La denuncia de una trabajadora contra el ministro de Trabajo de la provincia Jorge Cabana Fusz se presentó al mediodía del viernes en la Fiscalía especializada en Violencia de Género por el delito de coacción con el propósito de abuso sexual.

El funcionario denunciado asumio en la cartera en 2015 y este año fue afirmado en su cargo por el gobernador Gerardo Morales, a pesar de que cuando asumio en su segundo mandato en su mensaje en la Legislatura Provincial dijo "Ni una menos, con politica activa y concreta", acordando asi, al menos en las palabras, con uno de los ejes principales del gobierno de Alberto Fernandez.

La denunciante contó que en septiembre de 2017, “de modo discrecional el ministro Cabana Fusz ordenó un aumento de $1.300 para todos los empleados con contrato de la Superintendencia de Riesgo de Trabajo. Luego de eso se hizo presente en mi oficina y me ordenó que lo acompañara hasta su despacho para hablar conmigo sobre el aumento otorgado. Al ingresar a su oficina me dijo '¿viste lo que hice? Les aumenté a todos por vos, era la única forma que tenía de darte una mano' y luego volvió a insistirme que debía mantener relaciones con él para que 'no me falte nada a mí ni a mi hija', lo cual generó una gran molestia que no pude disimular y le respondí que me dejara de molestar porque yo no estaba interesada en nada de eso”.

Subrayó que esta persecución siguió incluso en la fiesta del empleado público, el ministro se sentó a su lado y le indicó que “era muy celoso de todas las chicas del Ministerio, porque todas eran suyas”.

En una extensa declaración, en la que manifiesta todo tipo de acoso y luego maltrato ante su negativa a acceder a los requerimientos sexuales, la víctima, cuya identidad se reserva, también explicó que debió tomarse licencia y realizar tratamiento psiquiátrico. También detalló el rol que cumplió la nuera del ministro, la funcionaria Agustina Mulqui, en lo que refiere a la persecución laboral.

La mujer relató sobre su situación laboral sin estabilidad, contratada como monotributista actualmente afectada a cumplir con su trabajo en la Dirección de Buenas Prácticas Laborales y Violencia Laboral, que hasta hace días estaba a cargo de Ana Echenique, quien fue separada de su cargo junto con el secretario de Empleo, Alejandro Marenco; el director de Trabajo, Ariel Gutiérrez; el secretario de Trabajo, Juan Igna

cio Palermo, y el director de Seguridad e Higiene, Daniel Rojas, por haberse opuesto y denunciado de forma administrativa los acosos sexuales y laborales a que era sometido el personal.

La denunciante dijo que el ministro de Trabajo la dejó en la calle y frente a esa situación Echenique y Marenco pidieron una audiencia al gobernador Gerardo Morales y lo pusieron al tanto de la cesantía de la víctima por no haber accedido a las tentativas de abuso sexual permanente y público, además señaló que eran cuatro empleadas las que sufrían estos acosos por parte de Cabana Fusz. El gobernador pidió entonces que realizaran la denuncia formal. Por temor, sólo presentó una nota de una de las víctimas.

La denunciante se explayó sobre otra trabajadora, cuya identidad se reservó, que inició una relación sentimental con un compañero, hecho que suscitó el enojo del ministro, quien se manifestó “a través de persecución laboral en su contra con malos tratos personales y constantes amenazas de despidos”.

En la denuncia penal presentada el viernes la mujer recalcó el peregrinar por las oficinas del Estado buscando una respuesta y que no hubo manera, incluso no logró atención de la Secretaría de paridad de Género, conducida por Soledad Sapag. Ante esta situación propuso un traslado laboral que quedó en la nada.

Además, destacó la falta de interés del gobernador tras conocer la situación. Y sostiene que no hubo ningún camino administrativo ni protocolo que se haya activado para contenerla. El movimiento feminista de Jujuy repudió estos "actos de violencia machista", brindó su apoyo "a las compañeras violentadas" y exigió al gobernador que pida la renuncia de Cabana Fusz. 

Ciego y sordo  

El gobernador de Jujuy fue informado de los abusos que se le adjudican a su ministro de Trabajo el pasado 3 de abril de este año, mediante una nota en la que se acusó a Cabana Fusz por acoso sexual y maltrato laboral. En noviembre, en otra nota, una veintena de trabajadores le pidieron que interviniera para hacer cesar situaciones de abuso de parte del ministro de Trabajo. Hasta ahora Gerardo Morales no reaccionó. 

La misma empleada que ahora hizo la denuncia penal relató entonces que su situación laboral es precaria ya que está contratada bajo la modalidad de locación de servicios, es decir que se la obliga a facturar como monotributista cuando en realidad se desempeña en relación de dependencia. En consecuencia, no tiene cobertura social y se la priva de muchos adicionales con los que cuentan otros empleados, tampoco cobra un aguinaldo. Esta situación vulnerable dio lugar a distintos hechos de acoso por parte de Cabana Fusz, según se relató en la nota presentada en Gobernación.

En ocasión de caducar su contrato en 2017 de acuerdo a la descripción de la trabajadora, el ministro le comentó que el gobernador no iba a firmar la renovación de ninguno pero que como él era “amigo de su padre” realizaría gestiones particulares para conseguir el nuevo contrato. La instó a que lo siguiera yendo a ver por el tema y a continuación la invitó a salir y a encontrarse fuera del horario laboral, invitación que la empleada rechazó. Las propuestas del ministro se repitieron, como las citaciones a su oficina con distintas excusas, en especial para hablar de un posible aumento de sueldos.

En agosto se les pagó, en forma de viáticos el aguinaldo a otros empleados contratados bajo similar modalidad que la denunciante. Como ella no lo percibió, elevó el reclamo al ministro Cabana Fusz, quien le respondió: “vos sabés lo que tenés que hacer para tener aguinaldo”, y agregó que si salía con él le iba a dar todo lo que ella quisiera. A esas alturas, el repetido acoso por parte del funcionario, sumado a la inestabilidad laboral y baja remuneración le provocó a la trabajadora problemas de salud como insomnio, fuertes dolores de cabeza y una profunda angustia, según expresa en la denuncia.

En septiembre de 2017 fue el aumento de salarios que Cabana Fusz aprovechó para insistir con sus ofrecimientos. Esta vez le dijo que a cambio de una salida le daría parte de su sueldo para ayudar a la manutención de la hija de la trabajadora.

En diciembre de ese año, se repitió la falta de pago de aguinaldo. La denunciante acudió a reclamarlo al despacho del funcionario, quien exaltado le gritó: “vos sos una pendeja de mierda y no me vas a venir a decir como son las cosas, a vos no te doy aguinaldo porque tenés un contrato distinto al de los demás". Aunque finalmente, ante una consulta a la Subsecretaría de Trabajo, se le otorgó el aguinaldo en forma de viáticos, la reunión concluyó con un grosero improperio por parte de Cabana Fusz para la mujer: “vos tenés que mamarla antes de pedir algo”.

Según resume la nota presentada por la trabajadora a Gerardo Morales, “La mecánica es siempre la misma, ofrecimiento de una mejor situación económica y/o laboral a cambio de aceptar sus ofrecimientos de salir y tener encuentros sexuales, ante mi negativa y pedidos de que se ubique, paso a ser irrespetuosa, por lo que acude a actos de violencia, ya sea con gritos, humillaciones de todo tipo, etc. Al momento de renovar contratación se repite el acoso con la presión de quedar sin trabajo y sin sustento para mi hija.”

La tiendita del horror

El 29 de noviembre pasado una veintena de trabajadores del Ministerio de Trabajo también presentaron una nota ante la Gobernación solicitando a Morales que de manera urgente “arbitre los medios que considere pertinentes para que cesen los graves hechos de violencia laboral que venimos sufriendo por parte del señor ministro de Trabajo y Empleo, Jorge Cabana Fusz; su nuera la subsecretaria de Fiscalización de buenas prácticas y Relaciones con la Sociedad Civil, Agustina Mulqui, y jefa de Recursos Humanos, Lucía Mulqui, siendo cómplice y conocedora de todos los movimientos María José Chara”.

En la presentación los estatales denunciaron “que los hechos de violencia laboral suceden de manera constante y reiterada en nuestro ámbito de trabajo, entre ellos podemos nombrar: malos tratos, gritos y humillaciones. Amenazas de despidos. Persecución, hostigamiento. Despidos sin causa de personal idóneo para reemplazarlos por punteros políticos. Acaparamiento de todas las funciones del Ministerio. Trato desigual. Privilegios excesivos para el círculo íntimo y familiar. Irregularidades en la registración laboral (trabajo en negro) y precariedad. Abuso de autoridad. Agresiones verbales y físicas. Incumplimiento de los deberes de los funcionarios. Acoso sexual.”

La presentación era motivada por el temor de la pérdida de fuente laboral y la “sensación de vulnerabilidad constante, ya que se ven violados nuestros derechos laborales y humanos. Así mismo tememos por nuestra integridad física y psíquica ya que estos hechos se tornaron habituales y aumentan día a día”.

Los trabajadores expresaron que el detonante para la presentación fue la situación sufrida por una compañera que "fue víctima de graves agresiones verbales, físicas, amenaza de despido, privación ilegítima de la libertad y sustracción del teléfono”. Aludieron así a la agresión que sufrió una trabajadora por parte de Agustina Mulqui, Gagriela Aletti, Lucía Mulqui y María José Chara. El hecho derivó en una denuncia penal con el patrocinio del abogado Alberto Nallar y la justicia imputó a las dos primeras funcionarias. 

Además de estos hechos de violencia y acoso laboral, el ministro Jorge Cabana Fusz también ha sido denunciado a la Superintendencia de Riesgos de Trabajo de la Nación por los gastos de esa cartera supuestamente destinados a costear consumos personales de su familia. Aún se espera una auditoría por esta presentación.