El boxeo femenino de 2019 ofreció las sonrisas que le faltaron a la rama masculina de la actividad. Mientras que el año cierra sin ningún campeón mundial entre los varones, las damas suman nueve coronas, todas ellas en categorías chicas, de minimosca (48,988 kg) a pluma (57,152). La calidad y coraje de nuestras peleadoras está fuera de toda discusión. Argentina hoy es una potencia en el pugilismo color de rosa. Pero nada de esto hubiera sido posible sin el respaldo de los promotores y mánagers más importantes del país y de algunos canales de televisión que le dieron pantalla a la actividad en plano igualitario con los hombres.
Evelyn Bermúdez (minimosca FIB), Yesica Bopp (minmosca AMB), Anahí López (Mosca OMB), Leonela Yudica (Mosca FIB), Jorgelina Guanini (Supermosca FIB), Daniela Bermúdez (Gallo OMB), Cecilia Román (Gallo FIB), Marcela Acuña (Supergallo FIB) y Brenda Carabajal (Pluma FIB interino) son las nueve reinas actuales del boxeo argentino. Tuvieron una gran ventaja que no compartieron con los varones: casi siempre pelearon como locales, con apoyo constante y sonante de gobernadores e intendentes. De todas ellas, sólo Evelyn Bermudez, Acuña y Carabajal viajaron este año al exterior. El resto lo hizo en su casa y ante su gente.
Pero si casi todas fueron rosas para el boxeo femenino, la muerte de Hugo Santillán, quien sufrió un ACV sobre el ring tras su pelea en San Nicolás ante el uruguayo Eduardo Abreu, marcó el punto más bajo del boxeo masculino argentino de 2019. Desprotegido por quienes más debían cuidarlo, víctima de un sistema cruel e indiferente, el boxeador santafesino fue uno de los tantos que debió ir a buscar afuera la paga que la crisis y las bolsas magras le negaron adentro.
Treinta y un días antes de desvanecerse frente a las cámaras de la televisión, Santillán había sido molido a palos en Hamburgo (Alemania) por el invicto superliviano armenio Arlet Haruntunyan, a cambio de 6.500 euros, una suma ínfima para el mercado europeo. Pero inalcanzable para un boxeador de su nivel en el deprimido mercado interno argentino. Santillán, un auténtico trabajador de los rings, pagó la crisis con su vida. Muchos otros como él, también rifaron su prestigio yendo a perder en el exterior. Aunque el precio no fue tan alto.
De los tantos que se asomaron más allá de las fronteras y en niveles diferentes, el superwelter Brian Castaño, el superliviano Jeremías Ponce, el supermosca Fernando Martínez y el minimosca Agustín Gauto obtuvieron los mejores resultados de la temporada. Castaño empezó 2019 como el único campeón del mundo argentino y en tal condición, igualó con el cubano Erislandy Lara, el 2 de marzo en Brooklyn. Luego renunció al título y reimpulsó su carrera derrotando por nocaut técnico en 6 vueltas al nigeriano Wale Omotoso el 2 de noviembre en Oxon Hill (Maryland). La victoria lo colocó en la antesala de una nueva oportunidad: en 2020 irá ante el brasileño Patrick Texeira por la corona superwelter de la Organización, que dejó vacante el mexicano Jaime Munguía.
Entrenado y conducido por la mano experta de su técnico Alberto Zacarías, Ponce venció el 14 de septiembre en Alemania al local Rico Mueller y se alzó con el título superliviano de la Organización Internacional, la quinta entidad en importancia de las que pretenden manejar el pugilismo mundial. Invicto en 25 peleas con 16 triunfos por fuera de combate y con sólo 23 años de edad, Ponce seguirá enfilando su promisoria carrera en Europa. Zacarías entiende que todavía no ha llegado el momento de arriesgarlo ante los bicampeones Josh Taylor (Asociación y Federación) y José Carlos Ramírez (Consejo y Organización).
Campeón argentino de los supermoscas, Fernando Martínez superó por nocaut técnico en 11 asaltos al local Athenkosi Dumezweni el 16 de diciembre en East London (Sudáfrica) y conquistó un título de segunda selección del Consejo Mundial que lo posiciona para seguir participando en 2020. Con 20 triunfos (9 antes del límite) y 6 derrotas originadas en su paso por la desdichada Serie Mundial de Boxeo de la AIBA (Asociación Internacional de Boxeo Amateur) y un ritmo intenso de pelea inusual para el boxeo argentino, todavía hay que verlo a Martínez ante los mexicanos, japoneses, filipinos y tailandeses que componen el nervio histórico de la categoría.
Agustin Gauto, por su parte, constituye la máxima esperanza. A los 21 años y con un invicto de 14 peleas (9 ganadas categóricamente), el minimosca lanusero e hincha de Huracán reúne un combo inmejorable: velocidad, clase y contundencia. Hizo 4 peleas en el año (una en México) y tres las ganó por fuera de combate. Osvaldo Rivero, asociado a algunos capitales mexicanos lo lleva con mano de seda. Habrá que ver cómo le va a Gauto cuando le lleguen los rivales de primer nivel, algo que acaso empezará a suceder en 2020.