugar por los puntos. Quedaron concentrados, vieron videos de rivales (¿sería bueno saber cuáles?) y almorzaron para salir después hacia las canchas. Pero les notificaron la suspensión desde la AFA, al mediodía, cuando estaba previsto que a las 17 comenzaran Defensores de Belgrano-Español, Riestra-Excursionistas, Comunicaciones-Acassuso y Midland-San Martín de Burzaco. Hubo clubes que hasta pagaron el operativo policial. 

Santiago Bianchi, uno de los profesionales de Comunicaciones, abandonó el fútbol cansado de no percibir su salario. Le había dicho en la semana al sitio Solo Ascenso: “A mí el momento económico me hizo replantear muchas cosas y decidí pasar a un proyecto que tengo con unos amigos en el rubro de importaciones, donde cobro un sueldo fijo mensual, cosa que en el fútbol no tenía”. 

Riestra, el club del Bajo Flores que se levanta vecino a San Lorenzo, citó a veinte juveniles en La Candela para su partido con Excursionistas. La institución donde el abogado Víctor Stinfale es su gerenciador desde 2012 tiene los sueldos de sus profesionales al día. Esos jugadores a quienes el letrado les impuso un régimen de entrenamientos casi militar, con el primer turno a las 3.30 de la madrugada, y a quienes estimula cada tanto con la presencia de Diego Maradona para darles una charla motivacional. 

Barracas, el club de Tapia, recién iba a jugar su compromiso oficial mañana, de visitante y contra Platense. Su presidente había asegurado en un comunicado que lleva su firma al pie: “Con la posibilidad cierta de recibir quita de puntos o sanciones por parte de la Comisión Normalizadora del fútbol argentino, Barracas Central adoptará la postura de presentarse y disputar el partido que tiene programado para el próximo lunes contra Platense con jugadores juveniles”. Perdió el tiempo cuando lo escribió. Con la suspensión total de la B y la C, la comisión regularizadora evitó esa puesta en escena, aunque no el papelón. Mañana el paro de futbolistas quizás haya sido superado.

Al Chiqui –el yerno de Hugo Moyano– le dio con un hacha un jugador de Sacachispas, de la tercera categoría. Gonzalo Minguillón se preguntó: “¿Cómo puede ser que Tapia, que fue líder sindical y defendió a los trabajadores toda su vida, ahora esté en contra de los trabajadores y quiera poner juveniles? El primero. Quieren ver quien la tiene más larga y como somos trabajadores no nos quieren dar la razón”. 

El mismo viernes crucial donde dirigentes y futbolistas no llegaron a un acuerdo para levantar el paro, el vicepresidente 2° de Deportivo Español, Gabriel Fernández, había escrito en su cuenta de Twitter: “En representación de los clubes que componen la Mesa de Primera B Metropolitana, confirmo que vamos a cumplir con la programación dispuesta por la AFA”. Otros dirigentes del Ascenso se expresaron en el mismo sentido. Los presidentes de Defensores, Marcelo Achile, y de San Telmo, Fabián Lovato, decidieron poner equipos alternativos en la cancha. Los juveniles incluidos debían haber nacido no más allá de 1996. Pero el trío que lidera Armando Pérez los desautorizó con la suspensión. 

Si los directivos de clubes de Primera habían sido solidarios con sus pares del Ascenso –incluso otorgándoles porciones del dinero que les correspondían por la liquidación del Fútbol para Todos– no se comprende bien la decisión de la B y la C. Uno de sus dirigentes, crítico de Tapia, argumentó: “Estaba nublado por responderle a Marchi”. Podría ser también que la dupla Angelici-Tapia oculte alguna carta inesperada bajo el poncho. En apariencia los une más la conveniencia que el bien común. 

El presidente de Boca viene de fracaso en fracaso. El último y más estentóreo fue su intento de que el test de idoneidad y transparencia para los candidatos a gobernar la AFA fuera realizado por el Colegio Público de Abogados de la ciudad de Buenos Aires. En esa organización, el dirigente boquense es el vicepresidente 2°. Su iniciativa naufragó porque la FIFA impuso que la tarea quedara a cargo de la Comisión de Transparencia y Gobernanza de la Conmebol. Varios presidentes vieron en ese acto una injerencia de poderes foráneos, corruptos y de nula legitimidad para controlarlos. Prefieren el descontrol autóctono, made in AFA.       

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