“Las utopías sirven para caminar”. Natalia Porta López, coordinadora del Plan Nacional de Lecturas --que el gobierno volvió a poner en marcha con el objetivo de alcanzar a diez millones de niños y adolescentes de nivel primario y secundario de todo el país— concluyó con esta frase su notable intervención durante el relanzamiento del programa. “Las cosas de la lectura suceden en la intimidad de las aulas; la lectura no es un espectáculo”, aclaró la coordinadora y propuso una “lectura literaria con disenso para estar juntos en la misma página”. La ovacionaron y aplaudieron muchos escritoras, escritores, editoras y editores de distintas generaciones que asistieron al Museo Casa Rosada (ex Museo del Bicentenario), como Claudia Piñeiro, Eugenia Almeida, Guillermo Martínez, Daniel Divinsky, Alejandro Dolina, Mempo Giardinelli, Canela, Ema Wolf, Elsa Osorio, Juan Sasturain, Ignacio Iraola (Planeta), Leonora Djament (Eterna Cadencia), Aurelio Narvaja (Colihue), Vera Giaconi, Julián López, Adela Basch, Ricardo Mariño, Silvia Schujer, Mario Méndez, Enzo Maqueira, Teresita Valdettaro, Juan Manuel Pampín (Corregidor) y Andrés Beláustegui (Compañía Naviera), entre otros.
Porta López tiene mucha experiencia en el fomento del libro y la lectura por la organización –junto a su pareja, el escritor Mempo Giardinelli- del Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura en Resistencia (Chaco), que en 2020 cumplirá 25 años. “La acción central del Plan Nacional de Lecturas es la creación de una Red Federal de Mediadores y Comunidades de Lectura, que va a compartir formación para los docentes”, anuncia Porta López en la entrevista con Página/12. “Necesitamos rodear a nuestros estudiantes de adultos que lean; que haya con naturalidad libros en la sala de profesores, en la sala de maestros; que haya momentos no solo para la enseñanza de la lectura literaria, sino para la lectura libre que permita construir sentidos juntos. Necesitamos que en las escuelas y en las bibliotecas el que lea no sea el raro o el nerd. Que la lectura tenga valor de cambio en los contactos cotidianos. Que se vuelva lo más normal del mundo lo que rodea a la práctica. Muchos de los que no se sienten lectores creen que la lectura no es para ellos. Entonces necesitamos que las lecturas puedan ser experiencias para compartir con todos”.
--¿Por qué habla de lecturas literarias?
--Ricardo Piglia tenía esta idea hermosa; él decía que la lectura literaria tiene más niveles de sentidos. El que se entrena buscando la mayor cantidad de sentidos posibles en un texto --que es eso lo que hace una comunidad cuando comparte lecturas-- después puede encontrar los dobles sentidos que nos quieren tramitar por debajo y está preparado para entender el resto de los discursos. Por supuesto que no promoveremos solo la lectura de literatura, pero empezamos por ahí por ese motivo.
--¿Quiénes van a integrar la red de mediadores?
--Esta red se va a constituir a través de los Planes de Lectura de las provincias; muchas de estas provincias mantuvieron encendida la llama con algún presupuesto provincial, pero sin la ayuda de la nación. Lo distintivo a partir de ahora es que trabajaremos más profunda y sistemáticamente con estos mediadores que son docentes, bibliotecarios, pero también son mamás, papás y hasta el portero de la escuela, si le gusta mucho leer y es un entusiasta de la lectura. Los mediadores son quienes proponen textos para compartir, quienes van ayudando a construir un camino de lecturas; son quienes dialogan con los lectores para encontrar los sentidos. Las comunidades de lecturas ya existen, lo que pasa es que queremos que dejen de ser raras. Queremos que leer sea lo más normal del mundo. Al poner en red esas comunidades de lectura, las fortaleceremos. Esas acciones no pueden tener la lógica del evento, del espectáculo de un día, sino que tienen que ser sistemáticas y sobre todo deben tener continuidad en el tiempo. En materia de lectura, no hay resultados rápidos. Lo que hay para hacer es algo que parece de Perogrullo: la lectura se estimula poniéndola en acto. Como la lectura es un derecho, el Estado tiene que garantizar que ese derecho se pueda cumplir.
--¿Cuál será el presupuesto que tendrá el Plan Nacional de Lecturas?
--Todavía no está definido; sabemos que vamos a recuperar la política de dotación de libros, pero eso no será rápido porque los procesos de licitación para que sean transparentes --y para que los especialistas de todas las provincias, de los niveles educativos, puedan elegir lo mejor dentro de lo que necesitan-- van a llevar tiempo. Entretanto publicaremos en formatos económicos “180 lecturas posibles para los 180 días de clase”, que es el espíritu de una colección que se hizo antes “Leer por leer” para la escuela secundaria en cinco tomos. Nosotros la reeditaremos, y además armaremos un “Leer por leer” para la escuela primaria en siete tomos, un tomo para cada año. Son lecturas para compartir que de ninguna manera son obligatorias; pero sí son una base para elegir. Se está promoviendo una política de extensión de la jornada escolar y creemos que algo de ese tiempo puede habilitarse para la lectura. Otra cosa que se está promoviendo es que el Estado cumpla con la obligación de dar educación para la primera infancia, entonces también trabajaremos en una línea de lecturas para la primera infancia, porque cuanto antes empiecen a leer, mejor. Los chicos se hacen lectores en el regazo de padres lectores que se ocupan amorosamente de elegir qué pueden compartir con sus hijos.
--El ministro de Educación dijo que habrá una inversión inicial en libros para el primer semestre del 2020 de unos 400 millones de pesos. ¿Ese monto es para todo el Plan Nacional de Lecturas?
--No. Lo central del Plan no es solo la compra de libros. El presupuesto completo todavía no está definido, seguramente en estos días diseñaremos lo que requiere todo el dispositivo. Pero la cifra que dio el ministro garantiza unas buenas primeras tiradas, unas buenas primeras compras. Lo central es el trabajo con los mediadores, un trabajo sistemático para que ese tiempo para la lectura suceda. A veces en las escuelas no se encuentra ese tiempo o se confunde con no hacer nada porque hay gente que cree que leer es no hacer nada. Necesitamos habilitar tiempos en todas las escuelas y en otros espacios; necesitamos rodear a nuestros estudiantes de adultos que lean con gusto y que puedan acompañar a otros en su camino lector. Este será el trabajo del Plan Nacional de Lecturas en conjunto con todos los planes de las provincias.
--¿Cuántos libros serán distribuidos en las escuelas?
--No voy a poder decir eso ahora, pero los libros tienen que estar a mano. En estos cuatro años sin libros, los libros que estaban en las escuelas se cuidaban y se guardaban por temor a que se perdieran y no se pudieran reponer. Tiene que haber muchos libros en las escuelas porque no a todos nos enganchan las mismas lecturas; entonces hay que tirar la línea muchas veces en un aula o en un grupo de gente hasta que cada quien encuentre la experiencia de lectura que lo mueva a seguir leyendo. Además no sucede una sola vez; hay que hacerlo muchas veces porque hacerlo una sola vez no tiene ningún efecto. Hacer un día de lecturas sirve para poner el tema en agenda, pero no forma lectores. La formación de lectores se hace en las aulas con estrategias de enseñanza de la lectura literaria para que podamos también, a medida que vamos conociendo el truco, generar más placer y disfrute de las lecturas compartidas.
--¿Cuál será la primera iniciativa a implementar como coordinadora del Plan Nacional de Lecturas?
--Hay cosas de superficie y cosas que no se van a notar tanto. De superficie, estuvimos pensando encuentros de lectura en distintos lugares del país en las vacaciones para acompañar los ratos de ocio de la gente. Pero no vamos a trabajar con la lógica del evento. Lo importante en estos días es terminar de definir la estructura y los acuerdos con las otras áreas del ministerio porque la lectura es transversal a todo el sistema educativo. Si queremos formar comunidades de lectores en todas las escuelas eso incluye las escuelas en las cárceles y las escuelas con necesidades especiales; con todos llegaremos a acuerdos para generar instancias de formación para los mediados. Será un verano de acuerdos, de diseño y de preparación de los primeros materiales para en febrero empezar a trabajar con los equipos de los planes provinciales. Ellos son los que van a ejecutar toda esta política en el territorio. Desde aquí vamos a facilitar la llegada de los especialistas que vayan requiriendo, los encuentros con escritores en las escuelas y en las bibliotecas. La idea es que la red de mediadores trascienda las gestiones.
--Cuando las clases comiencen en 2020, ¿habrá libros del Plan Nacional de Lecturas en las escuelas?
--Se va a hacer una reedición de las antologías “Leer por leer”. Tenemos una base de lecturas para compartir que los docentes pueden tomar o no. Esas reediciones se podrían hacer con Eudeba o con alguna editorial del Estado, que permita tiradas masivas y económicas hasta que todo el proceso de compra se pueda licitar y seleccionar, porque son los propios especialistas de las provincias los que hacen esa selección y esos especialistas no tienen que ver con el mundo editorial, para que no haya intereses comerciales en juego en la selección de los materiales.