El ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Solá, hará su primer viaje oficial como canciller a México, un país con el que --en un contexto regional de derechas-- el presidente Alberto Fernández busca mantener una relación privilegiada, algo a lo que viene siendo receptivo el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Solá llegará a México el 8 de enero para participar de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), a la que ambos gobiernos buscan reflotar luego de la connivencia de la OEA con el golpe en Bolivia, al igual que otras instancias regionales como la Unasur.

México es uno de los pocos gobiernos de centroizquierda en un contexto regional que va de los gobierno de facto, como el de Jeannine Añez, a los de ultraderecha, como el de Jair Mesias Bolsonaro en Brasil. Por eso, Fernández le dedicó su primer viaje como presidente electo. Fue una visita que fue recibida con todos los honores del Estado lo que, más allá de los formalismos, marcó la importancia que le dan en el país del norte a retomar los vínculos con la Argentina, no sólo desde el vínculo político, sino también comercial. De hecho, el viaje de Fernández incluyó una buena cantidad de reuniones con empresarios, entre ellos Carlos Slim. 

En esa línea, Solá viajará para reforzar la relación y participar del encuentro de la CELAC. Luego tiene previsto ir a Brasil para una reunión con su par de ese país, Ernesto Araújo. Pese al mal comienzo con Bolsonaro, la relación comercial con Brasil es esencial para la Argentina y así lo entienden en el actual Gobierno. El encuentro con Araujo se hace por invitación de él, luego de una serie de conversaciones con Solá. "La agenda del encuentro incluirá temas de la relación bilateral y de la región, al igual que cuestiones del Mercosur", indicaron en Cancillería argentina. "La relación entre Argentina y Brasil es entre dos países hermanos que históricamente han sostenido relaciones comerciales, culturales y políticas fructíferas", había dicho Solá luego de hablar con Araújo la semana pasada. Los ministros "coincidieron en la necesidad de darle importancia a la participación de los sectores privados en las negociaciones comerciales entre ambos países y en potenciar al Mercosur como un espacio que debe seguir siendo primordial", se agregó en el texto difundido.

Bolsonaro comenzó su relación con Alberto Fernández diciendo que podía llegar a pedir sancionar a la Argentina con la expulsión del Mercosur si cambiaba las políticas de Mauricio Macri, entre otras declaraciones altisonantes. Pero luego de la asunción de Fernández, y tras el saludo de los Estados Unidos, Bolsonaro comenzó a bajar el tono: de decir que no mandaría a nadie a la asunción terminó por enviar a su vicepresidente. El encuentro de Solá y Araujo es otro paso para normalizar las relaciones y discutir las diferencias comerciales que hay entre los distintos países y el rol que esperan para el bloque regional, dado que Bolsonaro buscaba una reforma integral del Mercosur -que Macri avalaba- y que permitía a sus países llegar a Tratados de Libre Comercio sin pasar por el bloque. En su última actividad internacional como presidente, Macri había viajado a Brasil a refrendar esas ideas. A Solá le toca desandar algunos de esos caminos que estaban consolidando los gobiernos de derecha.