Nora Cortiñas llegó a Posadas para abrazar a Cristina Vázquez y compartir con ella y su familia estas primeras horas en libertad. La corte Suprema de Justicia absolvió a Cristina Vázquez y junto a ella a Lucia Cecilia Rojas, dos mujeres condenas a prisión perpetua por un crimen que no cometieron. Cristina estuvo detenida casi 13 años, Cecilia superó los 14 años en prisión.
Nora Cortiñas atravesó las puertas del aeropuerto de Posadas para ir a encontrarse con Cristina Vázquez, la joven a la que conoció el pasado 4 de noviembre en el penal de Mujeres de Villa Lanús. Norita quería ese abrazo, lo necesitaba. Se había quedado con la sensación de que no se había hecho lo suficiente por Cristina, que su caso era una tremenda injusticia y que no podía simplemente quedarse en la impunidad y el silencio.
“Me conmovió la mirada tan tranquila, tan serena, sin rencor”, dijo Nora después de ese primer encuentro. Volvió a Buenos Aires pero antes comprometió a las organizaciones sociales y centrales sindicales, que la escucharon en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM, a que se sumaran al reclamo. “Es una mujer que espera justicia y debemos ayudarla a buscar los caminos. Hay que hacer ruido. No nos acostumbremos al silencio porque cuando existe un ocultamiento, una injusticia y arbitrariedad contra cualquier ser humano, tenemos que defenderlo”. “Esto no es posible, no puede pasar, Cristina es inocente”, dijo.
La historia de Cristina le había llegado a través de las documentalistas Magda Hernández Morales y Gabriela Cueto, quienes produjeron Fragmentos de una amiga desconocida, la película que sirvió para denunciar el montaje de esta causa judicial que no tuvo reparos en construir la culpabilidad de los tres imputados- Cristina Vázquez, Cecilia Rojas y Omar Jara- en base a prejuicios, estereotipos, testimonios falsos, valoraciones incongruentes de las pruebas.
Norita Cortiñas sumó esta causa a las tantas que milita a diario. Tenía previsto volver a Posadas para marchar pidiendo su liberación a mediados de diciembre pero la coyuntura en Latinoamérica fue modificando su agenda, primero su visita a Chile para exigir el cese de la represión de Piñeyra y después el viaje a Haití para sumarse al reclamo de ese pueblo “sufriente” como lo dice ella.
La decisión de la Corte Suprema de absolver a Cristina y a Lucia, la conmovió. Si bien esperaba esta intervención ya estaba preparándose para sumarse o encabezar acciones el año próximo. “Si no sale estábamos pensando con Ana María Careaga escribirle una carta al papa Francisco”, dijo.
“Fue magia colectiva”
Desde el aeropuerto hasta la casa de Cristina, Norita fue recordando ese primer encuentro, la angustia con la que se fue dejándola en el penal. Es tan injusto esto, “los jueces de la Corte solo tenían que abrir y leer el expediente para darse cuenta” remarcó.
Y es justamente lo que pasó, abrieron el recurso que por segunda vez llegó a la Corte y resolvieron la absolución. En la acordada del día 26 de diciembre, por unanimidad, el máximo órgano judicial del país resolvió absolver a Cristina Liliana Vázquez y a Lucía Cecilia Rojas por el homicidio de Ersélide Leila Dávalos.
“Para los que no creen en que hubo magia, fue magia, magia colectiva” dijo Norita cuando por fin se encontró con Cristina, en el patio de su casa, esa a la que la joven volvió 11 años después, siendo ya definitivamente libre. Lo aclara la propia Corte al Superior Tribunal de Justicia de Misiones, por las dudas. “la Corte Suprema es el Tribunal en último resorte para todos los asuntos contenciosos en que se le ha dado jurisdicción (...) Sus decisiones son finales. Ningún Tribunal las puede revocar”. Es decir la resolución de la Corte es el final del infierno de Cristina y también el de Lucia.
“Ay Cristina, Cristina, Cristina. Esto es magia, esto es magia, esto es magia. Quien diga lo que no existe lo mágico, no sabe estas cosas. Mi vida, que suerte, mi amor”, repite Nora y se quedan ambas, un rato largo, fundidas en ese abrazo sin tiempos. Eran solo ellas en ese patio, despegadas de todo, susurrándose que lo habían logrado. Cristina está libre, y lo está porque es inocente.
“Acá no hay un perdón para salir en libertad, acá hubo un error gravísimo que fue la condena, no es fácil decir esto ya pasó. Esto deja una huella muy fuerte y hay que repararlo. Los años que le quitaron para disfrutar la vida hay que hacérselo pagar al Estado, pero todo a su debido tiempo, con calma”, decía Nora mientras la ronda de mates se iba abriendo, además de la mamá, el papá, la hermana y un tío de Cristina, se fueron sumando periodistas, fotógrafos, referentes sociales.
La magia colectiva de la que habla Norita es el trabajo enredado de varias organizaciones sociales que decidieron intervenir para revertir la injusta condena a cadena perpetua. La Asociación Pensamiento Penal, Proyecto Inocencia, el CELS, y el acompañamiento incondicional de sus amigas Magda Hernández Morales y Gabriela Couto. Sumado además el movimiento de mujeres que fue de a poco incorporando en sus reclamos la libertad de Cristina. Este apoyo se vio claramente en el último Encuentro Plurinacional de Mujeres realizado en La Plata.
“Salimos de la pesadilla”
Cristina Vázquez recuperó la libertad el viernes 27 de diciembre poco antes de las 12 del mediodía. Llevaba más de 11 años presa. “En total son más de 12 años, primero estuvo un mes detenida, después me soltaron, volvieron a detenerme y estuve 7 meses y después la última vez ya estos 11 años”, hizo cuentas y se emocionó al pensar lo que vendría.
“Salimos de la pesadilla”, le dijo Nora mientras tomaba un mate, “esto empieza recién. Hay que convencerse que otro mundo es posible, otra justicia la vamos hacer posible, vamos hacer que cambiemos un poco el tiempo de la injusticia para pasarla al tiempo de la justicia”.
“Se terminó el infierno”, le contestó Cristina mientras la emoción se sentía en sus voces, en los ojos de ambas que fueron nublándose esta vez con lágrimas de alegría, de felicidad.
Norita estuvo un rato largo sentada en el patio con la familia, con los padres, la hermana, su sobrina y unos tíos. “Estoy feliz” repetía Cristina, mientras agradecía la presencia de todos y después se quedaba en silencio, sonriendo, solo sonriendo.
Después del abrazo con Cristina, los mates y las fotos con los familiares Norita Cortiñas quiso reunirse con las organizaciones sociales que vienen trabajando una agenda anti represiva en Misiones. “Algo tenemos que hacer” dijo.
Se armó una convocatoria de urgencia que se reunió en la sede de la CTA Autónoma de Misiones, en torno a Norita y al fallo de absolución de Cristina un grupo importante de estas organizaciones para discutir qué hacer a partir de ahora.
La condena arbitraria e ilegal de Cristina y Lucia no es un caso aislado. En la provincia hay varios precedentes sobre el accionar irregular del poder judicial encarcelando inocentes. Librada Figueredo, María Ovando, Victoria Aguirre, Miriam Bogado son solo algunos ejemplos.
“Este fallo volverá a dar impulso a los espacios antirepresivos donde venimos denunciando estas arbitrariedades y también trae algo de esperanza a los familiares de cientos de detenidos que están esperando que sus causas sean revisadas” pudo escucharse en esa reunión.
Norita estuvo casi las 3 horas que duró el encuentro, en medio de un calor sofocante, escuchando y aportando. De allí volvió a la casa de Cristina para compartir el almuerzo, la sobremesa, los abrazos y la despedida.
“Esto recién empieza. Hay que seguir, seguir” dijo.