Desde Barcelona
UNO Entre las oraciones de los sacros y misteriosos días que van de la Nochebuena a la Nochevieja: por ahí anda Rodríguez, leyendo los últimos periódicos del año. Y los lee pensando en qué número feo que fue 2019 pero qué bonito es el 2020 (y, por favor, no le vengan con eso de que la década en cuestión recién comenzará en el 2021). Y qué bien que rueda ese 2020 en la boca: como un caramelo acidulce y no masticable pero, seguro, masticador. Y no decir "dos mil veinte" sino "veinte veinte", claro. Como nota inmejorable de examen difícil (¿cuándo fue que con el 10 como máxima calificación ya no fue suficiente?). Cifra que tiene la gracia del propio eco, de la repetición automática, y que remite --en tiempos ciegos o cegadores-- a la graduación de una visión clara y nítida donde se posee la bendición o el estigma de ver todo tal cuál es. No una visión perfecta, pero sí normal desde y a veinte pies de distancia. Y es con semejante capacidad que Rodríguez lee todas esas listas enumerando lo mejor de los últimos doce meses en los últimos suplementos culturales de diciembre. Esos resúmenes de lo vivido o de lo que no se vivió pero que aún se está a tiempo de buscar y encontrar y pagar en tiendas llenas a golpe y codazo de pura histeria consumida y consumista. Listas en esencia imprecisas y mentirosas por definición (¿qué es "lo mejor"? ¿quién puede atribuirse la precisión de haberlo visto todo y, en ello, de ver lo mejor y de verlo mejor que otro?). Esos conteos regresivos alistando lo supuestamente mejor editado y estrenado y escuchado del año cuando en realidad deberían --más humildes y sinceros-- anunciar lo que más les ha "gustado" a los supuestos y listos especia/listas entre lo muy poco y lo muy obvio (lo que se veían obligados a que catar) que han leído y oído y visto durante los últimos doce meses. Esas listas de hitos y de hipos que --piensa Rodríguez-- tal vez deberían advertir acerca de lo peor; cosa de así prestar un verdadero y funcional servicio para no caer o reincidir en el mal de lo malo durante los meses que se vienen.
DOS Así y entonces, con pupilas dilatadas, Rodríguez se permite un cierto futurismo para apostar al otro tipo de lista favorita: la de lo que vendrá y que --por supuesto-- no dejará de deparar más de una imprevisible sorpresa de polaridad positiva o negativa. Por lo pronto --se consuela Rodríguez-- se disfrutará de la calma y tranquilidad de que no haya nueva temporada de Game of Thrones en el horizonte: el invierno ya llegó y ya pasará y qué suerte que así sea. Su sitio ya lo están queriendo llenar los dragones de The Witcher pero --piensa Rodríguez esperanzado-- finalmente lo ocupará la Dune del talentoso Denis "Blade Runner 2049" Villeneuve a finales del calendario a estrenar con instantáneos greatest hits ya desde la medianoche del 31. Para empezar, U.K. y K.O. a ese espejismo de una Europa Unida (y Rodríguez todavía tiembla desde que leyó esas certeras palabras de Josep Martí Blanch en El Periódico en cuanto a que "Boris Johnson es un político fuera de serie. Populista, embustero, ambicioso, ególatra. Como lo es cualquiera que aspire a gobernar un país democrático"). Se discutirá mucho sobre el rol y sitial del Peñón de Gibraltar (otro juego de tronos) en la Europaña post Brexit. Y --todo parece indicarlo-- se seguirá con lo mismo que ya es casi lo de siempre. Spain, Sit and Talk y cada uno queriendo leer leyes y veredictos como más y mejor le convenga y Oriol "Faria-Montecristo" Junqueras desde la cárcel afirmando que un nuevo referéndum es "inevitable" y que la independencia es "irreversible" (de ser así, se pregunta Rodríguez; para qué tanta necesidad de referéndum si ya hay para él resultado indiscutible donde la voluntad de una mitad de los catalanes se impondrá a la otra mitad). Y la mortal viva voz de Vox. Y con un poco de suerte Pedro Sánchez (porque eso es lo que le ha pedido a los Reyes Magos y, ah, la inquietud que provoca el que todo pareciera pasar por eso y nada más que por eso y que casi nada se converse acerca de lo que se hará o debería hacerse al día siguiente) será investido presidente. Y lo será de un gobierno (la paradoja de ir del "si no hay gobierno, nuevas elecciones" al "ya hay gobierno, por lo que ahora puede haber nuevas elecciones en cualquier momento") que, al no tenerla fácil, hará la vida muy difícil para todos los ciudadanos. Y llevará felicidades surtidas a televisivos tertulianos políticos que hace tiempo descubrieron que lo suyo es (in)digna competencia para los avatares de la prensa rosa. Y se entrará en el indiscutible Año Beethoven (el próximo 16 de diciembre se cumplirán los dos siglos y medio de su nacimiento; pero ya desde la semana que viene se hablará fuerte y en altísima voz acerca del sordo) y quedará por determinar si 2020 sonará más parecido a la ominosa Quinta o a la alegre Novena. Por lo pronto, días atrás, Rodríguez --sintiéndose estúpido y contagioso-- se paseó por YouTube e hizo click en el venerable video de "Smells Like Teen Spirit" de Nirvana. Y la suya fue la visualización número 997.818.267 en pos de ese número redondo (mil millones, ya se consiguió) antes de las campanadas y del champagne y de esas emisiones en directo desde sucesivas capitales del mundo hasta llegar a la cerrada y lunática Puerta del Sol. Y allí los alaridos nada grunge de los que transmiten a todos esos millones de bocas llenas de uvas malas y buenas. Y aquí viene el eufórico año nuevo que es nuevo por tan solo un segundo para de inmediato convertirse en el año que ya es y la resaca y Hello, hello, hello, how low, Hello, hello, hello, how low, Hello, hello, hello, how low, Hello, hello, hello...
TRES ...y en seguida todo huele a espíritu adolescente, sí: pero adolescente de adolecer. Adolescente de carencia madura y no de edad juvenil. Todo más imperfecta marca ACME que vigoroso acné. Pero enseguida --A denial, a denial, a denial...-- Rodríguez también se dice que, después de nada y antes de todo, este tiempo en trance es cuando se puede y se permite creer en lo inverosímil y prometer lo incumplible y aún así... Por lo que Rodríguez se dice también que, seguramente, en el 2020 es cuando, seguramente, aparecerá la box conmemorativa de Let It Be y que será la más interesante de todas las editadas hasta ahora. Porque hay mucho material inédito de esas sesiones turbulentas. Allí, John & Paul & George & Ringo como en cena obligada y familiar con ganas de cambiarse no los apellidos pero sí el nombre que los mantuvo juntos hasta entonces. No alzando copas para brindar sino para arrojárselas por las cabezas. Tan incómodos con su propio mito y con tantas ganas de imaginar que todas las cosas deben pasar y que pronto será nada más que otro día en el que nada vendrá fácilmente pero...
Así, contando las horas y minutos que faltan, Rodríguez silbando esa otra canción que recomienda, en times of trouble, dejarlo ser y never mind. Recomendación feliz que Rodríguez hace extensiva aquí y ahora a todos --ciudadanos de a pie pateados y mayoría más enmudecida que silenciosa-- los que lo contemplan acercarse con ojos 20/20 de rayos X.
Buena vista y mejores vistas a/para todos.
Mañana será otro año.