Dos de cada tres argentinos considera que el reclamo de los docentes es justo. Es una proporción alta, teniendo en cuenta que la huelga de 48 horas que se inicia mañana impacta fuertemente en los hogares. Pero sólo un cuarto de los encuestados rechaza el reclamo no es justo. 

Bacman evalúa que el apoyo a los docentes es producto del mal humor social. “No es para menos. La gente está alarmada con la situación de la educación. Por eso se pone del lado de los docentes”, señala Bacman. 

En la lista de principales preocupaciones, la educación figura en cuarto lugar, detrás de la inseguridad, la economía y la corrupción. En meses como febrero o marzo, la preocupación sube, esencialmente por las dudas sobre el inicio de clases y las cuestiones que tienen que ver con vacantes, calidad edilicia de los colegios, el aumento en el costo de la canasta de útiles. 

Por lo general, las huelgas de docentes no tienen mucho consenso, pero eso cambia cuando la mayoría advierte que lo que le sucede a los docentes le sucede a gran parte de la población. Por ejemplo, la pérdida de poder adquisitivo que se sufrió durante 2016 o los tarifazos en luz, gas, agua y casi todos los servicios. Con éstos datos, queda claro que la aparición de miles y miles de supuestos voluntarios listos para reemplazar a los docentes, o sea quebrar la huelga, es un fenómeno más que aislado. Lejos del respaldo ampliamente mayoritario que tiene el reclamo de los maestros.