Daniela Castro, una dirigente social trans marplatense, que se vio forzada en los ’90 a transitar por la prostitución para sobrevivir, estará al frente del área de diversidad sexual en la provincia de Buenos Aires, en el nuevo ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual. Lo anunció a Página|12 la flamante ministra Estela Díaz . En una entrevista con este diario la funcionaria detalló “la devastación” que encontró en el área, luego de cuatro años del gobierno de María Eugenia Vidal. “No hay en el presupuesto ítem específico, por ejemplo, para violencia de género. Y una medida como las pulseras electrónicas, implementada nada más que en 20 municipios y con un número bajísimo de colocación real, solo en casos puntuales, muy por debajo de lo que la problemática demanda. Y otro aspecto grave, la absoluta inexistencia de estadísticas. No tenemos modos de saber cuál es la escala de la problemática de la violencia de género, a pesar de que se creó por ley un registro único de casos pero nunca se implementó”, reveló. Y señaló que le llamó la atención el estado de abandono de las oficinas, cargadas de telas de araña en rincones, puertas y ventanas. Díaz adelantó cuáles serán los ejes de su gestión: en línea con su par de Nación, una perspectiva integral para enfrentar el problema de las violencias machistas –en plural--, la transversalización de las políticas de género en los distinto ministerios del Gabinete de Axel Kicillof y la territorialidad, para llegar a todos los municipios. “Este ministerio es un logro de un movimiento social que es transformador, y que está promoviendo cambios culturales muy profundos”, subrayó.
Daniela Castro fue la primera persona trans que obtuvo un DNI acorde a su identidad de género en la provincia, en 2011, luego de una ardua batalla judicial. Milita en el Frente Patria Grande de Mar del Plata, y tuvo diversas candidaturas, entre ellas a concejal y a senadora bonaerense y trabajó en la secretaría de Derechos Humanos de la provincia. Aunque todavía no salieron las designaciones, las otras colaboradoras de Díaz, que ya fueron convocadas son Flavia Delmas, que se ocupará de los temas de violencias y la ex diputada provincial y militante de La Cámpora, Lucía Portos, que se hará cargo de las problemáticas vinculadas a igualdad, políticas de género y diversidad en general. Delmas venía desempeñándose como secretaria de Políticas de Género en la Facultad de Periodismo de la UNLP, adonde llegó de la mano de la entonces decana Florencia Saintout, ahora diputada bonaerense del Frente de Todes.
Díaz llega al ministerio como secretaría de género de la CTA de los Trabajadores, que encabeza Hugo Yasky. Es una reconocida militante social, sindical y feminista, integrante desde sus inicios de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. La implementación del protocolo de abortos legales en todo el territorio bonaerense es una de sus preocupaciones. “Ya hay una mesa trabajando para la adopción de la actualización”, en el área del ministerio de Salud. Y destacó que esa cartera esté a cargo del médico sanitarista Daniel Gollán es garantía para su implementación. Durante la gestión de Gollán como ministro de Salud de la Nación en el último tramo del gobierno de CFK, se llevó adelante la actualización 2015 del protocolo de ILE.
--¿Dónde funcionará el nuevo ministerio? –le preguntó Página 12.
--Estamos buscando lugar. Hay una preocupación desde el propio gobernador, la jefatura de Gabinete y la Secretaría General, para que tengamos una sede para funcionar y en los próximos días se estará resolviendo.
--¿Con qué se encontró al asumir?
--En la provincia de Buenos Aires al área le pusieron como nombre Instituto de las Mujeres para copiar lo que se había hecho en Nación, pero más o menos como en Nación –aunque incluso diría de manera más profunda--, lo que nos encontramos es la devastación de la política, la falta de existencia. Sólo una dirección provincial es todo lo que había para llevar adelante políticas de género en la provincia de Buenos Aires. Nos encontramos con programas desarticulados como los que había también en el Ministerio de Salud, desarmada toda la política de Educación Sexual Integral desde la Dirección de Escuelas y Cultura de la provincia. Así podríamos decir en todas y cada una de las áreas. La línea que atiende el 144, de violencia de género, ya ni siquiera precarizada, sino tercerizada y sin ningún tipo de dispositivos de supervisión interna y externa funcionando, con personas con problemas importantes por la tarea llevada adelante que no estaban siendo atendidas como corresponde. Fragmentación, dispersión de la política y falta de presupuesto, esto también encontramos. No hay en el presupuesto ítem específico, por ejemplo, para violencia de género. Y una medida como las pulseras electrónicas, implementada nada más que en 20 municipios y con un número bajísimo de colocación real, solo en casos puntuales, muy por debajo de lo que la problemática demanda. Y otro aspecto grave, la absoluta inexistencia de estadísticas. No tenemos modos de saber cuál es la escala de la problemática de la violencia de género, a pesar de que se creó por ley un registro único de casos pero nunca se implementó. Para nosotros va a ser una prioridad, al mismo tiempo que investigaciones sobre la problemática, para pensar seriamente en qué situación estamos y cuáles son más estratégicamente las políticas que hay que llevar adelante.
Díaz cuenta que el área funcionaba en “una dependencia sumamente pequeña”. Le llamó la atención las telas de arañas que encontraron en puertas, ventanas y rincones, signo de abandono. Como sucedió en otros ministerios, a partir del cambio de Gobierno, le sorprendió como fueron recibidas por trabajadoras y trabajadores que las aplaudieron, algunes, con lágrimas en los ojos “emocionados de esperanza”. “Eso no lo vi jamás”, dice la ministra y lo adjudica a que en los últimos cuatro años “Cambiemos ha tenido mucho destrato a trabajadores y trabajadoras”, señaló.
--¿Cuáles serán los lineamientos de su gestión?
--Vamos a tener tres lineamientos centrales: uno que tiene que ver con todo lo que es la política contra las violencias, con una perspectiva que pretende dejar de pensar sólo en la violencia doméstica, familiar, para pensar en todas las violencias. Y dejar de pensar solo en las situaciones más críticas para articular mucho desde la prevención y la asistencia pero además cambiar el enfoque para mirarla desde una perspectiva de la integralidad de la política pública y la articulación con la sociedad civil. El otro aspecto central es la transversalidad de la perspectiva de género. Tenemos pensado la construcción de unidades que van a abordar todo lo que tiene que ver con la incorporación de la perspectiva de género en el propio Poder Ejecutivo, la articulación interestatal –Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial—y territorial, en toda la provincia. Tenemos indicaciones muy claras de Axel Kicillof que dijo que este es un Gobierno de un Estado presente, militante y solidario, pero que claramente se va a construir en todos y cada uno de los municipios de la provincia. Siempre tenemos que estar a disposición del intendente o la intendenta y tener una articulación. Hay que pensar la complejidad de la provincia, que tienen 135 municipios así que vamos a trabajar regionalmente. Y un área fuerte va a ser la que se ocupe de la diversidad sexual, que estará a cargo de Daniela Castro una dirigenta de la provincia muy querida trans. Estamos pensando en las medidas más urgentes para los primeros 100 días pero también cómo vamos definiendo los lineamientos estructurales, que tienen que dar cuenta no solo de la complejidad sino de la heterogeneidad que tiene la provincia. Van a haber programas especiales que abordarán temáticas cómo mujeres y trans en situación de encierro, situación rural, isleña, migrantes, pueblos originales, adultas mayores. Esperamos poder construir un plan de igualdad provincial, participativo y territorial. Este es un objetivo que tenemos y esperamos que este año pueda lograrse. Este ministerio es un logro de un movimiento social que es transformador, y que está promoviendo cambios culturales muy profundos.